¿Cómo va El Hotel de los Secretos en su novena semana?
Deja bocas abiertas
¡Qué bien va El Hotel de los Secretos! A su ritmo, a su tono, utilizan en cada capítulo el elemento sorpresa y deja bocas abiertas.
Ahorita estuviéramos llorando con la tragedia de la mucama Belén (Ilse Salas) pues tuvo gemelos. La enferma Sofía (Dominika Paleta) le arrojó todas las cobijas al inocente bebé comprado a Belén y lo asfixió. Los villanos movieron las manos y le robaron al vivo. ¡Tremendo drama!
Pero resulta que la mucama fue amante del villano don Diego (Jorge Poza), vendió a su bebé desde el vientre a los villanos, puso una hierba maliciosa en un té para la “artista” del putero y la jovencita abortó. Fingió un amor hacia el bueno de Andrés (Carlos Rivera) y lo mangoneó a su antojo. La carta tan llevada desde el principio cayó en sus manos y se dio cuenta que el ingenuo y dulce Andrés, es hijo del general Alarcón, dueño del Gran Hotel. Lo cual quiere decir, que es millonario y lo empezó a querer, ambiciosamente, más.
¿Cómo lloramos con un personaje tan malvado que está sufriendo mucho y lleva a su bebé muerto en brazos?
Las subtramas de esta producción acaparan la atención. Hay triángulo amoroso con la llegada de la puta mayor (Claudia Ramírez) al hotel con su séquito de gatúbelas en busca del protagonista, pues ella lo cree suyo. La trama principal no se mueve bien. Parecen adolescentes.
La sorpresa de la semana fue Benjamín (Luis Couturier) ¿qué esconde? El hombre que checa los horarios de los trabajadores del hotel ¡guarda secretos!
Tienen muy estupendamente bien marcado el vestuario, peinados, maquillajes, utilería, ambientación y arte en la época porfiriana, pero no así los sucesos ni el machismo de la época. Ese hotel parece muy moderno en cuanto a ambiente interior. Los empleados están muy modernos y no es normal, la época no lo permite. Es 1907.
No se ve la revuelta mexicana. Faltan tres años para que explote la revolución y no hay ningún mexicano con machete en mano. Se supone que están muy cerca de la capital. Tienen que ir más allá con los protagonistas. Urge enfrentamientos entre la pareja protagónica. Ya debe saberse la identidad del camarero llorón para que circule.
Tiene cosas muy buenas El Hotel de los Secretos, pero se duermen como camarones.
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