En Tierras Salvajes, ¿qué tal estuvo su arranque?

¿Y dónde está lo salvaje?
Ya se estrenó En Tierras Salvajes, producción de Salvador Mejía para Televisa. Arrancó con un incendio en un bosque para ubicar al protagonista Daniel (Cristián de la Fuente) y volverlo héroe.
Eso es parte de la estructura, porque son tres hermanos los que van a enamorarse de la protagonista Claudia Álvarez y solo uno de ellos será el que se quede con ella. Por ello hay que enaltecer los valores y sentimientos buenos del personaje de De la Fuente para que sea merecedor del amor de la mujer.
Hay algunas cosas que podemos comentar. Destruir o alabar es muy fácil, pero no es lo que se pretende. Decir que el producto es malo o bueno, también es subjetivo. Lleva una semana al aire, es su presentación y hasta pasado un mes se verá cual fue la respuesta de la gente, sea el producto bueno, malo o regular.
Esta telenovela es melodrama, como todas, pero el efecto no se ha logrado en esta primera semana. Y no se trata de enardecer las escenas ni tampoco hacerlas impactantes para que se justifique el tono; va muy rápida, no dan chance de que se empiece a formar. No hay que presionarlo, si se da el melodrama que se busca para enganchar al público, vendrá solo. Se necesita que les pasen cosas a los personajes, que nos cuenten una historia, nada más.
No hay congruencia en el perfil de personajes y está desubicado el contexto presentado. Es un aserradero en un pueblo. Los personajes parecen de ciudad. Todos, hasta los extras.
Se llama En Tierras Salvajes, no En Tierras Bonitas. La buena técnica de dirección de cámaras capta el lugar porque está hermoso, pero ¿dónde está ese salvajismo de la naturaleza que nos prometen? En escena de primer capítulo vemos al protagonista talando un árbol en forma irresponsable -no la talada porque no es prohibida según el fin- a metros de la carretera, donde pasa la gente. Sirvió simbólicamente como presentación pues será él quien se interponga entre su hermano y su esposa, pero hubiera estado justificado que se le fuera de las manos el árbol caído y entonces se entendieran las disculpas. No hay congruencia en las acciones.
Vuelve Salvador Pineda como el presidente municipal del “pueblo” y es refrescante. No es el mejor actor, pero trabaja dignamente con lo que le pongan. Se deja ver poco en pantalla.
Daniela Romo hace cosas con su cuerpo y con su rostro para diferenciarse de sus demás personajes y se nota, solo que la hace ver muy mala actriz. Ella está muy viciada actoralmente. Necesita que no “actué”, que solo lo haga y ya. Le va ayudar mucho si nos deja de “mostrar”. Está trabajando por fuera. Menos es más.
¿Cuál va a ser la diferencia entre los tres hermanos para que la protagonista Isabel (Claudia Álvarez) se enamore de su cuñado? Sabemos que serán sus acciones los que marquen la diferencia, porque los dos hermanos “pueblerinos” van a sentirse atraídos por la fémina, pero sucede que los tres están en calidad de “galanes físicos”. ¿Qué hubiera pasado si el esposo –Diego Olivera– no fuera tan atractivo, para que cuando llegara la mujer, quedara prendida de un hombre de campo, curtido por el sol, atractivo y completamente distinto a su esposo? Todos son bonitos. TODOS. Menos los extras, “como dicen debe de ser”.
Aplausos porque está en el elenco una actriz como Maricruz Nájera, pero en personaje de sirvienta. Merecía más, incluso quizás, en el personaje de Daniela Romo.
Está en desbalance el casting. No es coherente, no es congruente con los personajes presentados. Estamos en un pueblo, ese es el contexto.
Ninel Conde está en Ninel Conde y lleva crédito arriba de casi todo el elenco.
Cristián de la Fuente es el protagonista llamado Daniel y es el peor de todos. Es una “piedra narcisa”. Necesita que le pida a los guionistas la psicología del personaje y la lea mil veces. Le va ayudar, va entender que es un hombre de campo, que es salvaje -que no es lo mismo que ignorante-, que no es un jovencito, que hay que sentir los diálogos, que hay que reaccionar, que hay que pensar, que le tiene que echar ganas, que es un melodrama, que escuche al director, que tiene objetivos, que ¡ALGO LE TIENE QUE EMOCIONAR POR EL AMOR DE DIOS!
Seguramente hay cosas buenas en esta nueva producción, pero no logro verlas porque el contexto no coincide con los perfiles y distrae mucho. Al final de cuentas no importa si todos están guapos y guapas, lo importante es que hagan creación de personajes en sus casas porque no se ve, que le entren a la historia, que lo hagan con verdad.
En Tierras Salvajes necesita que la telenovela se quede interesante, que los finales de capítulo sean altos, porque me parece que no son así. Los escritores son los mismos que crearon Velvet y El Hotel de los Secretos: Ramón Campos y Gema R. Neira, la versión es de Liliana Abud, la están adaptando Katia Rodríguez y Victoria Orvañanos.
Falta riesgo. Si ya hay una apertura en el lenguaje, no importa el horario, el público no se espanta. El protagonista puede soltar un par de palabrotas y entonces venga la coincidencia con su perfil, pues es un hombre de campo, ladino.
Así fue la primera semana de En Tierras Salvajes.
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mientras no este boyer que debe arrepentirse de dejar al Güero y asi no le habrian quitado la exclusividad a ver que hace despues de tres veces marrana