¿Qué requiere la ficción de Imagen TV para impactar?

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Entre la sombra de Televisa, el espejo de TV Azteca y la exigencia actual

Roma no se construyó en un día. El prestigio y la influencia de una marca tampoco, aún y con los relumbrones de la inmediatez de los nuevos tiempos. Sin embargo, se puede advertir cuando una marca, sobre todo una generadora de contenidos, quiere partir plaza y llegar para quedarse, tener influencia o acaso alcanzar el máximo liderazgo. No es el caso de la ficción original de Imagen Televisión y que hoy se rumora se detendrá ante sus débiles resultados.

Que no la tiene fácil, por supuesto. La tercera cadena nacional de televisión abierta llega en un entorno de reacomodo en donde algunos extremistas dan por muerta a la televisión abierta. También existen en su entorno competidores de anclada tradición y poder pero con acentuados problemas de credibilidad, además de una crisis endémica y sistemática de la producción de la ficción dramática de la industria en su conjunto que la tiene con los ratings más bajos de su historia.

Conocer la historia para no repetirla: el éxito y fracaso ajeno de TV Azteca

En 1993 la entonces naciente Televisión Azteca tampoco la tenía fácil: se enfrentaba a un monopolio que parecía entonces invulnerable, con un férreo acaparamiento y control de talentos, costos, proveedores y del know how técnico de la telenovela, la gallina de los huevos de oro de la industria.

Se aventuraron con producciones de firmas efímeras como El Peñón del Amaranto (1993) y Con Toda el Alma (1995) las cuales aunque tuvieron méritos y ofrecían entre su elenco a algunas estrellas que se atrevieron a salir del castillo de San Ángel, carecían de identidad y de una narrativa contundente y contrastante de lo ya consabido. Parecía que ni un rasguño había causado aquella incursión en el gigante de enfrente.

Hasta que llegó la audacia. En primera instancia de Ricardo Salinas de apostar a lo inédito y por otra parte, a la incipiente productora Argos de proponer una dramaturgia y una puesta en escena sin parangón hasta el momento en la pantalla mexicana. De ahí se derivaron los hitos Nada Personal (1996) y con más resonancia Mirada de Mujer (1998). Entonces tambalearon al gigante y exhibieron frente a la audiencia su anacronismo, del que en Televisa se percatarían hasta veinte años después.

Una palabra clave podemos extraer de aquella experiencia: DIFERENCIACIÓN. Una que, paradójicamente, en el Ajusco irían olvidando hasta su cisma del 2015.

Subida en la ola de sus primeros éxitos, TV Azteca pudo anotarse eventuales triunfos y una posición relevante desde su propia firma Azteca Digital (hoy Azteca Novelas) pero bajo el fantasma de aquella gloria efímera que la condenaría al segundo lugar.

Las cabezas ejecutivas de entonces, extraídas de áreas del Grupo Salinas ajenas a la producción de contenidos, (sin visión) se acomodaron en emular la oferta de enfrente creyendo el espejismo de que era la estrategia segura. Con ello, vendría la política de abaratar los costos de producción hasta el absurdo haciendo de los dramáticos de esa empresa un “lo mismo pero más barato” que secundaría Televisa tras su crisis de 1997, mientras el mercado internacional elevaba el estándar. Los resultados son conocidos.

Tras cambios en su directorio, TV Azteca parece tomar nuevos bríos aunque los triunfos que se han anotado a nivel de audiencia en este tránsito, corresponden sólo a programas del daytime y realities. Los dramáticos (salvo Rosario Tijeras) ni siquiera han entrado al Top 5 de HR Media y de Nielsen-Ibope. Nada más no pegan, insisten con lo mismo.

Ni siquiera con una nueva versión de su clásico Nada Personal pudieron lograr notoriedad. La puesta en escena resultó absolutamente errática y lo asombroso es que no se dieron cuenta. La palabra DIFERENCIACIÓN sigue ausente de su nueva estrategia.

Televisa: las cadenas de amargura del gatopardismo

El pasado 12 de febrero la cadena mexicana estrenó Por Amar sin Ley en su horario estelar y con ello el inicio de sus anunciados “súperdramas”, presumiendo una evolución de su tradicional telenovela. Nada nuevo bajo el sol, nos venden en realidad una copia de un invento transgénico, materializado por Telemundo, catalizado por el éxito del La Reina del Sur (2009). Un híbrido entre telenovela y serie anglosajona que intenta responder a los ineludibles estándares que ha impuesto el serial premium que hoy vive su época dorada y que gracias a las plataformas OTT, marcan la pauta.

No entiende que no entienden. Visionar Por Amar sin Ley es como atestiguar a una antigua celebridad tratando de escenificar personajes de juventud en el ocaso de su vejez. Esa telenovela parte de una adaptación que en rigor no podría superar una cabal revisión literaria moderna, un casting desatinado y una realización que no hace acuse de recibo de la demanda actual de las audiencias como tampoco advierte que parte de un exitoso original (La Ley del Corazón, RCN) con el que en cualquiera de sus ventanas de distribución posteriores habrá de enfrentarse. En México, la emitió Telemundo Internacional en sistemas de paga.

Como lo hemos hecho con producciones recientes, anticipamos que en Televisa mal harían en esperar mejores números que los que tienen hasta ahora en esa franja programática. Si bien les irá, promediarán 14 puntos (medición HR Media) y en el horario en que Univisión la ubicó no resistirá los embates de las consolidadas franquicias de Telemundo. Pero ahí están los boyantes títulos turcos o brasileños.

¿Qué pueden hacer los de Copilco ante ello? Empezar por poner sus barbas a remojar.

Lecciones para Imagen TV: ¿lo mismo, lo tibio o la diferencia?

Audiencia
Los de Ciudad Imagen deben entregarse a un profundo, desprejuiciado y amplio diagnóstico de las audiencias actuales. Por ejemplo, ¡Muy Padres! apostó en la práctica por su dramaturgia, casting y puesta en escena al target duro de Las Estrellas lo cual resultó inútil (¿se dieron cuenta?). Ese target ya sólo representa una fracción del pastel y cada vez se reduce más. Si lo duda el lector, véase cómo el Exatlón le metió agua al caballito de batalla de Televisa, La Rosa de Guadalupe.

Un punto de oportunidad puede hallarse en los nichos 18-44 (según Ibope-Nielsen). ¿Por qué no apuntar a los demográficos D+ C y C+, que representan casi el 50% de la población económicamente activa (INEGI, 2015) y en la que gracias a éstos se podrían atraer a anunciantes ausentes de la TV abierta por falta de contenidos representativos?

Agrego a ello una situación particular, la cobertura actual de Imagen TV se basa en repetidoras asentadas en capitales estatales y concentraciones urbanas, o sea, audiencias con acceso a diferentes experiencias de servicios de información y entretenimiento, lo que significa que ya conviven con internet y otro tipo de referentes e incluso, rechazan la oferta tradicional de la TV abierta. ¡Porque se les ofrece lo mismo!

Contenidos
Imagen TV como referente nuevo debería decidirse, ante una audiencia incrédula y ávida de nuevos estímulos, a tomar la bandera de la nueva realidad televisiva, como en su momento lo fue TV Azteca. Pero ello le implica cambiar narrativas en fondo y forma. No puede presentarse con los mismos relatos, los mismos tratamientos y la misma insuficiencia dramatúrgica imperante en la oferta actual, tiene que elevar el nivel en serio. Ello implica estudiar y seleccionar con sumo cuidado y esmero tanto los temas, guiones, realización como los perfiles de creativos y reparto.

No es extraño que las ficciones épicas, que sí ofrecen una experiencia de espectáculo, diferente a la oferta tradicional, estén generando en bajo perfil más rendimiento al canal, sobre todo en los targets de mayores de 45 años (de los demográficos mencionados).

Calidad de producción
Para lograr liderazgo en este mercado hay que producir original. Pero cómo esperan que una bioserie como la de Paquita la del Barrio, cuyo acabado de producción no es mejor que el ofrecido en las pantallas conocidas, les genere repercusión de trascendencia. A las audiencias ya no se le puede dar gato por liebre.

Es un despropósito de inversión porque no se advierte que en todo caso el público tenderá a optar por la opción conocida o se fugará a otras plataformas. Aunado a ello, al poner en su misma pantalla títulos de importación con una calidad de factura notoriamente superior, adiciona indirectamente una exigencia mayor a sus producciones originales. Por su condición geopolítica México tiene que producir.

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Repartos
Si se busca contratar al talento sólo por su supuesto gancho publicitario y no por su perfil profesional y capacidad histriónica en un mercado que cada vez lo demanda con mayor énfasis, la brújula seguirá extraviada y jamás lograrán identidad propia.

Cuando Angélica Aragón emigró a TV Azteca no fue para hacer títulos como Vivir un Poco o Cañaveral de Pasiones, con los que se convirtió en estrella en Televisa, fue para interpretar papeles que exigieran más de su talento como la María Inés de Mirada de Mujer o la Carmen de Todo por Amor. El problema fue de TV Azteca de no crecer y condenar al ostracismo a sus dramáticos y con ellos a su talento.

Es seguro que si los ejecutivos de Imagen TV (y de cualquier televisora/productora), productores y jefes de casting asistieran con regularidad a los diferentes foros teatrales de México, encontrarían a gente extraordinariamente capaz, talentosa y brillante con el potencial de convertirse en sus nuevas estrellas y actores de reparto (auténticos histriones que solventen la nueva dramaturgia requerida), con la que podrían sorprender a sus audiencias y construir la credibilidad que exige la ficción de la actualidad.

Nueva ingeniería del negocio
Si al mercado interno le resulta difícil asimilar los costos de producción de verdadera alta calidad que demandan hoy las audiencias, entonces Imagen TV no acierta en insistir en el viejo modelo implantado por Televisa y continuado por TV Azteca. Debe atreverse a romper con el paradigma de que la inversión se recuperará íntegramente de la comercialización en su canal de televisión abierta.

Sí, es algo tan audaz como cuando Emilio “El Tigre” Azcárraga decidió que fuera la televisora y no las agencias la que se encargara de la producción del contenido de su programación.

Azcárraga no sólo planteó las consabidas alianzas con otras productoras/emisoras internacionales sino con otras plataformas de distribución. Pero para ello tendría que generar contenidos con potencial de alta repercusión (dramaturgia audaz y original, actuaciones sorprendentes, temas arriesgados y de creatividad sin parangón), nada que ver con lo que han hecho hasta ahora porque los condena a ser uno más, y por eso la desilusión.

Nueva televisión ¿sí o no?

Podríamos ahondar en más rubros como la comercialización y la tecnología pero lo más importante es que entendamos que en la industria no sólo se demanda un mayor nivel de creatividad en el contenido y su modelo de producción, también en su financiamiento.

El asunto es si Imagen Televisión en su promesa de ser “la nueva televisión”, realmente está dispuesta a asumir el compromiso o simplemente se ha subido al barco para ser la vitrina de las firmas del portafolio al que pertenece para aumentar su influencia política. En todo caso como todo drama, el escenario presidencial mediante el cual ha arribado está por concluir y otra era a punto de empezar.

Se abre un nuevo juego en el tablero, ¿jugará a ganar?

Cortesía de: www.tvandshow.com

Twitter: Daniel Lares
Blog: Daniel Lares

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