Lo bueno y lo malo de Un Camino Hacia el Destino

Lo malo

No se entendieron guionistas, directores de escena y directores de cámaras. Hicieron de la telenovela una comedia involuntaria. Malas formas de leer un guion y no hacerle caso. Aquí también entra la responsabilidad de la señora productora Nathalie Lartilleux.

El público sí entiende cuando le vas a contar una historia de pasado y debes utilizar a personajes de 18 años no de 50 en tus dos primeros capítulos. Al contrario, el trabajo es hacer un buen casting y crear atmósfera de pasado. Pero siguen pensando que no lo va a entender el público. Lo único que lograron fue ensuciarla y por supuesto, sacar risas.

Horacio Pancheri solo fue galán. No tiene todavía las bases para crear un personaje. René Strickler ya es viejo en el negocio. Es extraño que tenga tanto tiempo trabajando en telenovelas y buenas como Alguna Vez Tendremos Alas (1997), El Privilegio de Amar (1998), Ramona (2000), y por supuesto, Para Volver a Amar y no logre conmover ni darse a odiar.

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Todos los villanos se volvieron buenos, buenos. Dejaron a Luis (René Strickler) como único villano y el actor no es suficiente. Los personajes de Ana Patricia Rojo y Manuel Landeta daban para más. Los mostraron ambiciosos, pedantes, altaneros y ruines al principio, después los fueron redimiendo y la coherencia se perdió. Claro que los personajes se redimen, claro que pueden cambiar, pero en melodrama clásico esos personajes malsanos, no dejarán que los protagonistas sean felices porque ellos les hicieron algo, les estorbaron, algo hicieron para que fueran odiados hasta el final.

Ya le hace falta un buen personaje a Ana Patricia Rojo que la ponga a trabajar. De niña hizo cine, Veneno para las Hadas (1984) es prueba de ello. El Maleficio (1983), Dulce Desafío (1988) y Un Rostro en mi Pasado (1989) son trabajos muy buenos. Se instaló en actriz cacle-cacle. Sería bueno verle un personaje.

En desperdicio total Rocío Banquells cuando ella es una de las reinas villanas de las telenovelas.

Todo es experiencia. Nunca se termina de aprender. Un Camino Hacia el Destino no es la excepción. Cuán importante es trabajar en equipo.

Lo bueno

La productora lleva el rumbo del melodrama clásico y lo defiende a capa y espada. ¿Quién dijo que no gusta? ¿Quién dijo que las series pueden acabar con él?

El trabajo de Gustavo Rojo, primer actor, primera figura. Logró escenas muy tiernas y tristes con su personaje de un enfermo de Alzheimer.

Lisette Morelos regresó a Televisa instalada en actriz. Muy contenida, pensaba los textos, pocas veces soltó gritos para hacer creer que estaba dolida o estremecer falsamente.

Ciertas subtramas se mantuvieron debajo de la principal, no eran lo suficientemente poderosas para interesar más, aunque hubo una, la de Camila (Aranza Carreiro) quien cambió su personalidad y buscó su propio castigo por haber acusado a su mejor amiga Luisa Fernanda (Paulina Goto) ante las autoridades. Andaba como niña de la calle.

Bien el trabajo de Jorge Aravena, Eugenia Cauduro y Agustín Arana. Cumplieron.

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Candela Márquez estaba lista para ser una gran villana, la enemiga número uno de la protagonista, pero no le ayudó el guion, su historia acabó muy por debajo.

Los guionistas María Antonieta ‘Calú’ Gutiérrez y Anthony Martínez mantuvieron siempre en primer término de la historia a los protagonistas Luisa Fernanda y Carlos (Horacio Pancheri). Eso es bueno en una telenovela, pero tampoco se logró que las historias alternas despertaran un gran interés.

Tuvieron a dos actrices que saben hacer en escena otras cosas, otra manera de trabajar, como Patricia Reyes Spíndola y Arcelia Ramírez. Ellas dieron categoría la telenovela.

Paulina Goto trabajó hasta donde le da su experiencia juvenil. No más, no menos.

La pareja protagónica

Se llaman Luisa Fernanda y Carlos. Sostienen toda la trama, todos los demás personajes giran en torno a ellos. La historia los pone en primer término. Eso es algo que las telenovelas del melodrama clásico tienen en su mayoría, no dejan que su pareja protagónica se caiga. Ella es más interesante que él. Estudia, fue hija despreciada por sus padres. Su papá postizo la cuidó y la protegió siempre. Le gusta la música, el violín. Fue a dar a dar a la cárcel acusada por su propio padre y dio a luz dentro de ella. A él no le ayudó el libreto. Es doctor pero no pasó de ahí. Tuvieron problemas los personajes. Sobre todo ella. La historia le vino bien a Luisa Fernanda. Carlos era enredado por una villana cacletona que lo emborrachaba y le hacía creer que estaba embarazada. Ya había pasado eso antes en muchas historias. En nivel actoral, Paulina Goto creció mucho. Le entendió a su personaje. Horacio Pancheri fue lanzado a la guerra protagónica sin fusil. Traía un par de telenovelas antes, pero no le fue suficiente. En general, la pareja gustó a su público.

Y por último, VIVA EL MELODRAMA CLÁSICO. Se puede hacer telenovelas de esta línea y gustar a la gente, a la audiencia que aún vibra porque sus protagonistas luchen y sufran durante más de 100 capítulos y al final, logren la felicidad.

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