¿Hace falta Carlos Romero en la telenovela mexicana?

Ya no los hacen como antes
Trabajó como adaptador y haciendo originales de la mano de Valentín Pimstein e Inés Rodena logrando hacer en Televisa las telenovelas más exitosas de su historia. De él son la segunda parte de Los Ricos También Lloran (1979), Bianca Vidal (1982), Rosa Salvaje (1987), La Pobre Señorita Limantour (1987), El Hogar Que Yo Robé (1981), Vivir un Poco (1985), Monte Calvario (1986), Marimar (1994), Principessa (1984), Simplemente María (1989), María la del Barrio (1995), Corazón Indomable (2013), Amalia Batista (1983) y La Usurpadora (1998) entre muchas otras.
Todas estas telenovelas fueron un éxito y parteaguas para los escritores que dijeron que se podía hacer otra cosa con la telenovela. Con ellas se introdujeron otros diálogos, otros libretos, otra estructura.
Carlos Romero hizo que sus telenovelas heredaran público a las de Carlos Olmos y Jesús Calzada. Las plumas no se comparan de ninguna manera pero la telenovela como género llegó a equilibrarse. El público que sabía de la calidad de Tal Como Somos y la magia de Rosa Salvaje, ambas de 1987, puso la balanza en su nivel justo. Ya no están al aire ninguno de los dos y… ¿qué es de la telenovela ahora? Es verdad que han surgido nuevas plumas, talentos diamantes, pero no sabemos qué piensan porque siempre desarrollan sobre la base de un guion ya trabajado.
Es recurrente el reclamo de que hacen falta nuevos escritores con un sentido innovador del melodrama pero los nuevos escritores ahí están. Sí leen los créditos de los productos, mucha de la gente que hace la adaptación, edición literaria y todo el equipo dramatúrgico en conjunto, son nuevos. El problema es que no confían en ellos, confían más en el talento extranjero.
Hay quienes piensan que ya no hay ganas de hacer calidad pero sí hay calidad en producción. Ahí están El Hotel de los Secretos, Yago, Mujeres de Negro, Yo No Creo en los Hombres, El Color de la Pasión y varias más. Pero se fue la audiencia. Algo pasó.
¿Dónde está todo ese público que se fue de la telenovela? ¿Anda de vacaciones? ¿Está esperando que le den lo que pide a gritos?
No sé si en los focus groups lancen la pregunta de “¿Por qué dejaste de ver las telenovelas?” También creo que falta amor, magia, pasión y entrega que sí tenía la vieja camada. En cuestión de programas de televisión siempre se ha sabido que son un producto que se vende al mejor postor.
Tal vez en aquellos años el público era más inocente y aceptaba más fácilmente cosas que ahora a cualquiera le parecen ridículas como la deshonra de una mujer porque se entrega a un hombre o que uno de los rasgos negativos de la villana sea que le gustara divertirse e irse de antro y tuviera que morir con una innombrable enfermedad incurable. También solía suceder que un personaje tenía una prueba contundente para hundir al villano y que nunca se decía que era y solo era una hoja. Así como lo comentan mis lectores, esas situaciones en estos tiempos ya no encajan.
Otro punto de vista propone dos factores de la decadencia actual de las telenovelas. Uno es que al público de ahora ya no le interesa mucho ver estos productos. El otro factor es que a la gente que sí ve telenovelas ya no le interesan las de ahora porque no les interesa ver a artistas como Ana Brenda Contreras, Angelique Boyer, Maite Perroni, Ariadne Díaz, etc. Existe la idea de que ellas están bien para una o dos novelas pero no más. No generan suficiente interés como las grandes figuras telenoveleras de otras décadas.
¿Le hará falta a la telenovela mexicana un Carlos Romero?
Yo creo que falta encontrar temas actuales que impacten al público como por ejemplo en soñadoras se hablaba de las drogas, en al filo de la muerte se hablaba del sida en una época donde todavía era una enfermedad impactante, yo creo que se deberían abordar esos temas actuales pero sin querer hacerse los chistosos, o sea no es lo mismo por ejemplo Valeria y Maximiliano que tocaba el tema actual ( en su momento) de la caída de la bolsa de valores y de la violacion (que sufre la amiga de Valeria ) donde si se fijan todo es serio, serio serio mientras que en sueño de amor por ejemplo se hablaba del Cancer que es un tema muy actual pero parecía que lo hacían como burla porque ponían a Betty llorando por su enfermedad y la siguiente escena era de «risa» y luego otra vez y otra vez y otra vez
También faltan buenos productores que den ideas pero no se metan de escritores, por ejemplo Emilio Larrosa fue un productor que se atrevía a hacer cosas que la gente pensaba que no iban a funcionar y se volvían éxitos! Como cuando produjo el camino secreto en una época donde duplicar a un actor era súper difícil o en 2M1C donde metió a erik Estrada que apenas y sabía hablar español y fue un éxito ! Pero parece que el señor se quedo estancado en los noventas y sus últimas novelas no han sido tan exitosas (las originales)
Yo pienso que no debe ser tan difícil pensar en algún tema y lanzar la idea al aire para que junto con otras personas se puedan hilar varios temas en una telenovela y hacerla de gran impacto
Ojalá hicieran un concurso para buscar nuevos escritores, quién sabe quizás entre ellos este alguien que logre salvar a la empresa y ya se dejen de hacer refritos de cosas que vimos hace 5 años …..cof cof lo imperdonable cof cof…
Y que le den descanso a los productores como salvador Mejía y Juan Osorio y dejen a productores nuevos hacer cosas nuevas
Hay tantas historias por contar y se ciclan. Los nuevos escritores necesitan ser jóvenes apasionados de las telenovelas y que dejen de hacer híbridos para un público que ya está enganchado en otras plataformas.
Hace la falta telenovela rosa. Eliminar las novelas de la tarde fue el peor error de Televisa. Ahi estan UCHED y Simplemente Maria, las hicieron con tres pesos y con argumentos viejisimos pero funcionaron. El publico de canal 2 no es el que ve netflix y eso no se cambia en un par de años. La gente se cansa de historias pretenciosas como Pasion y poder, El hotel de los secretos, Yago, Mujeres de negro. Ni tienen el romance y los elementos clasico de la telenovela, ni la calidad y agilidad que caracteriza a las series.
No digo que UCHED y SM sean ejemplo de calidad ni mucho menos que sea lo que «debiera» verse en pleno 2016 pero esas historias sencillas, sin pretencion siguen gustando por lo menos en los horarios vespertinos. De no ser taaaan lenta, Tres veces Ana seria un exito como lo fue Lo que la vida me robó.
El fracaso de malas telenovelas en el horario estelar y el surgimiento de otras plataformas llevaron a Televisa a pensar que la gente ya no quería seguir viendo telenovelas tradicionales. Si no hubieran existido productos tan m alos como La Tempestad, Hasta el Fin del Mundo, Lo Imperdonable y Pasión y Poder, tal vez seguiríamos viendo telenovelas tradicionales decentes en el horario estelar.
YA NO LES DAN LAS OPORTUNIDADES DE ANTES
Así titularía un artículo que abonara al tuyo que es muy interesante. Aquí van algunas aportaciones mías que intentan responder tus plateamientos.
BREVE ANTECEDENTE
Los escritores que refieres vienen precedidos por una televisión en la que, a pesar de la censura y los recursos técnicos limitados, se sabía nueva y que tenía que aprender de todo y que todo le era nuevo. Aunado a esto, sus pioneros, en las áreas creativas, eran por lo general, personas curtidas en el teatro, en el cine y con un amor intrísenco por la creación. Ello explica porqué el escritor, a pesar de que nunca tuvo la relevancia que su homólogo estadounidense o inglés sí tenía un peso y un nivel de influencia importante en la estructura de producción de la telenovela mexicana y latinoamericana, pero esto pronto cambió y no para bien.
CONTEXTO ACTUAL
La telenovela mexicana, particularmente la de Televisa, se dejó envejecer. Se creyeron el cuento de «somos los reyes del mundo» (que sí, alguna vez lo fueron y todavía gozan de ciertas prerrogativas del pasado que se agotan cada vez con más celeridad) y la vieja frase del Tigre Azcárraga de «el canal 2 se ve hasta con los televisores apagados», pero obedecía a un contexto determinado y a otra televisión.
Pensaron que el tiempo los iba a esperar y se creyeron dueños de él, no vieron la ebullición de nuevos actores en la producción, no sólo en Latinoamérica sino en otras partes del mundo y pensaron que el público los iba a esperar. Todo esto se agravó por la alianza política de Televisa en 2012. Fue la estocada a una credibilidad que venía menguada. Por su parte TV Azteca, su gran error fue renunciar a hacer e insistir en la telenovela diferente, de vanguardia y copiar el formato Televisa, por una visión errática de ejecutivos que abarataron todo y por ahorrarse unos miles de pesos terminaron perdiendo muchos millones más a la larga. Se convirtieron en el doctor Simi de la televisión.
Pasados los dos miles, y ante una necesidad de sanear finanzas en Televisa, luego de una transición de mandos, y ante el contexto mundial de un capitalismo más agresivo de corporaciones ajenas a medios que los absorbían, la televisión mexicana entró en una dinámica de «eficientar gasto» y sí, se controló más el despilfarro de otros tiempos, pero a cambio se preponderó lo cuantitativo, sin reparar en absoluto en lo cualitativo. El resultado, el abaratamiento de la producción en todo, esto incluyó al talento: actores y por supuesto, escritores. Mientras, otras industrias coo la estadounidense o… la turca invertían más por capítulo. Menos riesgo, menos poder para el talento para tenerlo más controlado, más homegeneidad, viendo la producción como una simple maquila se pasaron por alto que hacer televisión no es hacer playeras ni calcetines, hay inherentemente, por muy industrial que sea, valores intengibles y emocionales que hacen SER al «producto» y que se trata esencial, aunque no únicamente, de CREACIÓN.
Dicho lo anterior, se desestimó por completo el valor de la creación. Ello en medio de un entorno que, por lo anterior referido, favoreció (directa o indirectamente) la mediocridad. Dame rating, no me importa cómo; rating fácil aunque ello implicara minar la credibilidad de un género y de todo una industria.
Hubo un cambio generacional entre Pimpstein y Alonso, pero sus «hijos» no han pasado la estafeta. No ha habido relevo generacional de trascendencia. ¿O qué productor de primera línea en San Ángel tiene menos de 50 años? Denme un nombre. ¿Por qué? ¿qué implica eso? Bueno, vean por qué las producciones desde el full HD y ahora con el 4k se ven postizas y anacrónicas, y los únicos que no se dan cuenta, son ellos.
Por eso hasta resulta conmovedor, enterarnos de decisiones recientes como la del Güero Castro, pidiéndole a sus actrices que se quiten la ropa en «Vino el amor» para tratar de jalar rating y atención. Un mecanismo no sólo burdo sino viejo y efímero. Y no es que repruebe los desnudos, pero hay que reparar en el cómo, verbigracia las escenas del capítulo uno de «Verdades Secretas» (¿verdad que no es lo mismo?).
El preponderar la figura del productor, no ha sido necesariamente negativo, de hecho es algo que Azteca no hizo y de manera errónea, precisamente en este afán empresarial de no dar poder a «empleados» y abaratarlo todo. Pero no hubo contrapesos, ciclos para oxigenarlos a ellos mismos y el poder se concentró sólo en ellos, y el perfil de la mayoría de los productores no eran precisamente dotados de una gran bagaje cultural. Resultaron ejecutivos funcionales. Esto infiere el por qué consideran la figura del escritor algo prescindible, una parte más de la cadena y no LA PIEZA del eslabón en la generación de contenidos.
Por ello, algunos asumen con la mano en la cintura que eso lo puede hacer cualquiera, hasta ellos. Por eso no puede haber un nuevo Chespirito, un nuevo Carlos Romero o un Carlos Olmos. Jamás con este esquema. Temen que les rivalicen en poder, que los pongan en evidencia, por el perfil que un escritor AAA debe y tiene que tener. Y las televisoras corporativamente asumieron del 2000-2013 que eran más los perjucios que los beneficios de hacer promover y contratar escritores de primera linea, porque se podía subsistir con el formato, con la asesoría extranjera, pero eso resultó funcional mientras ellos controlaron toda la linea de la industria. Ahora con la TDT, con las OTTs y el internet en general, cada vez más masivo, en el empoderamiento de ugadores otrora impensables, en las alianzas y que todo ello ya no está en sus manos, no saben qué hacer.
Si miraran para el país del norte, quizá aprenderían un poco del lugar que tiene (y debe tener) el Escritor y derribarían sus viejos muros en beneficio de ellos mismos, del negocio de la industria y sí, también de las audiencias. Todos podrían ganar. Todos.
El público no se ha ido está ahí pero en otro lado, ya es diferente. Porque puede, porque quiere y porque tiene ahora para dónde escoger. Antes protestaba apra quedarse en el mismo lugar. Hoy eso ha cambiado. ¿Lo entederán y lo asumirán en la TV mexicana?
Fe de erratas: quise decir el nuevo Carlos Romero y no «Carlos Moreno». Saludos.
Jaja sí!, corregiremos la nota original.
Gracias por tu análisis y aportación. Efectivamente, las productoras de televisión en México no han cultivado sus áreas de dramaturgia (aunque hagan diplomados de guionismo casi nunca conocemos las ideas de sus egresados). Pareciera que hay un círculo de escritores de planta y a la larga esa estrategia de incorporar permanentemente a la nómina a los mismos, causó estragos en los productos que por consecuencia dejaron de ser atractivos.
Ahora van por las series, contratando a gente de cine para realizarlas ¿y las telenovelas qué?
«Otro punto de vista propone dos factores de la decadencia actual de las telenovelas. Uno es que al público de ahora ya no le interesa mucho ver estos productos. El otro factor es que a la gente que sí ve telenovelas ya no le interesan las de ahora porque no les interesa ver a artistas como Ana Brenda Contreras, Angelique Boyer, Maite Perroni, Ariadne Díaz, etc. Existe la idea de que ellas están bien para una o dos novelas pero no más. No generan suficiente interés como las grandes figuras telenoveleras de otras décadas».
Opino: Estoy de acuerdo.
– Televisa tenía talento, ahora sólo actrices comerciales.
– Además de los refritos que nadie puede soportar.