El precio de una traición

Ágil y directo al punto fue el estreno de La Fiscal de Hierro, la nueva teleserie de TV Azteca cuyo primer capítulo se transmitió a las 10 de la noche justo después del final de Rosario Tijeras.

La historia comienza con el atentado del padre de la fiscal Silvana Durán (Iliana Fox) por medio de una bomba bajo su automóvil. Al mismo tiempo un comando de la DEA irrumpe en la boda del empresario Diego Trujillo (Alejandro Camacho) para capturar al capo Francisco Miranda (Christian Tappan). Trujillo forma parte de la organización de Miranda y fue quien lo delató para quedarse al frente del cartel. Por otra parte el padre de Silvana iba a servir como mediador para la captura de Miranda pero alguien lo mandó matar. Silvana es novia de Ernesto Padilla (Raúl Méndez), el jefe antinarcóticos y éste le manda poner un guardaespaldas. El guardaespaldas es Joaquín Muñoz interpretado por Carlos Ferro. Después de su extradición, Miranda le confiesa a Silvana que Trujillo también es narco y ella en un noticiero de televisión abierta anuncia que irá en su contra.

Una nueva historia de criminales es lo que nos ofrece TV Azteca como propuesta en su horario estelar y al parecer, dados los buenos resultados de Rosario Tijeras, continuará con esa línea por un buen tiempo.

En su arranque La Fiscal de Hierro nos pareció muy bien realizada y dirigida. Si bien la historia no es nada del otro mundo, el planteamiento fue propuesto a un ritmo que nunca hizo que decayera la atención. Lo que veremos en los próximos meses será más una trama de justicia que de venganza.

Como dijimos no hay nada nuevo bajo el sol. Inició con un discurso como La Candidata, una boda interrumpida por un comando como Anónima, un asesinato en un vehiculo como en Nada Personal, pero sin embargo la mezcla de situaciones y las actuaciones lograron generar un interés para continuar viéndola.

No hubo créditos de entrada en el primer capítulo pero técnicamente todo está bajo control y destacamos la musicalización que no parece una más del montón.

La dirección de escena y las actuaciones son excelentes. En un solo capítulo vimos a Iliana Fox emotiva, cariñosa, triste, profesional y hasta brava. Aplausos para ella por su naturalidad. Alejandro Camacho otra vez vuelve a dar miedo con su villano Diego dejando atrás al mamarracho que hizo en Entre Correr y Vivir. Raúl Méndez sorprende ahora como galán y no se ve nada mal. Carlos Ferro repite papel policiaco como en Vuelve Temprano pero ahora con más protagonismo. Ya era hora de que todos ellos figuraran en los estelares.

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