Saras y Kumud, la primera impresión

De India para el mundo
La que probablemente sea la primera telenovela hindú en México comenzó a través de Imagen TV en el horario de las 12 del mediodía. Se trata de Saras y Kumud, una historia de más de 200 capítulos que se ha transmitido con éxito en varios países.
La acción comienza en Dubai en el cumpleaños del magnate Laxminandan Vyas (Chetan Pandit) quien está enojado porque su hijo Saras (Gautam Rode) no aparece. En ese momento el joven está realizando un ritual místico en un río y cuando por fin llega a la fiesta su padre lo regaña. En el evento, Laxminandan anuncia que Saras se casará pronto y todos lo festejan menos Saras y su madrastra Guman (Monica Bedi) quien tiene una obsesiva fijación por el muchacho. Laxminandan les dice que llegó a un acuerdo con un antiguo conocido de la India para que su hija Kumud (Jennifer Winget) sea la esposa de Saras. Saras es un hombre espiritual que practica el ascetismo y no le interesa casarse. En la India, Kumud primero no está de acuerdo en casarse con un desconocido en Dubai y separarse de su familia pero cambia de opinión cuando ve los ojos de su posible futuro marido en una foto por internet. La madre de Kumud no está de acuerdo con el enlace pues no tiene una buena opinión de la familia de Saras, en especial de su madrastra. De cualquier forma Kumud se emociona con su posible boda pero Saras le manda una carta diciéndole que no le interesa el matrimonio.
Una unión arreglada, costumbre muy común en otros países, es el detonante de esta telenovela que sustituye a la turca Mi Último Deseo. Al parecer no hay nada complicado en la trama y así vimos a personajes típicos en este tipo de historias como la madrastra maldita, las hermanas chismosas y el padre inflexible. Lo difícil será acostumbrarnos a los nombres de todos los personajes. Tan solo el nombre completo del protagonista es Saras Watichandra Vyas.
El galán Gautam Rode y la heroína Jennifer Winget están en su papel de jóvenes inexpertos en cuestiones de amor que son manipulados por sus mayores. Mónica Bedi como la bella madrastra que parece que no mata ni una mosca, promete entretenernos con sus intrigas.
El arranque tuvo detalles simpáticos como la frustración de Kumud al no poder ver una foto de Saras en la computadora porque la conexión estaba muy lenta y también el de las chismosas que regaron como pólvora el chisme de que Kumud ya tenía un pretendiente.
Es un deleite apreciar exóticas locaciones y vestuarios tradicionales de un país como India que hasta ahora ha tenido poca penetración televisiva en Latinoamérica.
¿Se volverá la India una potencia telenovelera en Latinoamérica así como sucedió con Turquía?
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