Lo bueno y lo malo de Silvia Frente a Ti en opinión de Ángel Adm

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Introducción

Hace unas semanas, tras dos antecedentes: el trabajo de Carla Estrada con Por Siempre Joan Sebastián (2016) y el trailer de esta nueva bioserie, no tenía altas expectativas sobre la vida de Silvia Pinal televisada, sin embargo me llevé una sorpresa.

Esta historia fue protagonizada por Itatí Cantoral representando a una de las divas más icónicas y talentosas de todos los tiempos en el espectáculo mexicano. Pese a que la premisa de mostrarnos sus vivencias es algo que suena apasionante, me sentí en una encrucijada con este proyecto, por lo que no lo alabaré pero tampoco lo destrozaré, sino que iré por los puntos tanto enriquecedores como desgastantes de esta exitosa producción.

Contexto

Silvia Frente a Ti fue una serie muy peleada para ser transmitida o no. Había sido terminada de grabar y a la productora Carla Estrada le dieron unas largas enormes para su emisión puesto que al parecer en Televisa no les gustó como quedó, sintieron que no iba a ser exitosa. Después se rumoró que sería una serie post-mortem, lo cual, se agradece que no haya sido así.

Peleándose la transmisión del horario, inteligentemente fue programada como sucesora de Mi Marido Tiene Más Familia, que aparte de ser el proyecto más exitoso de la barra televisiva, ahí estuvo la misma Silvia Pinal como Doña Imelda, por lo tanto, fue un ingenioso panorama de continuidad a la primera actriz para en su momento conocer más de ella.

Antes de revelarse la identidad de quién sería Silvia Pinal, una buena parte de los usuarios en internet rogaban a Carla Estrada que fuera la actriz Fernanda Castillo quien la interpretara por su gran parecido con la diva pero su apretada agenda se lo impidió. Entonces Televisa apostó por Itatí Cantoral y recordemos que ella hizo una interesante representación de Kiki Herrera Calles en José José El Príncipe de la Canción (2018), por destacar un dato de su paso en las biohistorias.

La serie tenía todo en contra y muy poco a su favor. Pese a todo pronóstico, logró ser emitida a mediados de febrero con total éxito y polémica. La prensa quedó impresionada y no dudó en hacerle buen ruido, al fin y al cabo que trata de una de las vidas más valiosas del espectáculo.

Evidentemente aún hay muchas cosas que hablar de la serie, ya que no todo es miel sobre hojuelas y es que aun con total buena intención para reconocer a una de las personas que más ha hecho por Televisa también se ve una cantidad notable de errores que no deberían ser repetidos.

Aire a nostalgia

No quisiera ahondar mucho en su desenlace el cual fue un resumen de la vida de Silvia desde finales de los ochentas hasta principios del 2000. A mi parecer fue demasiado apresurado. El final pudo haber tenido un desglosamiento más atractivo, incluyendo el profundizar en el origen de su unitario Mujer Casos de la Vida Real. Fue irónico que después de mucho tiempo, una producción de Televisa finalizara en viernes

En sí, yéndonos a lo que le dio el éxito a esta serie fue que al espectador mexicano le encanta mucho sentir nostalgia, y yo me incluyo. Sin ser exactamente un fan, quedé con ese aire nostálgico en cinco cuestiones en especial:

1. La historia de Emilio Azcárraga Milmo. En todos estos años que llevo criticando al melodrama, siempre destaco nombres de personalidades del pasado que dieron mucho por el género, siendo el señor Azcárraga Milmo un personaje clave. Si algo me encantó de esta bioserie fue la manera en que se le presentó, como un hombre comprometido en su trabajo, perfeccionista y detallista. Silvia Pinal lo describió con un apasionamiento que de verdad, ojalá y así hubiera gente tan comprometida como él actualmente.

2. El recordar al cine de oro con un cuadro de actores realizando a varios personajes entrañables como Pedro Infante o Arturo de Córdova, llama la atención no sólo de personas que vivieron en carne propia esa época, sino también de jóvenes curiosos.

3. El matrimonio más sonado de Silvia Pinal, el que tuvo con Enrique Guzmán. Ver la recreación de las escenas del programa Silvia y Enrique (Aquí “Silvia y Felipe”) mueven también los sentimientos y ni hablar de ver televisadas las violentas escenas de las peleas de ambos. Su tormentoso matrimonio fue considerado como uno de los escándalos más impactantes de su vida.

4. El momento cumbre bien sabido en la vida de Silvia Pinal, la muerte de Viridiana Alatriste, ya televisada y en voz de ella misma. Consideraría que de toda la serie, la mejor escena de Itatí Cantoral fue cuando ve a su hija muerta. Sin un llanto exagerado supo hacer un momento dramático a flor de piel.

5. Por supuesto, la recreación de los momentos y vivencias del terremoto de 1985, en perspectiva de la protagonista.

Meditaría a estos cinco puntos fundamentales para reconocer el éxito de la bioserie puesto a que nos toca en la cultura como mexicanos, el recorrido de varias generaciones que hemos tenido a la televisión muy presente en nuestras casas. Recordar es vivir, dicen por ahí.

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La interpretación de Itatí Cantoral

Antes de desglosar sus puntos buenos como malos, quisiera tener un espacio para comentar de la interpretación de Itatí Cantoral como Silvia Pinal, ya que es el claroscuro más importante de toda la producción.

A mi criterio, fue demasiado infortunada la transición de Nicole Vale a Itatí Cantoral. Se trató de una de las metamorfosis más inusuales e ilógicas de toda la teledramaturgia. Tan sólo bastó un cambio de look para aumentarle veinte años de una escena a otra.

La serie cae en otro error fundamental de las biohistorias, cuando a fuerza con calzador quieren revalorizar al actor representante. Sino recordemos a Alejandro de la Madrid haciendo a un José José de veintitantos años en José José El Príncipe de la Canción (2018) o el bochornoso caso de Majida Issa como una adolescente Alejandra Guzmán en La Guzmán (2019).

No quisiera caer en el gastado recurso de “hubiera sido mejor Fernanda Castillo” pero visualmente, hubiera sido mejor hacer un cambio poco brusco de una jovencita a una mujer que rondara la tercera década. Esto no se vería forzado a comparación con una que pasa de los cuarenta años. Otra solución es que hubieran sido tres las actrices que interpretaran a Silvia Pinal en sus momentos cumbre.

Francamente Cantoral no es parecida a la señora Pinal pero bueno, su interpretación debe hablar por sí sola, hay actores que no precisamente eran parecidos a quienes tenían que representar y lograron sacar a flote el barco, en esta ocasión hay un punto a favor y otro en contra.

Yo no dudo de la capacidad actoral de la protagonista. Itatí Cantoral hizo una muy buena actuación como una mujer carismática, sensual, agradable, madre de familia, con carácter fuerte, trabajadora, mártir de los golpes, las infidelidades y las pérdidas… por supuesto esto es muy bueno pero no hizo a Silvia Pinal. Para que me entiendan quiero decir que como actuación fue buena pero como interpretación me quedó a deber mucho, no vi en ella a la diva.

Si le cambiaran el nombre a la serie y no supiéramos que es Silvia Pinal, diría, por supuesto estuvo excelente en su personaje pero al ser una biohistoria, no la vi reflejada en ella. La interpretación de Itatí no fue de una imitación pero tampoco veo a alguien que se haya empapado para una representación más fidedigna de la actriz, ni siquiera se ve que les propusiera alguna idea a los directores de escena o a la productora.

Veamos los casos de Julián Román y Carlos Yorvick en Hasta que Te Conocí (2016), Luz Ramos en Su Nombre era Dolores (2017), Mariana Torres en Hoy Voy a Cambiar (2017) o Armando Hernández en El César (2018). Ellos no precisamente parodiaban o imitaban en extremo a sus representados pero agregaron modismos corporales y vocales para sus interpretaciones. Se veía su profesionalismo tan alto que era ver a las estrellas que hacían en carne y hueso, olvidándote en cierto momento que era una actuación, esto lamentablemente no sucedió con Itatí Cantoral, lo único que he de reconocerle es el buen trabajo de carga dramática que realizó.

Lo bueno

La adaptación de Adriana Lorenzón y Rosa Salazar del libro Esta Soy Yo: Silvia Pinal, resultó ser dinámica y ágil, por lo que era fácil enganchar al televidente.

Pese a su bajo presupuesto le reconozco a Carla Estrada la labor que hizo en cuestión de locaciones y vestuario.

La joya de la corona la marcaría en su elenco ya que fue el retorno de varias personalidades. Además vimos una excelente gama de actores de TV Azteca que fueron muy bien aprovechados: Kenia Gazcón, María de la Fuente, Plutarco Haza, Patricia Bernal, Roberta Burns, Pedro Sicard, Rodrigo Abed y Alberto Casanova entre otros.

Me encantaron las representaciones de Jorge Gallegos como Pedro Infante, Marcelo Córdoba como Arturo de Córdova, Harry Geithner como Emilio Azcárraga Milmo, José María Negri como Andrés Soler y sin duda alguna Gonzalo Guzmán como Enrique Guzmán (Aquí Felipe Román).

De las intérpretes familiares, quedé muy satisfecho con los trabajos de Odemaris Ruíz y Adriana Nieto como Sylvia Pasquel (Aquí Livia Pasquel), Cassandra Sánchez Navarro como una convincente Viridiana Alatriste y una sorpresa el retorno de la joven actriz, María Chacón como Alejandra Guzmán (Aquí Alondra Román).

Mención honorífica a Nicole Vale. Ella venía de Caer en Tentanción (2017) haciendo un personaje muy parecido al de Roberta Burns en Vivir a Destiempo (2013) (curiosamente ambas mejores amigas en esta bioserie) y con un carisma total le tocó representar la juventud de Silvia Pinal con dignidad y garra escénica aplaudible. Considero que tendrá un buen futuro en el campo actoral.

La selección de banda sonora en canciones se me hizo bastante acertada con éxitos de todos los tiempos como “Luna de Miel” y “Gracias a la Vida” por mencionar algunas de las muchas que se escucharon.

Por lo menos algo agradable fue ver que se hizo un esfuerzo y que a comparación de la serie Por Siempre Joan Sebastián en esta sí se corrigieron algunos problemas muy criticables.

Lo malo

Una dirección escénica evidentemente telenovelera y contrastante. Mónica Miguel es una excelente directora de melodramas pero a lado de Víctor Manuel Fouilloux se notaba esa diferencia de estilos entre ellos sobre todo en los primeros capítulos. Recordemos que el segundo es destacado por dirigir sobreactuaciones como las de Dos Hogares (2011), Corazón Indomable (2013), La Gata (2014) y Lo Imperdonable (2015).

Hubo demasiado abuso de imágenes del pasado para justificar locaciones en lugar de recrearlas dignamente, al igual que mucha dependencia por hechos que no tenían gran relevancia en la vida de Silvia Pinal, más parecía que la serie a veces era un documental de historia de la segunda mitad del siglo XX en México.

La narrativa de Silvia Pinal interrumpía el espectáculo sin dejar que el propio guion nos guiara de una forma más actoral y representativa. Hubiera apostado más por una narración sin tener que ver a la actriz presencialmente en espacios.

Actores maravillosos en papeles muy pequeños como Susana Alexander, Sergio Klainer y Lorena Velázquez.

Unos muy en farsa o pose como Arturo Peniche, el actor que representó a Mario Moreno “Cantinflas” e incluso María Chacón que pese hacer a una decente Alejandra Guzmán, en ciertas ocasiones se veía caricaturesca.

Entiendo que el presupuesto sea limitado, pero ¡más creatividad en las caracterizaciones! ¡Qué pelucas más terribles! El vestuario queda acorde, no me disgustó, incluso se usaron vestidos de la misma Silvia Pinal pero esas pelucas que le ponían a Itatí Cantoral y Mane de la Parra, fueron imperdonables más la exagerada caracterización de Ernesto Laguardia.

La serie cae en otro de los múltiples errores de las biohistorias: la protagonista es vista casi como un ser etéreo, nos la ponen como víctima de todos, con la que forzosamente debes identificarte. Era como ver una novela donde a la protagonista le pasa de todo y todos abusan de ella. Investigando su historia en la prensa, se omitieron cosas para evitar manchar su imagen y todo se mostraba tan en su favor. Ni hablar de la pretenciosidad de los diálogos de las “hijas ingratas” (Pasquel y Román) cuando se les mostraba castigadas en los capítulos finales, como si se tratara de un karma.

Carla Estrada es muy conocida por abusar mucho de los soundtracks que están a su cargo. Siento que para una bioserie este recurso es muy manipulador y hubiera preferido múltiples escenas en silencio y con sólo diálogo.

Y el peor punto de todos, tal parece que el tiempo se detuvo en cierta parte de la historia y ningún personaje envejecía, podrían pasar veinte o treinta años y seguían igual, sólo les agregaban una que otra cosa pero muy pequeña. Entonces ya no hablamos de falta de presupuesto, sino de falta de buen gusto.

Conclusión

Una bioserie con muy buenos aciertos y que por ello logró enganchar al teleauditorio que en sí, hemos crecido y vivido con el rostro de Silvia Pinal frente a las pantallas. Sin embargo, tuvo unos desatinos tremendos que deben ser corregidos a la brevedad en producciones posteriores si es que deseamos tener mejores series, telenovelas o serienovelas que puedan competir en cualquier parte del mundo.

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