Aurora. Crítica semana de estreno.

Telenovela Aurora. Crítica semana de estreno
“Esta no es la imagen del cielo. Esta es la imagen de la vida eterna. Mi nombre es Aurora. Clínicamente estoy muerta, sin signos vitales, pero no fui enterrada, ni me pusieron en un nicho ni esparcieron mis cenizas en ningún mar. Estoy en una cápsula, con un frío que cala los huesos… mundo angustiante, solitario… llega profundo y no te abandona nunca. 196 grados bajo cero. Sí, estoy congelada.”
Con estas palabras dio inicio por Gala TV el primer capítulo de Aurora, historia original de Marcela Citterio, producida por Telemundo en 2010.
Teníamos la expectativa de una historia de acción o policiaca al estilo de Telemundo, sin embargo conforme observamos su desarrollo comprendimos que habría que evaluarla desde el punto de vista de lo kitsch.
Desde su cápsula de animación suspendida, Aurora (Sara Maldonado) nos narra los eventos que la condujeron a ese gélido rincón. Veinte años atrás, ella era bailarina en The School of Arts de Nueva York y una noche conoció a Lorenzo (Eugenio Siller) en un antro. (Nótese que Eugenio Siller con lentes de contacto oscuros hace el papel que en el presente interpreta Jorge Luis Pila). Los dos bailarines se enamoran a primera vista y después de un malentendido se besan «románticamente» en medio de la calle bajo la lluvia.
Ella tiene el papel protagónico de un montaje dancístico de La Bella Durmiente y él es maestro de baile. Cuando su amiga Vanessa (Vanessa Pose) sabotea la representación de la obra dándole unos polvos al bailarín principal, Lorenzo hábilmente logra sustituirlo pues… ¡coincidentemente se sabía toda la coreografía!.
Los millonarios padres de Aurora se oponen a la relación pero una noche ella logra escapar de la mansión y de alguna forma inexplicable… ¡ella entra al departamento de Lorenzo mientras él duerme rodeado de un camino de velas!¡ahora él es el Bello Durmiente! La pareja tiene una noche de pasión y ella queda embarazada.
Gracias a una trampa de Vanessa, Aurora y Lorenzo se separan sin que él sepa que será padre. El doctor Ponce de León (Braulio Castillo), experto en criogénica y padre de Aurora, la recluye en una cabaña para que nadie sepa de su embarazo. Ella da a luz a una niña a la que bautizan como Blanca, después muere y es congelada por su padre.
En el presente los padres de Aurora le hicieron creer a Blanca (Lisette Morelos) que ellos son sus padres y que la Aurora congelada es su hermana. Lorenzo (Jorge Luis Pila) se casó con Natalia (Sandra Destenave), otra vieja amiga de Aurora, y su hijo Martín (Eugenio Siller) es residente en la clínica de criogénica.
El doctor Ponce de León decide descongelar a Aurora de manera secreta y hace creer a Blanca, a Lorenzo y a toda la gente que… ¡la Aurora descongelada es hija de la Aurora congelada!
El arranque de esta historia tuvo un primer capítulo decepcionante. Escenas irrisorias como el beso bajo la lluvia y los números de baile, errores como la cápsula criogénica que se abre con un celular pegado con cinta Scotch en la pared y la noticia del congelamiento de Aurora en una revista de utilería con errores de impresión, fueron detalles de producción que pudieron haber sido cuidados.
Muchos errores de lógica deben ser pasados por alto y perdonados si se quiere entretener con esta historia. Por ejemplo: ¿cómo es que Aurora estaba muerta pero revivió después de que la descongelaron? ¿cómo es que Lorenzo puede entrar y salir de la superprotegida sala de cápsulas criogénicas? ¿cómo es que el antro donde se conocieron Lorenzo y Aurora sigue operando 20 años después?
Entre el grupo de actores sobresalen los de soporte como Aylín Mújica, Sandra Destenave e Ismael La Rosa.
A pesar de los fallidos primeros capítulos la historia se sostuvo con el descongelamiento de Aurora y la llegada de la villana Vanessa Miller (Aylín Mujica).
El morbo del cambio de la historia y de la protagonista en capítulos posteriores, el amor a la ciencia ficción o simplemente el ser fan de los actores son razones suficientes para continuar viendo esta telenovela que estuvo congelada cinco años antes de llegar a las pantallas mexicanas.
Imagen de la portada: The Stars Are Ours! de Andre Norton, 1954