Lo malo de El Hotel de los Secretos

Quedó olvidada a mitad del camino
Televisa lanzó una extensiva publicidad previo a su estreno en El Canal de las Estrellas. Los spots anunciándola pasaban cada dos o tres minutos, incluso el logo de El Canal de las Estrellas llegó a cambiar al nombre de la teleserie. Pero con el paso del tiempo el nivel de publicidad fue bajando.
No fue un éxito a nivel de audiencia, según se cuenta. Es una lástima que el público de Televisa no la haya aceptado como se merecía. Las razones pueden ser muchas. En 1986 Televisa ya había intentado hacer series y captar un público masculino que prefería las series de canal 5 en lugar de las telenovelas de canal 2. Se hicieron dos o tres y ahí quedó.
En la actualidad Netflix y otras plataformas acapararon mucho público ofreciéndoles las mejores series y películas. Televisa hizo lo propio ante el boom y sacó El Hotel de los Secretos estrenándola en Univisión al público latino.
Toda esa publicidad apabullante del inicio no se vio en su recta final. Se notó un cierto abandono. Lo más seguro es que fuera por sus números de rating.
La audiencia siempre será muy impredecible y el público que sigue a Televisa sabe que no es buena haciendo series, telenovelas sí. Quién sabe que pasé más adelante, porque vienen más proyectos con ese formato.
También es verdad que el público de la empresa se ha ido, que ha dejado de mirarlos, que han influido muchas cosas, ya sea una postura alineada con el gobierno, censura a temas, falta de calidad en los libretos o las plataformas mencionadas. Hay que ser tolerante y cambiante, hablar pero también aprender a escuchar. En fin, para mesa de análisis.
El Hotel de los Secretos fue el producto que abrió brecha y veremos cómo se mueven los controles en las manos de la audiencia con los nuevos productos.
El gran protagonista fue el Hotel, sin él no habría sucedido nada, entonces la trama del coprotagonista Julio Olmedo (Erick Elías) quedó solucionada a la mitad de la historia. Llegó, se infiltró, descubrió que su hermana no estaba muerta, cumplió su objetivo y se volvió patiño de Isabel (Irene Azuela).
Tuvo errores de edición que saltaron a la vista. Lo que parecía que los personajes harían por lógica, se perdía en escenas fuera de secuencia, de orden.
Manejaron un 90% de locaciones entre la ubicación del Hotel y el pueblo. Pocas veces salieron a la ciudad de México. Solo Belén (Ilse Salas), Andrés (Carlos Rivera) y Alfredo (Alejandro de la Madrid) se alejaron del Hotel. El campo es esplendoroso, la fotografía tiene el lente listo para lograr magnificas tomas, pero siempre se desarrolló ahí, se diluyó el impacto.
Ángela (Daniela Romo) llevaba los puños de sus manos pegadas al vientre casi siempre. Era su forma de callar su impotencia y su dolor ante la familia Alarcón. Se le llama signo psicofísico. Es algo que el personaje tiene y por lo cual se identifica, algo externo, pero que tiene que ver con su personalidad, con sus miedos o fracasos, o algo que los hace sentir seguros. Hubiera estado genial una toma final a sus manos y de cómo soltó la postura cuando todo acabó, cuando sacó los colchones viejos y dejó que el viento se llevara los olores, como señal de que las preocupaciones y las presiones habían terminado.
Algunos textos rompieron con la ambientación. La historia se ubicaba en 1907 en un México viejo, México revolucionario. Llegaron a estar muy actuales. Melibea (Claudia Ríos) estaba instalada en matrona de la Merced.
En la creación del suspenso por el asesinato de Cristina Olmedo (Ximena Herrera) llegaba a haber confusión, cierto enredo que desconcertaba al público. Se usaron varios flashbacks cuando los personajes alteraron la verdad, creando caos.
La subtrama del General Ballesteros (Eduardo Liñán) y sus hijas Mercedes y Eugenia (Bárbara Singer y Sofía Castro) no aportó realmente mucho. Le servía al personaje de Felipe Alarcón (Pablo Cruz Guerrero) pero sin mayor trascendencia. Se fue sin mayor problema.
¿Se dejaría claro en algún diálogo a qué iba la gente de la alta sociedad y se hospedaba en un Hotel en pleno campo? ¿Había aguas termales? ¿Estaban enfermos y necesitaban aire fresco? ¿Por qué se arriesgaban a salir de la ciudad de México en pleno movimiento revolucionario? ¿Qué tan lejos quedaba el Hotel de la capital?
La forma en que simularon la muerte de Andrés y la treta que se armó para hacer creer que lo fusilaron fue muy inverosímil. Increíble que los jefes de la policía, los generales, no se dieran cuenta que los soldados que disparaban no eran de su cuartel. La forma en que Ángela colocó la sangre en el cuerpo de su hijo, etc.
Se hizo un juicio en el penúltimo capítulo que salió sin explicación alguna. Los personajes se volvieron abogados, jueces, acusadores, defensores. El talento de los actores salvó la escena.
Qué lástima que no sea un original de guionistas mexicanos.
Se fue El Hotel de los Secretos y siempre al final de hace un balance. Lo bueno y lo malo. Todo es experiencia.
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«Ángela (Daniela Romo) llevaba los puños de sus manos pegadas al vientre casi siempre. Esa era la forma de callar su impotencia y dolor ante la familia Alarcón. Se le llama signo psicofísico. Es algo que el personaje tiene y por lo cual se identifica, algo externo, pero que tiene que ver con su personalidad, con sus miedos o fracasos, o algo que los hace sentir seguros. Hubiera sido genial hacer una toma final a sus manos y ver cómo soltó la postura cuando todo acabó y sacó los colchones viejos, dejando que el viento se llevara los olores, como señal de que las preocupaciones y las presiones habían terminado.»
Por cierto, El hotel de los Secretos, dentro de la trama, se situaba en un lugar en medio de la heroica Puebla de Zaragoza y la Ciudad de México.