Adios Valentín Pimstein

valentin pimstein 2017

Un pícaro y soñador productor

Ser productor significa que hay un presupuesto y se debe distribuir en las
diferentes áreas que conlleva todo el producto llamado telenovela. Las áreas son desde musicalización, elenco, directores, vestuario, escenografía, escritores, técnicos y un sinfín más. Le tiene que alcanzar el dinero. No se sabe si el producto ya al aire va a dar resultados. No hay varita mágica que al tocarlo, aquel se convierta en éxito. Es estar en todo, meterse con todos, lidiar con todos, mentarse la madre con todos; porque al final, el que da la cara y entrega cuentas, es el PRODUCTOR. No es fácil.

Valentín Pimstein recorrió la telenovela mexicana desde sus inicios. Productos como Gutierritos – que eran en vivo- fueron los carriles vacíos que había dejado el tren del cine mexicano melodramático a finales de los años 50 con películas protagonizadas por Pedro Infante, Marga López, María Félix, Jorge Negrete, Arturo de Córdova, Blanca Estela Pavón, Silvia Pinal, Pedro Armendáriz, los hermanos Soler y toda esa camada de estrellas, amos y señores del melodrama en blanco y negro.

La telenovela-melodrama era la continuación de ese mercado tan poderoso y que veía la luz a través de una pantalla chica soldada en gruesa madera y con largas patas para no caer completamente al suelo. La radio, con las fabulosas radionovelas, topaba con pared y ya se podían ver las caras, quién era quién. El melodrama tenía cara de mujer.

En 1964 pasaba a las 6 de la tarde por canal 2, San Martín de Porres con René Muñoz y seguía Sala de Emergencia con Bárbara Gil, Francisco Jambrina y Héctor Gómez en los estelares. Se anunciaba también Siempre Tuya de Estela Calderón y tenía los nombres de Maricruz Olivier y Pina Pellicer como protagonistas.

El melodrama en todo su esplendor de la época se encadenaba con La Sembradora, Rubí, María Isabel, La Duquesa, El Ídolo, El Corrido de Lupe Reyes, Anita de Montemar, Corona de Lágrimas, Un Ángel en el Fango, Aurelia, La Gata, Yesenia, e infinidad de títulos sin llegar todavía al mote “El Mago Pimsteín”, ni al sello que lo catapultaría eternamente.

Aún no florecía esa fórmula melodrama-comedia-farsa-fantasía que lo llevaría al éxito. Apenas se estaba dejando ver con Mundo de Juguete en 1974. Puede ser que lo haya intentado en anteriores historias.

Llegarían después La Venganza, Doménica Montero, Mamá Campanita, Rina, Barata de Primavera y Viviana entre otras, hasta llegar a ese tono que parecía era la fórmula de su éxito: Los Ricos También Lloran con Verónica Castro y Rogelio Guerra.

La fórmula empezaba a establecerse en Colorina con Lucía Méndez y Enrique Álvarez Félix, Sandra y Paulina con Jacqueline Andere y Julio Alemán, Soledad con Libertad Lamarque, J.J. Juez con Blanca Sánchez y Joaquín Cordero, El Hogar Que Yo Robé con Angélica María y Juan Ferrara o Vanessa con Lucía Méndez y Héctor Bonilla a principios de los 80.

Ya se había dado el “triángulo amoroso” con Inés Rodena y Carlos Romero para entonces. Los años pasaban y las madres perdían a sus hijos, personajes de subtramas vestían y se peinaban igual, los temas de entrada eran cantados por las protagonistas, los actores tenían casi la misma edad y ya eran madres y padres sin arruga alguna. La magia empezaba y al poderoso público le encantaba.

Y empezó lo inevitable: las telenovelas del corte “rosa” de los años 80. Llegaron Bianca Vidal, la infantil Chispita, Amalia Batista, Guadalupe, La Fiera, Principessa, Los Años Felices, Los Años Pasan, Vivir un Poco -quizá las mas controlada de todas en cuanto a tono-, Monte Calvario, Rosa Salvaje, Carrusel, Simplemente María, La Pícara Soñadora, Carrusel de las Américas -quizá también la menos exitosa de todas-, y la internacionales María Mercedes y Marimar que de un modo u otro, al lado de su hija Verónica Pimstein, llevaba todo su sello.

Valentín Pimstein trabajó para la audiencia sin miedo, sin que el qué dirán, sin temor a la crítica de los literatos de la época que no se cansaban de escupir y mentarle la madre a sus productos llamando a la televisión “la caja idiota”.

La telenovela de Valentín Pimstein no tuvo pretensión más que entretener con ficción. Se contaba una historia y se designaba el género para poder trabajar.

¿Qué lo separó de Televisa? ¿Qué le hizo a la empresa que lo vio nacer artística y creativamente y que lo hizo desaparecer de la escena telenovelera? ¿Fueron sus pseudónimos Valeria Phillips, Vivian Pestalozzi? A lo mejor no pasó nada y solo se levantaron falsos chimes.

Se rompió la última cadena en producción de telenovelas que sostenía a Televisa con el pasado, la otra era cadena era Ernesto Alonso.

Deja todo un legado. Aprendizaje, pasión, amor, determinación, coraje y decisión en toda una generación. Podrán o no gustar todas sus producciones.

Las hay con baches, algunas no arrancaron bien, otras no son las mejores, pero terminaron en los cuernos de la luna.

Vayan pues los aplausos y de pie para este hombre polémico, odiado, pero más amado por un gran, pero gran público en México y el mundo: VALENTÍN PIMSTEIN.

1 Comentario

  1. ? dice:

    De toda las novelas que mencionas yo solo he visto: Gutierritos(el final en un especial de televisa), Rosa salvaje, la picara soñadora, María Mercedes y marimar, el resto me gustaría verlas pero dudo que las pasen en tlnovelas.
    Por cierto ¿podrías en otra entrada hablar de cómo ha evolucionado la telenovela en cuanto a las tramas de las que hablan? Por ejemplo las novelas más antiguas no tocaban ciertos temas que ahora si se tocan

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