¿Conoce la televisión mexicana a las audiencias de hoy? Parte 1 de 2

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Todavía hay éxitos originales

Apartémonos del confeti y del ruido publicitario. Frente a la crisis actual, algunas voces dentro de la industria mexicana consideran perdidas a las nuevas audiencias en la televisión abierta, confesión de parte de persistentes omisiones. Las televisiones de otras latitudes también han sufrido bajones en rating y reacomodos ante el arribo de las nuevas tecnologías y la sobreoferta. Sin embargo, los fenómenos de audiencia siguen presentándose, sobre todo en la ficción, ¿por qué no en México?

Mega TV, un canal chileno habitualmente en la cuarta o tercera posición y que alguna vez emitió telenovelas mexicanas, hoy lidera el horario estelar de su país con el original de Pablo Illanes Perdona Nuestros Pecados la cual ha logrado 32 de share y 27 promedio de rating. Sí, con un original que en México tanto subestiman. Este canal fue el puerto de desembarque en 2014 para el boom de la telenovela turca en Latinoamérica. Han habido producciones turcas, por cierto, que en su mercado local han registrado 70 de share durante la presente década.

Es cierto que es más difícil, pero sostengo que tampoco imposible. No es un asunto de pareceres sino de números y análisis de contexto. Lo que sucede es que el rezago de la producción nacional es tal que la nueva meta se está mirando desde el punto de estancamiento y no desde el panorama de quien lleva la vanguardia. Este autor ha dedicado artículos a temas fundamentales como el valor creativo, el anacronismo del modelo y la crisis de credibilidad institucional. Ahora propongo el de las audiencias.

Reventar la burbuja

Por Amar sin Ley, el remake colombiano de Mónica Agudelo por el que Las Estrellas prometió inaugurar sus “súperdramas”, no supera el tercer puesto del canal llevándole la delantera la telenovela juvenil Hijas de la Luna y el longevo unitario La Rosa de Guadalupe. A puerta cerrada, eso no debe simpatizar a los directivos de Televisa si tan sólo se considera la rentabilidad del costo por episodio de la primera frente a las últimas.

Si en TV Azteca e Imagen TV estuvieran haciendo la tarea en sus dramáticos, el rating real de la estelar de Las Estrellas debería registrar entre los 8-6 puntos y por primera vez atestiguaríamos una tunda histórica que arrinconaría al legendario canal a la segunda o incluso tercera posición. En Televisa por lo tanto, deberían ser más considerados con sus contrapartes, y enviar atentos agradecimientos por la graciosa concesión. Si lideran la franja no es gracias a su fortaleza, sino a las debilidades de su competencia.

Verbigracia en Estados Unidos, la misma telenovela sucumbe ante Enemigo Íntimo de Telemundo en el target clave 18-44 según la medición de Nielsen. Lo curioso es que nosotros lo podamos anticipar y los pisos ejecutivos correspondientes no. Caer en Tentación, su “rara” antecesora, registró en su estrenó 19 de share sobre los 18 de esta producción en cuya puesta en escena se exhiben las hondas resistencias de San Ángel a la renovación.

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Hijas de la Luna: ¿el “éxito”… de la nostalgia?

Leído lo anterior, es comprensible que 22 de share cause mareos a la Televisa del 2018. Hacen su trabajo y lo difunden como el hit esperado, pero hay que hacer análisis. Apenas diez años atrás por tan solo 27 de share, una producción era candidata a salir del aire.

El mérito de Hijas de la Luna, segundo remake mexicano de la colombiana Las Juanas de Bernardo Romero, representa una paradoja demoledora para la firma de Emilio Azcárraga: la confirmación de la errática decisión de sacar del aire las telenovelas infantiles y juveniles de una barra que les formó nuevas audiencias.

Para un fragmento de éstas (hoy adultos jóvenes o “chavorrucos”), ese “regreso” es un aire de nostalgia que el productor Nicandro Díaz está aprovechando. Ellos son los puntos adicionales, ese desatendido nicho de los demográficos C- y D+. Precisamente por eso, su share no sólo no subirá más, resultará efímero por sus nuevos hábitos, se fastidiarán pronto. A los C y C+ y menores de 20 ni los contamos, no están en la televisión abierta.

Por ello el problema no será para la producción de Díaz que de entre sus méritos podemos añadir el reparto femenil protagónico y unos libretos con relativa coherencia y estructura (una rareza hoy). El paquete será para lo que viene porque si analizamos a cabalidad el estilo visual de Hijas de la Luna, inevitablemente destila anacronismo. Salvo por emplear tecnología de alta definición, no hay una evolución manifiesta en lo narrativo o visual entre Soñadoras (1998), Locura de Amor (2002), Rebelde (2006) y la producción en cuestión. Y ahí está el desafío si es que de verdad apuestan por recuperar a audiencias jóvenes.

Los nuevos océanos de las audiencias

Si hacemos a un lado la novedad de una plataforma OTT como Netflix y el alto presupuesto que están invirtiendo en producción original, podemos advertir que éstas no sólo poseen información privilegiada de alto valor sobre sus usuarios, las traducen en su oferta de contenidos con otro valor clave: libertad creativa, un valor que la televisión tradicional no se decide a adoptar. Está en su contenido no sólo en su soporte.

¿Dónde hayamos lo anterior en la ficción de la TV Azteca post 2015 que presume de llevar a cabo sendas investigaciones? Lo que está en pantalla, es más un intento por tropicalizar un estilo Telemundo que no cuaja, que la búsqueda de una producción con identidad propia y ambición creativa (ojalá revisaran su propia historia). A ver si Dopamine los saca de la piscina y los introduce al mar abierto.

En Televisa han modificado sus esquemas de comercialización al de costo por punto de rating arguyendo que los planes tradicionales no le hacen justicia a los “recientes incrementos” de sintonía. Habrá que ver a cuáles se refieren. Lo que han hecho, es desmantelar un viejo escudo para vulnerar a su otrora imbatible canal, dadas las actuales circunstancias. Qué pasaría si: a) Se despabilan en Azteca e Imagen y van en serio a la conquista por las audiencias y logran incrementarlas si Televisa no mejora (en fondo y forma) la calidad y el rendimiento de su oferta; o b) se acelera la erosión de sus ratings con el envejecimiento de sus targets tradicionales y la fragmentación cada vez mayor de la oferta general.

Las imponderables pueden conducir a una situación como la del mercado hispano de Estados Unidos en donde si bien la firma de NBC-Universal ha logrado reducir drásticamente la brecha frente a Univisión, tampoco ambos han robustecido el pastel de audiencias y es por ello que se disputan el prime time por unos cuantos miles, a diferencia de en México donde todavía podemos hablar de unos cuantos millones. Cierto es que en el primero se ha incrementado el valor del mercado a diferencia de en el segundo, pero convendría poner las barbas a remojar si se advierte el decrecimiento en ratings de los últimos quince años.

De Imagen TV ya he expuesto en otro artículo. Camina como niño en feria: mirando hacer a los adultos, en lugar de asumirse en joven emprendedor de apps que apuesta por influir en el mercado. Nada que añadir.

Cortesía de: www.tvandshow.com

Twitter: Daniel Lares
Blog: Daniel Lares

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