¿Conoce la televisión mexicana a las audiencias de hoy? Parte 2 de 2

Las consideraciones no consideradas
Lanzamientos: ejecutivos VS audiencias
Recientemente TV Azteca ofreció el lanzamiento doble de Educando a Nina y de Tres Milagros (oooootros remakes). El enfoque publicitario en el Ajusco no difiere del ejecutado por San Ángel o Copilco: el producto por el producto, o el producto porque sí. ¿Y…? ¿Qué diferencia o cambio le aportan a la audiencia en experiencia, tema en innovaciones narrativas de producción o tecnológicas?
Todo indica que aquello que las televisoras dicen (o creen) que la audiencia quiere, no coincide con lo que en realidad se demanda, conformándose con sus targets duros y olvidando los nichos potenciales dispersos en otros lados. Ello explica por qué un título como La Rosa de Guadalupe permanece como “el tuerto en tierra de ciegos”.
Las necesidades de las audiencias de hoy
Mientras el país vive una crispación política, crisis de valores y busca respuestas que los referentes tradicionales no aciertan a cubrir (incluyamos la institución de la TV abierta), hoy lo que se concibe como entretenimiento exige también reinterpretarse. Entretenimiento no solo es un “contenido” para rellenar, tiene que generar experiencia en otros y diferentes niveles. Si revisamos los grandes éxitos de la telenovela en cada contexto histórico-social, encontramos respuestas.
La oferta diaria desde que amanece hasta que anochece no sólo es plana y homogénea, es programación espejo entre canales (los principales), que no llega ni a contraprogramación. Si uno tiene al aire una revista, los otros dos también y todos bajo el mismo esquema: temáticas y tratamientos similares, perfil de talento, estilo visual: ¿qué respuesta esperan entonces? La ficción dramática debe recuperar su carácter de acontecimiento y ritual y para ello tiene que aportar luz desde lo cotidiano de la vida hasta en la incertidumbre del futuro. Sí, otra vez el valor creativo.
Y en el contexto internacional el estándar se ha elevado, evidenciando sin remedio el rezago del producto mexicano. Si seguimos siendo referencia es más bien por nuestra condición geopolítica sine qua non y no porque marquemos tendencia. Solo es cuestión de revisar las parrillas internacionales. Hay una dura realidad: lo “Made in Mexico· no está en el top. Reconocerlo, lejos del humo de las loas y cifras alegres de las relaciones públicas, es un principio para poder actuar en consecuencia.
Las prioridades de la renovación
Lo expongo con las lecciones que nos aporta Por Amar sin Ley. Si se tuvieran claras las prioridades en lo macro, se hubiera aprovechado (aún con un remake) un proyecto como La Ley del Corazón a propósito de la tarea de introducir las “súper-series” para:
a).- Convocar a escritores de primera línea junto con nuevos prospectos de talento (valga la aclaración) para generar una ADAPTACIÓN cabal que bebiera con organicidad del contexto de la sociedad mexicana actual. Una dramaturgia moderna le dotaría de un lenguaje universal para la exportación.
b).-Convocar a los mejores actores externos y a los de solvencia histriónica (que los hay) dentro de sus repartos para un casting que privilegie talento y perfil dramático en una historia que exige realismo y cercanía para detonar la sorpresa. Si hay dos palabras que se reiteran en el escenario actual son justicia y corrupción. ¡La historia giraba en la intimidad de un bufete de abogados de lo familiar y penal!
c).-Verter al caño el cúmulo de vicios que provocan burlas en las redes sociales respecto de un estilo que hasta hoy parece inalienable para secundar la apertura a futuras producciones con mayores alcances creativos. Lo mismo implicaba en la realización: dirección escénica y demás áreas de la producción. Ello hubiera convertido a la versión mexicana en un acontecimiento que incluso la distinguiera sobre la original, de estupenda y reciente factura. Por el contrario, ha evidenciado las hondas cuarteaduras de la empresa más grande de medios en español.
Entender a las audiencias, un tablero del futuro
La fusión de facto de Televisa con Univisión no podría entenderse sin la actual coyuntura política en México y en el vecino país del norte con el “Trumpismo” que comanda un gigante que con coletazos, se resiste a abdicar del trono como primera potencia económica. El contexto requiere energía visionaria porque en dos décadas los latinos, sobre todo de ascendencia mexicana, no serán la primera minoría sino la primera mayoría imponiéndose un tablero con nuevas fichas y otro factor añadido: que el mundo no es más el unipolar de la era dorada de la telenovela latinoamericana, es tripolar (con China y Rusia) y en la televisión el poder se multiplica. Ya hay potencias otrora impensables.
El reto implica a todos los jugadores, los que están y los que vienen. Para algunos será una oportunidad excepcional y para otros, sentencia de muerte. Si la mayoría del 35 por ciento que componen el segmento mayoritario del padrón electoral salen a votar, definirán la elección de julio del 2018. Somos los ciudadanos menores de 35 años que de electores tenemos lo mismo que de televidentes/usuarios. ¿Somos entendidos y atendidos en los contenidos al aire de la televisión? Y sólo somos algunos segmentos.
Disponerse a conocer a profundidad y atender a sus audiencias base resulta una clave fundamental para la televisión mexicana, pero habrá que romper burbujas y salir al aire libre de la calle de la realidad, fuera del techo de los estudios con reflectores que simulan el día en la noche y la noche en el día, y que iluminan paredes falsas.
Salir de ese mundo aparte, les viene bien a todos.
Cortesía de: www.tvandshow.com
Twitter: Daniel Lares
Blog: Daniel Lares