Amar a Muerte. Crítica de la semana de estreno

Las tribulaciones de la “Viuda de México”
Una propuesta de Lemon Studios y W Studios ocupa de nuevo el horario estelar de Las Estrellas y lleva el nombre de Amar a Muerte. Originalmente el proyecto se llamaba Contracara pero fue cambiado semanas antes de su lanzamiento.
La historia sobre transmigración de almas es original de Julio Jiménez, autor colombiano que se caracteriza por crear tramas con tintes oscuros y esotéricos como las versiones originales de Fuego en la Sangre (Las Aguas Mansas) y Mi Adorable Maldición (Lola Calamidades).
La adaptación está a cargo del escritor y activista venezolano Leonardo Padrón quien tiene en sus créditos telenovelas como Aguamarina (1997) y El País de las Mujeres (1998). Esta es la primera vez que trabaja en una coproducción mexicana.
En la primera semana vimos que el magnate León Carvajal (Alexis Ayala), el delincuente Chino (Michel Brown) y el profesor Beltrán (Arturo Barba) pasaron por una transmigración de almas tras sus muertes. A León lo apuñalaron el día de su boda con Lucía (Angelique Boyer) y mientras su alma transmigró al cuerpo de El Chino, de su cuerpo ya no se habló. Al Chino lo ejecutaron en la silla eléctrica en Estados Unidos y su cuerpo recibió el alma de León mientras que su alma fue a dar al cuerpo de Beltrán. Beltrán murió en un accidente automovilístico y mientras su cuerpo recibió el alma del Chino, su alma ya no fue mencionada en la historia. León en el cuerpo de El Chino quiere regresar a recobrar a su mujer -quien le es infiel con un amigo- mientras que El Chino quiere recobrar un botín y una memoria USB que dejó enterrados en algún lugar del campo.
Amar a Muerte es una mescolanza de cosas entregadas en escenas cuya edición no siempre tiene sentido. Por una parte tenemos el melodrama de un hombre -reencarnado en el cuerpo de un asesino- que busca reencontrarse con su familia y su amada esposa. Por otra parte tenemos el mundo del asesino –reencarnado en un profesor de universidad- lleno de sordidez y violencia. Todo este menjurje se encuentra aderezado por alusiones a la muerte, tradiciones de Día de Muertos, apariciones de mariposas negras y de una etérea mujer que representa a la muerte.
Al no haber visto ninguna de las tres versiones anteriores no tenemos punto de comparación en cuanto a la fidelidad de la trama pero podemos apreciar que la producción cuenta con algunos de los sellos de la mancuerna Lemon/W: escenas de acción bien realizadas y diálogos intrascendentes.
El equipo de escritores encabezado por Padrón ha tenido experiencia en producciones de Telemundo, Venevisión y Argos. Aquí nos quieren tratar de empatizar con el ridículo concepto de llamar a Lucía “La Viuda de México”. Este enfoque quedaría bien en una telenovela en el tono de las de don Emilio Larrosa pero en un intento de producción seria como Amar a Muerte está fuera de lugar.
Además de la fantasía de la transmigración de almas tenemos que lidiar con otras cosas fantasiosas como el hecho de la inmediata liberación del Chino tras su ejecución y resucitación y el hecho de que Lucía lamenta el asesinato de León pero se sigue acostando con su asesino intelectual.
Fuera del desarrollo del capítulo inicial y de la historia de León reencarnado, la historia no ha tenido gran avance. Lucía y su hijastra Eva (Claudia Martín) llevan toda la semana echándose miradas fulminantes. El inspector Montilla (Roberto Duarte) no ha descubierto nada y finalmente El Chino reencarnado en el cuerpo de Beltrán se la ha pasado deambulando, profiriendo vulgaridades y preguntándose qué le pasó.
Angelique Boyer en ocasiones parece repetir el personaje de sufrida de Montserrat en Lo Que La Vida Me Robó y seguimos esperando que le imprima a Lucía una personalidad propia. Michel Brown ya no luce tan galán como en trabajos anteriores y se salvó de llevar el peso de un papel con una personalidad tan chocante como la de El Chino. Arturo Barba lleva las de perder pues le tocó ser El Chino reencarnado y es un personaje bobo, villano pero bobo.
Claudia Martín luce imponente como la villana Eva y su única debilidad son los parlamentos anticuados que le escriben los guionistas. Alejandro Nones saca adelante su repulsivo personaje con una inquietante caracterización que lo hace ver como un psicópata de closet.
En el elenco también sobresalen Raquel Garza como una vidente, Néstor Rodulfo como un maleante norteño y Cayetano Arámburo como el yerno de León quien tiene que mediar con la familia.
La producción tiene una apariencia de calidad y la música incidental resulta inquietante en las escenas de tensión tal y como debe ser.
Esperemos que los capítulos vayan mejorando conforme avanzan las semanas y no terminar odiándola a muerte.
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