Simplemente María, ¿valió la pena?

Un producto que no debe salir del país
El viernes 29 de abril de 2016 se transmitió el penúltimo capítulo de la telenovela Simplemente María y se va con ella una tradición: las telenovelas de las 4 y 5 de la tarde.
Tantos años se encendió el televisor en ese horario que parece ser ya terminó. En ese espacio pasaron tantas maravillosas telenovelas como La Mentira, Días sin Luna, Ángeles Blancos, La Sucesora, Amor Ajeno, Chispita, La Pobre Señorita Limantour, la misma Simplemente María de 1989, Las Grandes Aguas, Abandonada, El Ángel Caído, Cautiva, El Niño Que Vino del Mar, El Abuelo y Yo, Ángeles sin Paraíso, Pobre Juventud, El Cristal Empañado, Yo No Creo en los Hombres y tantas, pero tantas más.
(Spoilers) ¡Pero qué risa con su gran final! Un niño de 7 años (Patricio de la Garza) resolvió (casi) todo el problema de la hija perdida de la pobre señora diseñadora. El niño realizó una odisea. Le pidió a un amigo que lo llevara en su taxi al hospital donde estaba la protagonista. Antes de entrar, vio a la villana enfundada en una pañoleta floreada para que nadie la reconociera y le pidió a su amigo el taxista, que lo sacó de la casa hogar a donde pertenecía el niño, que persiguiera el carro donde iba la archivillana con cara marcada por navajazo. Dieron con ella y llegaron a una vecindad. El niño entró y vio a la bebé en una cuna a medio patio donde solo vivía la mujer que la cuidaba porque se ahorraron a los extras que pasaron a segundo plano. El chamaquito detective entró al hospital burlando toda la vigilancia y le dijo a María (Claudia Álvarez) que un poli lo dejó entrar. No se sabe cómo, pero dio con el cuarto de la herida María. Al ratito, la villana se puso una bata de doctor que le dio la gente de vestuario y entró al hospital sin mayor problema directo al cuarto de la protagonista a la cual momentos antes quiso electrocutar. La protagonista y el niño héroe se fueron en chinga con los polis y rescataron a la niña. Para rematar el cuadro, no podía faltar el argumento viejísimo desde los tiempos de Yesenia cuando el enigma de los hijos perdidos se resolvió con dos medallas idénticas. Ahhhh y se me olvidaba, para que se diga y bien que es copia de la copia de tal copia, se copiaron a la niña tipo exorcista que está en los pensamientos de la villana Vanessa (Arleth Terán).


Y salió la palabra FIN de la telenovela Simplemente María versión 2015-16, producción de Ignacio Sada Madero, original de Celia Alcántara, adaptación de Gabriela Ortigoza, Alejandro Orive y Ricardo Tejeda.
Lo que no fue bueno es la adaptación. Muy anacrónica, muy vieja, muy polvosa, sin riesgo de aventarse el tiro de mostrar el problema de los maestros, el problema de nuestros indígenas, del racismo. Se lavaron las manos sus creadores y se sentaron a esperar, con las piernas cruzadas y tomando café con galletitas a ver sí gustaba o no.
Esta era la gran oportunidad de Televisa de demostrar que el melodrama clásico seguía vivo… Debe haber otros melodramas clásicos actuales, debe haber… Con lo anterior no hay actualidad ni tampoco pueden competir por ganarse un mercado. Y todavía se preguntan, ¿por qué se nos fue el público?
Nada nuevo bajo el sol. No hay riesgo. Y tenían todo para cambiar situaciones. El recurso literario se quedó en lo de siempre. Le pusieron antecedentes a la historia. Una muchacha pueblerina llamada María se hace cargo de cuatro hermanos y un padre en la pobreza del campo. Un ranchero enamorado le dice a la María que la quiere llevar a la milpa a hacer “cosas” y la muchacha se muerde el rebozo, no de ganas, porque esas no le faltaban, si no que los iban a ver y luego el chisme se iba a correr. No, no es cierto.
El ranchero sí andaba enamorado, pero la muy simple dijo que no y corrió a la ciudad a refugiarse con una amiga llamada Pina (Michelle Ramaglia). Y así es como la sacaron del campo para hacerla diferente a la versión de 1989.
¿Y por qué no la sacaron a pelear con el gobierno por sus tierras? ¿Por qué no una protagonista ancestral, indígena, no fue mostrada como guerrera que luchaba por los suyos? Y ya en el camino, el destino le tuviera reservada una sorpresa: encontraría el amor. Ese sería el punto que la obligaría a dejar de lado su cometido, su lucha. Después, ya famosa y con dinero retomar el camino.
Pero no fue así. ¿Por qué sí tenían al coprotagonista Cristóbal (Ferdinando Valencia) de profesión maestro no lo actualizaron con lo que está pasando en el país? ¿Por qué no lo llevaron a luchar por sus derechos, a pelear en huelgas, a mentarse la madre con los granaderos y llevado preso por subversivo? ¿Por qué no se arriesgaron?
Prefirieron llevársela tranquila a que triunfara en la rancherías y pueblos mexicanos. ¿Adaptación? ¿Cuál adaptación…libre?
Claro que se podía contar la misma historia, pero actual, y entonces ahorita la estuviéramos adorando y llorando con ella, porque se levantó las enaguas, se echó para atrás las trenzas y salió una guerrera.
Como nada de esto pasó, nos tuvimos que chutar diálogos como “señora, la busca la señora Beatriz de los Ángeles y Ángeles de Limantour” o “Niña, ya está su desayuno” y la tal niña es una casi cuarentona que ya probó hombre o sea Vanessa.
Puras incoherencias, tonterías que nada aportaron al melodrama, a ese género rosa clásico que con toda razón, la gente lo está pisando más que nunca. Por estar de boca cerrada, por seguir lineamientos estúpidos.
Hubo un momento que ya no se sabía sí era original de Celia Alcántara o Yolanda Vargas Dulché pues le copiaron muchas cosas que pasaron en María Isabel.
Llegó a no tener ni pies ni cabeza. Metieron a unos rancheros del norte que les gustaba la música y uno de ellos era gay y luego que siempre no. Pasaron 20 años y seguían hablando igual, en el cliché actoral del “ajua, huerco”. También de risa loca sacar a la niña exorcista que le hablaba a la villana y le ordenaba hacer maldades.
No tuvimos protagonista fuerte, luchona, sino a una mujer que caía redondita ante los besos del mequetrefe Alejandro (José Ron) que no tenía los suficientes para enfrentarse a la familia por ella.


Sí hubiéramos tenido a dos héroes que se partieran la madre por la protagonista, entonces como público, estaríamos tronándonos los dedos por saber la decisión de la protagonista.
Pero nada de esto pasó y prefirieron el falso suspenso muy utilizado recientemente en Yo No Creo en los Hombres, Lo Que La Vida Me Robó, Antes Muerta Que Lichita y mil más. Pusieron a Cristóbal en peligro y la escena siguiente, fuera de toma, con la protagonista a cuadro, para suspenso inmediato y hacer paneo de cámara y entonces sí, a cuadro la carota del que estaba con tremendo balazo, ya sin nada y listo a casarse.
No fue un éxito esta versión de Simplemente María. Antes del apagón tenía 13 puntos de rating. Después ya no se supo.
Dejando de lado la bulla de que Claudia Álvarez fue impuesta en el personaje, el trabajo de las maquillistas y caracterización fue excelente. Eso hay que aplaudirlo y de pie.
Es verdad que Claudia estaba totalmente fuera de casting, pero viéndola bien, físicamente se acercaba al personaje. Tiene ciertas características físicas que le ayudaron a parecerse a nuestras mujeres indígenas. Dientes grandes, su frente y su tez morena. Su trabajo no estuvo mal, se esperaba lo peor, pero cumplió. Hizo lo que tenía que hacer, y no más.
Hay que pararse para aplaudir a Ana Martín, Humberto Elizondo, Norma Herrera, Héctor Sáenz, Norma Lazareno y Mónica Sánchez Navarro que trabajaron muy dignamente.
Ni fu ni fa el trabajo de Eleazar Gómez. Luego duda uno sí es actor de verdad.
Estuvieron en el elenco Beatriz Moreno, Carlos Bonavides, Claudia Ortega, Silvia Manríquez, Roberto Blandón, Marcelo Córdoba, Javier Ruán, Lilia Aragón y Zaide Silvia Gutiérrez.
Debe existir el melodrama rosa clásico que muestre otra manera de presentarlo, de contar una historia, de otro guion y sin perder los elementos del género. Debe existir por ahí…
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Me llama la atención que no mencionen a José Ron en las listas de nombres de los actores participantes a pesar de que él tuvo una actuación importante y contribuyó grandemente a mantener el rating con la gran mayoría de televidentes que lo seguían a el.
¿Y en serio crees que al gobierno mexicano le interese retractar la situación del país en una telenovela?, si Televisa no lo hizo simplemente fue por temor de no entrar en pleito, en todos los países actualmente es así, hay que quedarse callados y más nada, el que robó, robó, el que mató, mató, nadie vio nada, todo sigue igual, la vida sigue, no sé muy bien en que se enfocaba la telenovela con respecto a los maestros, pero en fin. No creo que sea obligación de Televisa esmerarse en situaciones actuales del país.
Pues a mi me gusto de principio a fin. Vanessa sin duda lo mejor de la novela.
O se es telenovela rosa o telenovela realista y política. No se puede estar con Dios y con el diablo. Lo siento
Lo único peor que esa telenovela, es este artículo absurdo y carente de fondo. Se nota que no ha tocado un set de filmación ni para ir a llevar un pedido a domicilio…