Una reflexión para Sin Tu Mirada
Introducción
Cuando un tema es de mi interés no dudo en comentar sobre ello y a diferencia de lo esperado, hablaré de Sin Tu Mirada protagonizada por Claudia Martín y Osvaldo de Léon como lanzamientos estelares más la actuación estelar de Juan Martín Jáuregui.
Sin Tu Mirada se trató de una versión moderna de Esmeralda de Delia Fiallo. A decir verdad, no creí escribir un artículo hacia esta telenovela, sin embargo, logró que tuviera una opinión reservada y es que pasa algo muy similar con esta historia tal como lo fue con Corazón que Miente. En ellas Se destapan otros temas, otras circunstancias, otro despliegue de censura y un muy poco reconocimiento.
Entre Esmeralda y Sin Tu Mirada… el abismo diferencial entre épocas
Sin Tu Mirada no fue hecha para alcanzar una magna audiencia y hasta sirvió un tiempo para ser colchón de unitarios. Esta telenovela fue un experimento para equilibrar la barra y como carecía de pretensión alguna por eso mismo la prensa no quiso hacer un alarde de ella. Periodistas la llegaron a catalogar de mediocre y sin nada que aportar, además de comentar lo verde que pudiera lucir aún la protagonista.
Tal como lo mencioné, esta telenovela vespertina no tenía signos como para alcanzar una nominación al Emmy Internacional, sin embargo, hacía más que cumplir su cometido y tocó factores muy importantes.
Hay que ser francos, Sin Tu Mirada no supera a Esmeralda y ni le quitará el título de “clásico” pero la producción puede quedar satisfecha porque a diferencia de otras telenovelas que sí se colgaron completamente de la nostalgia (Corazón Indomable), esta quiso proponer desde su presupuesto limitado, una apuesta muy interesante desde el sentir de un ciego hasta el valor de las mujeres.
Por lo que nuevamente hay que ser francos, Esmeralda en pleno 1997 fue una telenovela víctima del machismo. Quizá Sin Tu Mirada no sea del agrado de aquellos defensores de la telenovela rosa que apoyan la trama de la protagonista a la que le debe pasar tragedia y media, abusos por doquier, incluso del galán para al final terminar con él o también sea de la repulsión de esos que dicen que el remake debe ser casi calca del original. Eso me gustó de esta versión, que aunque se respetó por lo menos un 85% de la historia, en el restante 15% sí hubo creatividad que le dio un toque único a esta versión.
Se resaltó por ejemplo la importancia de algunos personajes que en versiones anteriores no la tenían del todo, ya sea con los casos de Sergio Reynoso, Cecilia Toussaint y Alejandra Jurado, pero lo que más me gustó de Sin Tu Mirada fue el toque vanguardista.
Realmente que debió haber habido toda una planeación escénica entre el productor, la dirección de cámaras y de escena, la musicalización, los efectos de sonido, más el guion para crear los momentos donde la protagonista Marina (Claudia Martín), sentía las cosas, olía, probaba y percibía siendo ciega. Por lo menos no recuerdo en alguna telenovela anterior que se hayan atrevido a hacer algo de esta magnitud. Considero que aquí sí hubo un esfuerzo enorme por evolucionar la telenovela vespertina y traerla al siglo XXI.
Escuchamos de pruebas de paternidad de una forma más desglosada, claro, no tan a lo telenovela realista pero descartando las teorías antiguas del galán que se conformaba con el resultado único sin pensar en tecnología y que los años avanzan. Eso le dio también un impulso de metamorfosis al galán malvado, patán y errado, Alberto (Osvaldo de León) de pasar de ser esto a una simple víctima.
Si se hiciera una telenovela rosa y el galán quedara en el típico cliché del bonachón que luego se convirtiera en el patancito de la historia, para que la audiencia lo volviera a aceptar y lo siguiera queriendo, la clave de la fórmula sería convertirlo en una víctima de las circunstancias y ese fue otro acierto de la adaptación. Si el galán se quedaba con la protagonista, al final no se iba a ver tan chocante ni tan forzado como en la versión de 1997.
En esta adaptación también fue resaltado el valor de la mujer. En los años 90 a las mujeres que disfrutaban de su sexualidad las castigaban con SIDA (Mirada de Mujer), a las violentadas y confundidas las dejaban solas (Te Sigo Amando), a las que quisieron experimentar algo nuevo, las dejaban equivocadas y hasta muertas (Tres Mujeres) y ni hablar del caso de Esmeralda, dónde a una joven enamorada (Gracielita) a la que le manosearon desde su propia madre hasta ella misma su vida por seguir lo que pensaba es “correcto”, tras perder el contacto con ese hombre que amaba y que la siguió amando, la dejaron morir de amor o el caso de que la protagonista terminó al final con uno de los hombres que más la hizo sufrir en la historia.
Aquella pareja inolvidable que fue interpretada por Nora Salinas y Alejandro Ruiz, aquí fue interpretada por Scarlet Gruber y Emmanuel Orenday, a los cuales les debo de reconocer la gran naturalidad que tuvieron a lo largo de la telenovela.
En esta versión a Vanessa la casaron, la hicieron sentir ultrajada, le hicieron vivir el infierno en vida y aún alejada del hombre que ella realmente amaba, lo que hizo fue seguir viviendo. Si los lujos no la hicieron feliz, decidió vivir como una mujer normal, trabajando en un empleo normal aún con los sentimientos a flor de piel. No la tuvieron que matar y al final tanto ella como aquel que demostró quererla tanto, fueron recompensados.
La escritora Delia Fiallo moldeó en ellos a una de las mejores y más entrañables parejas coprotagónicas de la historia de las telenovelas a nivel mundial, sin embargo, aún con esa aura de machismo y crueldad que caracterizaban a la época de los años 70 todavía la alcanzó hacia 1997. Es mi deber aplaudir a la escritora Gabriela Ortigoza por revivir el aura de la pareja escrita por Fiallo pero a la vez dándonos a entender que estamos en el 2018 y las mujeres pueden superarse de alguna u otra manera.
Aunque la protagonista Marina (Claudia Martín) bien podía iniciar de cero con su primer amor, Alberto (Osvaldo de León), terminó con Ricardo (Juan Martín Jáuregui) . Es cierto, se había planteado una pareja protagónica donde al galán le hicieron un cambio notorio y justificable pero aun así ella eligió al hombre que le volvió a dar una oportunidad para ser querida y aceptada por la sociedad y le reconstruyó la felicidad. Al menos en mi opinión yo no puedo odiar al desenlace emitido por televisión porque también es un buen mensaje. Las jóvenes deben valorarse ellas mismas y esto es lo que hicieron los personajes de Marina y Vanessa, saber perdonar, seguir adelante y volver a tener una nueva oportunidad.
¡Felicidades Ignacio Sada! Después de los últimos dos esperpentos que realizaste, en Sin Tu Mirada lograste obtener una destacada y notoria superación en un producto en el que no se confiaba para llegar a mucho. Lamentablemente no nos confundamos… hay cabezas que cortar.
¿Por qué tantos obstáculos?
Considero que para que se le hubiera tomado más enserio a Sin Tu Mirada, incluso para los propios medios, influyeron tres hechos:
1.- Los antagonistas
2.- Los defectos de producción
3.- La oleada de remakes
1.- Antagonistas
Qué gran conflicto tan enorme tuvieron los actores para representar a los antagonistas de la trama. Los papeles les quedaron así de grandes, ya que un primer actor como Enrique Lizalde no tuvo que fingir acentos ni llegar a la fantasiosa crueldad del personaje de Eduardo Santamarina para ser odiado-querido. Laura Zapata es una buena constructora de mujeres histéricas a diferencia de Luz Elena González. Ana Patricia Rojo no necesitaba apuñalar a nadie para acentuar su maldad como Candela Márquez, o ya de plano, el icónico personaje de Salvador Pineda, “Lucio Malaver”, se consolidó por su muy buena caracterización y modismos a diferencia de Carlos de la Mota.
Eduardo Santamarina no dio una con el personaje y si contamos que lo volvieron más cínico y patán de lo que ya era, peor tantito. Era un papelazo en la versión de 1997 pero lo que aquí hicieron fue algo así como un villano del tipo de los escritos por Eric Vonn, pero sin esa chispa, gracia o justificación. Se pasaron por el arco del triunfo la seriedad del papel.
Tenía expectativas altas con Luz Elena González pero no pasó la prueba. Ella requiere tomar un curso de actuación si es que quiere concentrarse en antagonistas porque de verdad, no se le cree y mucho menos si la ponen a decir mil insultos a la protagonista sólo por ser ciega. Eso en lugar de generar odio al personaje, produce repulsión por lo tan mal representado que se ve el trabajo de la actriz, además que ese insulto que se le da a una parte de la sociedad que pudieran estar en la misma circunstancia que la protagonista.
Aplaudo que al personaje de Candela Márquez no lo hayan tapizado de maquillaje como en sus telenovelas anteriores. La española lució un tanto más natural pero todavía no la veo lo suficientemente bien concentrada como para ser una villana de peso.
A Carlos de la Mota no le fue tan peor. La verdad que hubo un buen trabajo de su parte en la cuestión actoral para sacarlo de su zona de confort. Isauro Sotero era un villano obsesionado y desequilibrado pero que no se volverá un personaje icónico como Lucio Malaver, del cual, hasta la fecha uno recuerda el nombre y apellido. Con Isauro no sucederá lo mismo y mucho menos con esa máscara tan falsa y esas quemaduras que dejaron a deber.
2.- Defectos de producción
Buena alta definición, buenos efectos visuales, buena fotografía, buenos incidentales. ¿Dónde está el error? En las locaciones y foros. Todavía no se salen de ese acartonamiento tan chocante. El hospital lució bastante falso. Si queremos ver que la telenovela realmente evolucionó, aun con el muy poco presupuesto que se le dio a la historia, podrían haber intentado hacer algo más resaltante con la dirección de arte.
3.- La oleada de remakes
Sin Tu Mirada puede golpear a la nostalgia porque Esmeralda es un clásico y si las parejas más importantes de la trama son bien realizadas, será excusa suficiente para que el público la pueda seguir y teniendo expectativa si se repetirá o no el final de su versión antecesora. La verdad, la nueva adaptación pudo tener todo para ser un éxito, parejas decentes, vanguardia, efectos visuales pero con tantos remakes que nos han puesto, ya no es fácil verla como la versión que cambió un rumbo, sino será vista como una más, mismo problema de Corazón que Miente.
En el mercado del anime, las series de antaño están teniendo secuelas y por supuesto que son mega exitosas. En el mercado de los videojuegos se están retomando formatos de hace veinte años para actualizarlos teniendo los mismos niveles. ¿Por qué no es así con la telenovela mexicana? Porque año tras año producen una cantidad aproximada de 10 remakes/refritos. Los originales son escasos. Varios de esos remakes ya han sido emitidos incluso varias veces en el país o incluso a escala internacional. La “novedad del remake”, se pierde.
Nuevamente se incluyen los dos puntos anteriores: villanos y diseño de arte. El antagonista es el que moverá la historia, si no la mueve bien, dejará la historia al vacío y si nos vamos a diseño de arte, bueno, esas secuelas de anime y esos remakes de videojuegos es interesante volverlos a experimentar porque tendrán una tecnología avanzada no vista hace veinte años, por lo que como espectador normal, al saber que harían Esmeralda nuevamente (ante tanto refrito emitido) lo primero que uno observa son esos escenarios y ante la pobreza de lo visto se pierde el interés.
Creo que aunque Sin Tú Mirada nos dejó cosas buenas, también nos dejó muchas otras que son urgentes por mejorar en la industria telenovelera mexicana.
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Muy buen comentario. Seguí la novela desde que sus inicios, ya que Esmeralda es mi telenovela mexicana favorita. Nunca me perdí un capítulo y creo que hicieron cambios muy buenos, como el hecho de que incluían sonido a la percepción de los objetos que palpaba Marina o también, cuando ésta pensó que Isauro la había abusado y aunque fue con chasco, lo denunció a la policía, como toda mujer debería hacerlo, en vez de sentirse «sucia» y «culpable». Pero también, debo admitir que me empezó a aburrir un poco desde que Marina recuperó la vista, en versiones anteriores, las peleas que la protagonista tenía con la nueva prometida de su ex le daban un condimento especial…pero en esta versión, Lucrecia era una villana cínica, se hacía la simpática y evitaba la confrontación con Marina…solo su desenlace en la cárcel me dejó más satisfecho. Otro que no pagó como debía por sus crímenes, fue Isauro, quien murió de una forma bastante patética y poco impactante.
Pero como ustedes bien dijeron, esta no es una gran novela, pero es un intento por hacer cosas decentes.
La verdad me gusto al princio la novela pero la segunda etapa no porque marina fue una protagonista que nunca se le vio ese gran amor por el protagonista nunca lloro por el y al final fue una orgullosa que no perdono a su papa y tampoco a alberto sino que se quedo con el celoso e insoportable de ricardo
Odié esa versión y espero que sea un fracaso internacional. En mi país (Brasil) todas las versiones fueron exibidas, pero espero que el SBT no la exiba.
Me gusta Esmeralda, a pesar de no ser mi novela favorita e intenté ver Sin tu mirada y no pude con el primer capítulo. Qué actuaciones tan malas y acartonadas. Luego de eso seguí viendo algunos capítulos random y mi sensación es que la adaptación en sí es mala también porque para adaptar no es cosa de cambiar simplemente la locación o el diálogo, si no entender el conflicto de fondo. En ese sentido, no sé si has visto o leído la historia de «Orgullo y Prejuicio,» me gustaba mucho la película de época… hasta que me topé con la adaptación «The Lizzie Bennet Diaries,» que es la versión moderna que realmente ha replanteado la visión original de la historia, adaptándola de verdad a nuestros tiempos. Genial en serio. Adaptación con todas sus letras. Por ejemplo, uno de los personajes en la versión original se tiene que casar por un hombre que no ama por dinero… en la versión moderna, acepta trabajar con un hombre al que no respeta por dinero. Eso, en esta época, es un conflicto más común, entendiendo que el fondo de la situación es lo que uno hace por dinero. Luego, a otro personaje que no pintaba mucho, lo reemplazan por un gato y dado que apenas si había diálogo y su presencia se prestaba más que nada para situaciones cómicas, también funciona. Eso es adaptar de veras. Me encantaría que los productores de novelas mexicanas que no todo debe reducirse a caras bonitas y efectismos, pero parece que eso se fue con la muerte de los grandes (Emilio Azcárraga papá, Beatriz Sheridan, etc) que han dejado a la industria sin peso y rumbo. Hasta Carla Estrada, que antes hacía cosas soberbias (El privilegio de amar, Alondra, Lazos de amor) terminó haciendo bodrios (sus siguientes novelas fueron casi todas de época y en mi opinión malísimas, con escenas muy exageradas y situaciones re clichés). Me da pena en serio ya no ver novelas, es que en verdad, ya ninguna atrapa de veras.