Lo bueno y lo malo de Las Malcriadas en opinión de Ángel Adm

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Introducción

Mientras en Televisa estaban gritando casi a diestra y siniestra “¿Quién mató a Carolina?” ante el esperado desenlace de Caer en Tentación, en TV Azteca con la peor publicidad y silencio del mundo finalizó el viernes pasado Las Malcriadas con un “desenlace” tan peculiar que oscila entre lo bueno, lo malo y lo pobre.

La serienovela estelarizada por Sara Maldonado y Gonzalo García Vivanco tuvo unos arranques geniales y a la vez, un ligero estancamiento en algunas cuestiones de producción. En sí las grandes estrellas del cuadro fueron Rebecca Jones y sorprendentemente Ernesto Laguardia, quienes después de 25 años repitieron dupla de maldad como en La Sonrisa del Diablo (1992).

Contexto

Tal como se hizo ruido con Maral y El César, en su tiempo Las Malcriadas también pasó por ese proceso de mega publicidad, incluso hasta pensé que sería una piedrita para el zapato a Giselle González tal como en su momento Rosario Tijeras lo fue para La Candidata. Lo sorprendente es que no fue así. ¿Por qué? Quizá por lo que mencioné en el Análisis Anual de las Telenovelas en México 2017: la TV Azteca dramática de Joshua Mintz no ha parado de hablar que de policías, delincuentes y violencia, entre otras cosas. Tanto quemar estos temas llega a provocar un tipo de hartazgo. Incluso pensaba que sería en su principio pan con lo mismo y sucedió algo contrario.

En efecto, policías, delincuentes y violencia fueron bases para esta historia pero a diferencia de sus antecesoras era incluso hasta más didáctica, más sólida y con una esencia de tintes melodramáticos combinados con serie cruda. Fue una propuesta millones de veces más interesante que La Fiscal de Hierro y Nada Personal.

Las críticas para Las Malcriadas empezaron siendo positivas. Rebecca Jones era la que daba la cara por el proyecto en los promocionales. Sara Maldonado y Ernesto Laguardia se proyectaban como las nuevas grandes adquisiciones de la televisora del Ajusco y hasta al segundo, de conductor lo han puesto en varias ocasiones en sus programas especiales. Las revelaciones Juana Arias y Elsa Ortiz destacaron al igual que el resto de “Malcriadas”.

Lamentablemente la fiebre de “Malcriadas” se apagó en un dos por tres y se le terminó tratando como una telenovela más. Contaba con temas muy interesantes más allá de la trata de blancas, una pareja de homosexuales adoptando y teniendo escenas de besos y caricias, además de la utilización de los vientres de alquiler en su forma más ilegal y oscura entre otras cuestiones. Era para ser una historia picante, sin embargo, aunque el problema de producción no fue tan grave como en La Hija Pródiga, quizá pudo influir para que no se reflejara el guion con lo que se intentaba transmitir.

La historia termina en la total invisibilidad y prefirieron darle el final en domingo a la recortada La Hija Pródiga que a esta. En fin, siempre sucede que en TV Azteca varias que son inmerecidas recibieron ese privilegio en lugar de otras, al menos Televisa no marca las distinciones de esa manera. Finalmente, no hay más que decir, silencio total.

El final que no fue final

Mucho se especuló que Rosario Tijeras o Nada Personal recibirían segundas partes, de la cual, la única confirmada ha sido la primera, entonces no puedo entender del todo el final de Las Malcriadas. Al principio mencioné que oscila entre lo bueno, lo malo y lo pobre.

Lo bueno: La escena final con Catalina Basurto (Rebecca Jones) me encantó. Realmente que la telenovela entera fue de Rebecca Jones y luego con esta villana tan deliciosa, fue increíble cerrar la trama. El personaje de Mario (Ernesto Laguardia) recibió un castigo ejemplar, digno para el tremendo villano que fue después de estar encarado frente a frente con su peor juez, su hija Laura (Sara Maldonado).

Lo malo: No parecía final sino capítulo de cualquier día de la semana. Ninguna trama cerró exactamente, a lo mucho y eso en suspenso, la de Mario. Todo fue dejado tan en pausa como para posible segunda temporada que en lugar de impactarme este desenlace, me dejó ni bien, ni mal.

Lo pobre: Es cierto, adoro a Catalina Basurto pero es evidente ya la falta de creatividad que condena a TV Azteca. Ya en casi todas sus telenovelas policiacas, el malo se sale con la suya, ya empiezan a quemar ese recurso y en lugar de generar finales diferentes, como que comienza a cansar. Ya sea ver a Hernán Mendoza mandando a matar a Bárbara De Regil en Rosario Tijeras o a Juan Soler a Matías Novoa y Kika Edgar en Nada Personal. ¿En serio ya todas sus telenovelas van a ser así? Qué flojera.

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Lo Bueno

Sara Maldonado muy bien como Laura, una protagonista que luchó a diestra y siniestra por destapar una cloaca de completo veneno en una casa de empleadas domésticas. Gonzalo García Vivanco y Carlos Torres, los galanes en cuestión, no dejaron de apoyar a la estelar en ningún momento.

Los giros radicales de Alejandra Ambrosi e Ivonne Montero, los destaco. Actuaciones intensas y excelentes. En la primera mitad, Stephanie lucía más como una víctima que una villana, cosa contraria a Rosa, quien tenía más marcado ese colmillo, en la segunda, los roles se intercambian.

Y así como este cambio tan interesante. ¿Qué decir de Ernesto Laguardia? Al principio parecía un personaje coestelar demasiado meloso y hasta sufrido, pues con el paso de la historia resultó ser nada más ni nada menos que el gran villano de la historia. Qué mal que sus acciones de peso hayan sido reveladas desde finales de diciembre hasta que culminó porque podía haber encabezado la lista de Mejor Actor Antagónico del 2017. Pensaba que era algo así como su tan en farsa Rómulo Áncira de Corona de Lágrimas (2012). No me esperaba nada nuevo y en menos de lo que canta un gallo, ya lo odiaba y deseaba que le dieran un castigo ejemplar.

Sebastián Caicedo gritando el acento a todo lo que da, un muy buen villano con una especie de dualidad que compartía perfectamente con Ivonne Montero. Cynthia Rodríguez a quien sólo la consideraba cumplidora, tal como Ernesto Laguardia su historia se montó de más peso en ese tiempo y se ganó a decir verdad mi admiración. Revelaciones interesantes como Juana Arias y Elsa Ortiz terminaron generando los más grandes conflictos de las tramas. Gina Morett temible y adorable como la perversa Irma y Dolores Heredia nuevamente dando cátedra de actuación en un personaje curiosamente muy distinto a los anteriores que ha hecho y una primera actriz no muy conocida, Teresa Selma dando lo mejor de sí en sus escenas. Rodrigo Cachero muy bien como un hombre entre la espada y la pared con su matrimonio con una loca muy bien representada por Laura Palma y por su relación con el vientre de alquiler, una joven empleada víctima de la trata de blancas llamada Esmirna (Juana Arias) y ni hablar de la pareja gay bien ejecutada por Ernesto Álvarez y Heriberto Méndez.

Las Malcriadas fue un proyecto que empezó al revés. El final casi lo ponían al principio y el desenlace parecía un nuevo inicio. Las cuestiones de tiempo del capítulo uno parecía que iban casi acorde con lo que nos vendería Caer en Tentación y aunque fue confuso, es innovador pues es un recurso que logra que la gente interesada en los thrillers empiecen a especular como se irá desarrollando la trama, por lo que es un gran acierto por parte del cuadro de escritores Ximena Escalante y César Sierra, más la continuidad de sus adaptadores: José Miguel Núñez, Carmen Madrid, José Ramón Menéndez y David Mascareño.

La dirección escénica de Moisés Ortiz Urquidi y Raúl Antonio Caballero fue cumplidora y mucho mejor que la que el primero hizo en Vuelve Temprano. Una entrada muy bien elaborada y adornada genialmente con el tema “La Criada” de Amanditita. El vestuario genial, sobre todo con ese sello tan característico de las empleadas domésticas de la historia.

Y finalmente me reservé el lugar para hablar del mejor personaje de la historia: Catalina Basurto hecha excelsamente por Rebecca Jones, una de las más grandes antagonistas que se han visto en los últimos tiempos. Pienso que sus creadores sabían el personajazo que desarrollarían, tanto que la llamaron inteligentemente “Catalina”, como un tipo de alusión a Catalina Creel. Y es que tal como María Rubio con la excelente planeación y guion de Carlos Olmos en Cuna de Lobos, nos regaló una villana inteligente con grandes diálogos y frases que quedaron para la historia.

Catalina Basurto, una antagonista 100% mexicana hecha por ingenio nacional, es el personaje más complejo de la trama. Sus diálogos se vuelven más allá de ese humor negro delicioso y realista en un centro de estudios digno para criminología, el pasaje gubernamental y la psicología. Una mujer que se desarrolló dentro de un mundo negro y su objetivo era ser grande entre las grandes, la ambición de muchas personas pero que ella lo encontró en el lado oscuro. Capaz de hacer crímenes de todo tipo, sus remordimientos (que sí tenía, aunque no lo crean) eran protegidos y reservados dentro de esa aura de comentarios llenos de picardía y humor negro. Ver escenas de ella era realmente el espectáculo de la telenovela.

¡Jamás se le vio sufrir! Nunca dejó el humor negro, nunca dejó de ser cruel, nunca dejó de ser cínica y no recibió castigo alguno, se salió con la suya. Rebecca Jones quien en su tiempo era de esas pioneras dónde la mala se sale con la suya como en La Sonrisa del Diablo, vivió una cuestión bastante similar acá. Mi amor y mi odio por Catalina Basurto. Esperaba un final tremendo, un castigo retorcido quizá pero que no manchara la dignidad del personaje (parecido a Catalina Creel), sin embargo, la dejaron como la gran protagonista y señora del desenlace en una sola escena dónde la heroína termina esclavizada por ella y les enseña la nueva casa hogar… a las “Malcriadas” (Laura, Rosa y un nuevo cuadro de mujeres).

Considero que si no fue un éxito en su momento, quizá el tiempo le de valor, tal como a muchas otras telenovelas con tema interesante que en su momento no recibieron la atención que se les debía pero que el tiempo les terminó dando gran significado y sentido social en la historia telenovelera.

Lo malo

Es algo interesante el poco protagonismo de Gonzalo García Vivanco. El personaje es bueno y arriesgado pero tal como lo que ocurrió en El Hotel de los Secretos, no hubo una pareja sólida y cómo tal con la actriz estelar. Sara Maldonado estuvo con una relación de tres hombres a lo largo de la historia y para el principal casi no quedaron migajas, más que las que le dio el personaje de Stephanie (Alejandra Ambrosi).

Fueron tantos personajes y tantas historias interesantes que en el camino se fueron perdiendo la importancia de unos cuantos, por ejemplo el de la nana Cruz (Ana Silvia Garza), la típica ama de llaves que sabe los secretos de todo. A ella no le exprimieron todo el jugo que pudo haber sido, lo único interesante es que hasta demente nos salió al final con esa extraña relación que tenía con Mario (Ernesto Laguardia).

Lo que más le cuestiono a esta serienovela fue algo que remarqué mucho en la similitud de Me Declaro Culpable y La Hija Pródiga: cuando se va a contar una historia con contenido social, la representación debe tener la mejor visión posible y el problema con Las Malcriadas fue ese. Me quedó a deber el cuadro de fotografía, la dirección de cámaras y por supuesto, la banda sonora, muchos eran soundtracks ya usados.

En fin, acabó quizá no como se planteaba desde un principio pero quizá el punto menos favorable que comparte con muchas historias de la misma televisora es el que la misma TV Azteca las ha dejado morir con esas publicidades tan reprochables que manejan.

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