La Candidata, una telenovela que se extrañará

Introducción
Este domingo finalizó la telenovela La Candidata, historia que siguió confirmando los cambios en el horario estelar de Televisa, proceso evolutivo que he repetido hasta el cansancio. Sin embargo, esta historia fue planteada desde su preproducción como un prototipo de melodrama jamás antes vista en la empresa. Se pensó en hacerla como algo que podría cambiar incluso la manera de la perspectiva del público que la seguía y del que pretendían recuperar. ¿Logró el objetivo?
La Candidata abordó una trama de corruptos, de mafias internas, prostitución y la pregunta ¿vale la pena ser honesto en México? Más que mostrarnos a una guerrera defensora de los derechos de los ciudadanos por los que pretendía dar la cara ante quien fuera, estos fueron los temas de esta historia protagonizada por Silvia Navarro, Víctor González, Rafael Sánchez Navarro y Susana González.
¿Hablamos de una temática fallida? No, cumplió bastante bien en muchos aspectos pero sí tuvo fallos importantes de los que hay que comentar.
Contexto de transmisión
Se agradece mucho que en una oleada de remakes y la mayoría tan de mal gusto, existiera una original que marcara una diferencia con Sueño de Amor, última inédita que se hizo. Sin embargo, si yo pensara que La Candidata fue un refrito de algo, no pensaría que es de la serie House of Cards como tanto supusieron algunos periodistas de nota política, sino de alguna telenovela brasileña del autor Gilberto Braga (Mujeres Ambiciosas, Insensato Corazón, Paraíso Tropical, Vale Todo) .
¿Por qué de Gilberto Braga? Porque La Candidata tiene ingredientes de muchas de las telenovelas que ha escrito. Sus tramas son de corte político, pone en balanza los valores y antivalores desde sus protagonistas hasta sus antagonistas y también de los personajes de reparto. Varios de los antagonistas de este escritor lo son y a la vez no parecen serlo. También tenemos mujeres que se involucran con hombres poderosos con algún tipo de interés, personajes principales que alguna vez podrían hacer algo indebido dejando en duda al teleauditorio y también villanos bastante perversos que piensan en que “el fin justifica a los medios”.
¿Acaso todas esas características no las vimos en La Candidata? Gilberto Braga por algo se convirtió en uno de los autores más polémicos de su país.
La Candidata desde el inicio estuvo en el centro de las críticas no sólo de periodistas enfocados a la televisión, sino también de gente experta en política, dónde prácticamente decían que este tipo de historias sólo les queda a gente de habla inglesa.
Se necesita saber de estructura de personajes, de prototipo de tramas y situaciones culturales para dar veredictos como los que fueron emitidos. Un autor como Gilberto Braga ha demostrado que los latinos también pueden hacer interesantes telenovelas con tintes políticos y sociales.
Una mujer justa, Regina Bárcenas (Silvia Navarro), se va dando cuenta en el trayecto de los capítulos que “El País de Justicia y Valores” que tanto desea crear, está muy distante de serlo porque los mandatarios son criminales, dementes, depravados, corruptos y sanguinarios y curiosamente, varios de ellos llegan a caer en su círculo familiar.
Yo veo a La Candidata como una especie de fábula. Una trama que marca la forma en que cómo por riqueza se llegan a hacer cantidad de barbaridades y por ende ¿cómo resolverlas? y ¿cómo seguir siendo una buena persona después de todo?
Para ser un prototipo político que muy pocas veces se ha llevado a cabo en telenovelas de Televisa (Recordemos que algo así se hizo con La Traición de 1984), cumplió la meta. Con sus limitaciones, dudable censura y sin tener aparentemente ninguna postura a favor de algún partido político.
Lamentablemente tuvo varias fallas obvias y francamente me sorprende por tratarse de una productora de alto calibre como Giselle González.
El final
Lo que puedo decir del desenlace de La Candidata es que Giselle González la volvió a hacer y no decepcionó. Tal como en Yo No Creo en los Hombres, cerró las tramas y no de la manera más clásica y típica del mundo.
En ningún momento vi algún relleno ni alguna tontería de último instante. Todo tuvo una coherencia que pocos finales dominicales han tenido.
Los villanos recibieron finales de acuerdo al tamaño de crímenes, carisma y expresión. Desde un Mario (Juan Carlos Barreto) parapléjico a un Alonso (Rafael Sánchez Navarro) saliéndose con la suya en una huida con el narcotraficante “El Chulo” (Jorge de los Reyes), sin ningún tipo de arrepentimiento. Cecilia (Susana González) tuvo un artístico y terrible final y el de Teresa (Nailea Norvind) fue cómico pero lógico.
Mauro (Adalberto Parra), con dinero y sin ningún tipo de protección, termina sin poder y contratando prostitutos ante la negación de su pareja de dejar a su familia. Mientras que Isela (Pilar Ixquic Mata) anhela la posibilidad de salir pero dejando a Cecilia libre de todo cargo.
Muy buenos los finales de todos ellos así como el de dos parejas tan peculiares. Natalia (Helena Rojo) tras la amenaza de su propio hijo, rompe con José (Fabián Robles) definitivamente. Mientras que en la persecución de Escalante (Arturo Ríos), él pierde la vida junto a Gerardo (Víctor González) e Ignacio (Ari Telch) cerrando así el eterno cliché del galán que al final de cuentas no muere.
Y con todas las de perder, Regina (Silvia Navarro) logra ser la presidenta de la nación, con un peculiar detalle en los últimos segundos del final.
El capítulo superó mis expectativas. Hubo incluso un debate presidencial y se vio que realmente se esforzaron.
Sólo percibí por ahí dos malos detalles. Primeramente el que se habría podido manejar la sorpresa de Regina como presidenta de mejor manera con una competencia en pantallas y manteniéndonos en vilo hasta quedarnos en duda de quién había ganado.
Y el otro, no menos importante, fue la chocante forma de ser de los protagonistas. Gerardo siempre fue un impertinente con poca inteligencia que fue el que desencadenó todas las tragedias del final y Regina, aun siendo presidenta no dejó su personalidad tan estresada y deprimente que la caracterizó en toda la telenovela, pudo ser optimista aunque sea en los últimos segundos. ¡Por Dios!
Lo bueno
La gran mayoría del elenco se lució, producto de una impecable dirección por parte de Eric Morales y Juan Pablo Blanco.
Independientemente de la forma en cómo se escribió el personaje de Regina, la actuación de Silvia Navarro tuvo expresiones bastante buenas. La mirada, los gestos y las pláticas eran de una mujer notoriamente estresada. Sus mejores escenas fueron con Rafael Sánchez Navarro, Federico Ayos, Fernanda Borches, Juan Carlos Barreto, Luz María Jerez y Susana González.
Ya teníamos tiempo de no ver villanos atroces, despiadados y ruines que sólo una productora como Giselle González nos puede dar. Cada uno siendo una metáfora, una reflexión y casos de cómo la podredumbre humana sí existe.
Rafael Sánchez Navarro de principio a fin, se lució por su naturalidad y carisma como Alonso San Román, un gobernador manipulador con su propia familia, con la prensa, las amantes, su entorno y el país. Las escenas de las telenovelas se las llevó él lográndole arrebatar el puesto de protagonista a Víctor González.
Juan Carlos Barreto ¡Excelente! El villanazo Mario Bárcenas hizo y deshizo a su antojo en toda la telenovela y al final logramos descubrir que tenía un pasado traumático. Y ni hablar de Patricio Castillo, quien estaba en plan de “Dueño del Mundo”, pues al tener poder todo lo manejaba como si de juguetes se trataran.
Susana González le robó la telenovela a Silvia Navarro por el hecho de que su magistral actuación y que el personaje de Cecilia Aguilar estuvo mil veces mejor escrito. Una villana que a simple vista no parecía serlo. Pocas antagonistas en los últimos tiempos, han sido escritas a la altura de esta. Si querían ver a la protagonista darse de golpes con la típica mala cacle-cacle, bueno ahí está la repetición de Corazón Indomable.
Cecilia sale del estereotipo de la clásica villana. Ella era una mujer a la que sus propios padres la hicieron cometer las peores cosas y que siempre vivió con el trauma de ser reconocida ante la sociedad. ¡Excelente!
Nailea Norvind daba miedo con la desquiciada como viciosa del juego Teresa y de ahí nos pasamos a un Juan Martín Jáuregui como periodista valiente y apasionado, Adalberto Parra como el homosexual corrupto arrepentido, Fernanda Borches como amiga leal, Laisha Wilkins con sus contadas participaciones figuró como estupenda actriz de reparto, Gilberto de Anda como el enigmático Almirón, Fabián Robles como el arriesgado José y también mencionaré a los grandes villanos que se llevaron la recta final: Arturo Ríos como el empresario Fernando Escalante y Jorge de los Reyes como “El Chulo”.
Señoras de la actuación que lucieron de principio a fin: Helena Rojo como la maltratada Natalia, Luz María Jerez como la alcohólica Noemí, Verónica Langer como la ingenua Magda y Pilar Ixquic Mata como la soberbia y prepotente Isela.
Los jóvenes Michelle González, Federico Ayos y Karla Farfán también se llevaron excelentes escenas a lo largo de la telenovela. La primera se volvió revelación del año, el segundo continuó con su buena racha desde Corazón que Miente y la tercera, que igual tuvo altibajos en el personaje de niña ingenua, sacó la garra con sus expresiones.
¡Excelente elenco! Se trajeron lo mejor de Televisa, TV Azteca y Argos TV para esta telenovela del horario estelar.
Aquí no se tuvo que enaltecer sicarios o narcos. Siempre estuvo en plan de telenovela positiva pero en contexto fuerte, es lo que la diferencia de Rosario Tijeras.
¡Adiós locaciones de cartón! y ¡hola exteriores geniales y apantallantes! La ciudad fue otro personaje más. La banda sonora perfectamente bien escogida. Aquí sí la producción hizo su trabajo.
Las historias que vayan saliendo tendrán que hacer malabares para ser superiores a La Candidata.
Lo malo
Después de toda la cantidad de virtudes que hablé de La Candidata lamentablemente no se gana el 10, quizá un 9 por el hecho de que sus peores errores consistieron en lo más fundamental.
Iniciemos con el texto. Se entiende que Televisa y su gente carezcan de experiencia en historias políticas pero por lo menos se pudo mejorar la intensidad de los capítulos, sobretodo de los primeros.
Los primeros cinco capítulos fueron más que nada de presentación de personajes, la telenovela estrenó realmente a la segunda semana de emitida. Capítulos que a veces carecían de chispa y se quedaban en lo básico más que en interesantes cierres fue lo que me hizo extrañar a Aída Guajardo en los guiones. ¡Apuesto que ella hubiera manejado una intensidad fuerte a la protagonista y los primeros episodios!
Y siguiendo en contexto de trama, uno ve títulos como La Candidata y te imaginas que verás a una protagonista con los suficientes tamaños para combatir a la corrupción, la trata de blancas, los narcos y a su propia familia pero el guion hizo todo lo contrario. Regina Bárcenas no se puede convertir en un personaje de culto. En toda la historia la manejaron como una mujer estresada, derrotada, sufrida y de poco carácter. Por eso, aún con sus defectos, Rosario Tijeras se lleva las palmas, pues su protagonista sí tenía intensidad y fuerza.
Y lo peor de todo es que te imaginas que si va a ver historia de amor en un mundo de la política vas a ver a una pareja apasionante, atractiva y fuerte, tal como lo hicieron Ximena Herrera y Miguel Ángel Muñoz en Infames, pero ¡no! Apostaron por unos protagonistas, melosos, empalagosos y cursis como Regina y Gerardo.
Me sorprende que Giselle González a quien le gusta trabajar con actores de renombre, apostara por Víctor González como galán de La Candidata cuando en TV Azteca llevaba un pésimo historial de actuaciones. Aquí, los directores no lograron hacerlo actuar en toda la telenovela, tuvo sus momentos de lucidez pero vaya que cualquiera tenía mejor cátedra que él.
Y a Ari Telch tal parece que le afectó el cambio de televisora pues lo que en un principio parecía que era un personaje cómico, con el paso de los capítulos fuimos viendo que su “Ignacio” estaba actuado al “ahí se va”. De la risa involuntaria a la incomodidad era lo que sentía al ver sus escenas.
Otros defectos con la dirección de los periodistas y con la idea de que el partido que manejaba Regina, parecía uno feminista, terminaron colmándola de cosas bastante inverosímiles.
Con muchas virtudes pero terribles defectos cierra La Candidata. A pesar de todo, se va a extrañar y ojalá Giselle González regrese pronto, porque telenovelas como ésta no se hacen cada cinco minutos. ¡Gracias Giselle!
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