Las trampas del amor

El productor Emilio Larrosa está de estreno con la telenovela Amores con Trampa, su nueva incursión en el género de la comedia.

Tras los pobres resultados de Libre para Amarte (2013), el productor seleccionó Somos los Carmona, una historia chilena que estuvo en los primeros lugares de audiencia.

Amores con Trampa es la historia de la familia Carmona, gente de pueblo que se hace millonaria después de que el gobierno expropia sus propiedades para construir una refinería. Con los bolsillos llenos los Carmona se mudan a una colonia muy exclusiva del Distrito Federal en donde las residencias comparten los jardines. Así conocen a la familia Velasco, cuyo patriarca está al borde de la ruina y planea utilizar el dinero de los rancheros para salvar su empresa. Los destinos de los miembros de estas dos familias tan distintas se verán unidas por toda una gama de sentimientos predominando al final el amor.

Si bien no hay nada nuevo en su premisa, el mérito de Amores con Trampa está en renovar una vieja idea y apoyarla por un maravilloso reparto principal.

A lo largo de esta telenovela veremos los mismos clichés de siempre de las historias que presentan el choque entre dos mundos: el de la gente de rancho y el de la gente de la ciudad. Discriminación a los rancheros, exceso de frivolidad en el mundo urbano y la inevitable atracción entre ambas partes es una fórmula ya probada. Lo que puede rescatarla es el carisma de su elenco y la mesura de sus escritores.

En la primera semana no se mostraron los créditos de entrada pero vimos desde el nacimiento de una vaca hasta un reventón de chicos fresas. La mayoría de las escenas fueron grabadas en locaciones lo cual le brinda más dinamismo y frescura a las imágenes.

Se percibe la falta de experiencia en algunos miembros del elenco juvenil pero esperamos muestren más naturalidad y menos nervios en los próximos capítulos.

El insoportable remate con sonido de trompeta en cada chiste es uno de los sellos de Larrosa y en Amores con Trampa no podía faltar. Debe ser una labor titánica del musicalizador estar insertando ese sonido en el momento preciso de cada albur o situación cómica.

Entre las caras nuevas llama la atención el pequeño Rubén López quien interpreta a Jacinto Carmona. El niño jugó con los animales, bailó y hasta sufrió de bullying en su primer semana de actuación.

Don Ignacio López Tarso brinda una actuación memorable como don Porfirio, un anciano caliente, coqueto y olvidadizo.

Ernesto Laguardia muestra una faceta diferente en su carrera de actor como un ejecutivo al borde de la ruina que por amor a su familia (y al dinero) podría ser capaz de todo.

Lo mejor de la telenovela son sencillamente Eduardo Yáñez e Itatí Cantoral.

Yáñez como Facundo Carmona, “el Piporro” del siglo XXI, un hombre neto, luchón y pecho pa’lante, encontró por fin un papel en donde puede explotar realmente su lado cómico. Si causaba risa en telenovelas “serias” como Corazón Salvaje y Amores Verdaderos, ahora que está en una comedia será un hit.

Itatí Cantoral imprime su valioso sello en el personaje de la ex millonaria Isabel de Velasco. Qué placer verla llenar los zapatos de esa mujer que aunque solo piensa en comprar, comprar y comprar también se preocupa por su familia.

Si piensas que ver esta telenovela es una trampa, por las actuaciones de la Cantoral, Yáñez, Laguardia y López Tarso bien vale caer en ella.