Descanse en paz Edith González

El jueves 13 de junio la prensa de espectáculos recibió una lamentable noticia y fue la pérdida de la gran actriz Edith González, una mujer que le brindó a la televisión mexicana, una prosperidad increíble con su sola presencia.
Sin duda alguna, hablamos de una de las intérpretes de melodramas más representativas de casi cinco décadas pues recordemos que empezó su carrera siendo una niña. Además fue una de las actrices con un camino tan sólido que llegó a una escala internacional grande, no hablamos de una pérdida sólo para Televisa o TV Azteca, sino para Telemundo por igual.
De niña a adolescente talentosa
Edith González nació el 10 de Diciembre de 1964 en Monterrey, Nuevo León. Con muy pocos años de edad, figuraba a principios de la década de los años 70 con actuaciones cortas en papeles infantiles, destacando en Los Miserables (1973) interpretando a Cosette de niña, para luego cederle el personaje a Diana Bracho en su fase adulta.
Tras su paso por el clásico de Víctor Hugo, ella siguió participando en telenovelas hasta que Televisa de la mano de Valentín Pimstein, uno de los productores que más la apoyó en su momento, le dio una oportunidad dorada para intepretar a la inolvidable María Isabel de Los Ricos También Lloran (1979), representando a la hija de Verónica Castro y Rogelio Guerra.
Marcando su estatus adolescente, siguieron personajes muy acorde a su edad pero que la irían evolucionando como en Soledad (1980) y El Hogar que Yo Robé (1981), hasta que en 1982, tras una negativa de Ernesto Alonso para cederle a Pimstein a la actriz Victoria Ruffo para hacer Bianca Vidal en 1982, el productor chileno confió en Edith González, haciéndola triunfar en su primer estelar.
Bianca Vidal nos relataba la vida de una estudiante trabajadora que se enamoraba de su profesor de literatura interpretado por Salvador Pineda. Era una pareja muy peculiar ya que era el romance de una adolescente con un hombre mayor. Ambos tuvieron tal éxito que pasaron a la posterioridad. En palabras de ambos, la actriz se sentía nerviosa en sus escenas amorosas pero eso no le impidió transmitir la química que embelesó al televidente.
Para este punto, Edith ya tenía más de 10 años de trayectoria y era considerada una promesa para convertirse una de las más grandes estrellas de la pantalla chica.
Construyendo a la protagonista talentosa
Separada un momento de Pimstein, se aventura a estelarizar una telenovela con tono infantil en 1984 titulada Sí, Mi Amor a lado de Leonardo Daniel, historia que años posteriores sería vuelta a filmar como El Niño que Vino del Mar (1999). Comprendemos que este ya sería su segundo protagónico ahora con el productor Guillermo Diazayas. Para esa época, era muy común que las y los protagonistas tuvieran a su jefe “de cajón”, tal como Ernesto Alonso lo fue de Christian Bach, así que no pasó mucho tiempo para que Valentín Pimstein la llamara y le diera otro protagónico.
Monte Calvario de 1986, fue una historia original de Delia Fiallo basada en una radionovela llamada La Mujer que No Podía Amar. La escritora cubana estaba satisfecha con este primer trabajo recreado en Televisa y fue la antecesora de sus exitosas versiones posteriores: Te Sigo Amando (1997) y La que No Podía Amar (2011). A Edith González se le encargó la misión de interpretar a Ana Rosa, una muchacha vendida a un hombre inescrupuloso en una silla de ruedas, interpretado por José Alonso.
Para ser su tercer protagónico, el público ya la tenía en la mira, catapultada al estrellato y por lo tanto, sus siguientes personajes debían ser aún más prometedores. Hizo una actuación de reparto en Lista Negra (1986) y su primer antagónico en Rosa Salvaje (1987), recreando a la célebre Leonela Villareal pero surgió un muy considerable problema tras bambalinas con el productor Pimstein y fue sustituida por Felicia Mercado.
En este punto, González ya había interactuado con varios productores y no era necesario seguir dependiendo de uno solo aunque le hubiera dado sus éxitos más considerables. En este contexto Eugenio Cobo le ofrece representar un papel coestelar en Flor y Canela (1988) pero sería el creador de Cuna de Lobos, Carlos Téllez quien le daría de nuevo un protagónico en En Carne Propia (1990), con Eduardo Yáñez como su pareja romántica y Gonzalo Vega como su fuerte verdugo en la ficción. En esta telenovela policiaca ella daba vida a Natalia, una chica ciega que al obtener un trasplante de córneas, recibe poderes extraordinarios de clarividencia. Ésta fue el trampolín para que el resto de sus proyectos fueran estelares, salvo tres excepciones: Cuento de Navidad (1999), A Corazón Abierto (2012) y Tres Familias (2018).
La siguiente telenovela que la marcó, es considerada la más importante de todas: Corazón Salvaje (1993) a lado de Eduardo Palomo, la pareja romántica, quizá mejor construida en la historia de la televisión. La tercera versión de esta historia de Caridad Bravo Adams fue un rotundo éxito, un parteaguas del género melodramático y es que era tan bien realizada que no hay crítico que no la siga recordando con total nostalgia y cariño. El personaje de “Santa” Mónica, interpretado por Edith, es hasta la fecha, una de las mejores protagonistas femeninas de las telenovelas.
Es muy curioso volver a hablar de este tema pues no tiene mucho tiempo que destaqué que fue un muy sonado éxito de la escritora María Zarattini como adaptadora, responsable de grandes logros de Christian Bach, y las tres, con muy pocos años de diferencia, ahora ya no están con nosotros y nos dejan un fuerte legado. Otra curiosidad es que las tres compartieron crédito en Los Ricos También Lloran, aunque González y Bach entraron cuando la escritura corrió a cargo de Carlos Romero.
Construyendo a la protagonista comercial
En la época de Corazón Salvaje, Edith ya tenía más veinte años de trayectoria y era aún muy joven. Ella era tanto variada como arriesgada al escoger sus proyectos, por algo se volvió la más célebre Elena Tejeiros de la reconocida obra mexicana Aventurera a finales de los 90, bajo la supervisión y producción de la actriz Carmen Salinas.
Continuando con esa imagen de la protagonista vanguardista que nos dejó con Natalia de En Carne Propia (1990) y Mónica de Corazón Salvaje (1993), se dispuso a trabajar con productores como Julissa y José Rendón para seguir explotando el género policiaco con La Sombra del Otro (1996) y La Jaula de Oro (1997), con los guiones de Carlos Olmos y María Zarattini, los creadores de las dos primeras telenovelas destacadas en este párrafo.
Aunque tuvieron muy bajo rating, Edith sabía desenvolverse con el estilo de Olmos y aceptar el atrevimiento de Zarattini, pese a ello, los productores veían mucho ángel y carisma en ella que no debían ser desperdiciados, entonces, de ser una protagonista talentosa, aprovecharon su carisma para volverla comercial y fue un acierto.
Nunca Te Olvidaré en 1999 fue la máxima representación de lo que quiero decir, la historia producida primeramente por Juan Osorio y luego por Carlos Moreno, era una telenovela rosa comercial, en la que la imagen de Edith salió bien beneficiada y por ello el primero le confió el remake de Colorina, Salomé en 2001.
En la época del 2000 Edith ya no era la mujer atrevida de los años 90, era ya más la protagonista típica y tradicional. Aunque los guiones pudieran tener muchas fallas en su consistencia, González poseía un ángel tan impresionante y un estilo actoral tan bien aceptado e identificado que podía resolver estas cuestiones con su sola presencia. ¡Ya era una estrella!
Por supuesto, la continuamos observando en telenovelas de este ramo como Mujer de Madera (2004), la cual tuvo que dejar por su embarazo y regresar a un antagónico en Mundo de Fieras (2006), representando a Jocelyn, un personaje, que si bien a muchos nos pareció exagerado y cirquero, la consolidó en el ramo de la villana poderosa. ¡Ojo en esto! Porque aquí veremos la gran metamorfosis de la actriz en el siguiente punto.
La mujer que se atrevió a explorar otros mundos
Televisa tenía a Edith en ese status de la actriz comercial, la que sabía convencer a las masas de sus actuaciones y rescatar guiones. José Alberto Castro le da la oportunidad de estelarizar el remake de El Amor Tiene Cara de Mujer (1971) llamado Palabra de Mujer (2007) antes del éxito que vendría para su carrera.
Debo de reconocer a Televisa que hizo un estupendo trabajo con Edith al volverla muy rentable, ya que en ese punto, ella era la imagen de la empresa, no la podías imaginar en otros lados, hasta que se hizo un préstamo a Telemundo al asignarle el protagónico de Doña Bárbara original de Rómulo Gallegos y adaptada por Valentina Párraga.
La actriz salía de su zona de confort. Ya no eran los mismos productores, ni los mismos escritores y mucho menos, el mismo elenco. ¡Todo era distinto! Ella aceptó el reto como las grandes, a sabiendas que Doña Bárbara tiene un legado fundamental en la cultura mexicana porque el sobrenombre de “La Doña” lo tuvo María Félix por su magnífica actuación en la cinta de los años 40.
Doña Bárbara fue un proyecto con dignidad. Esta versión estadounidense-colombiana, le dio a Edith la fama internacional. Ya la habíamos visto como promesa, como estelar arriesgada, vendible y ahora tenía una metamorfosis más. Una actuación por demás, aplaudible y estupenda, nos cautivó a todos por su excelente forma de interpretar a una mujer violada, resentida y vengativa, una villagonista en todo su esplendor y tan fue así, que como María Félix en su tiempo, por un buen rato llamábamos a González “La Doña”.
Triunfante de todo el ruido de la telenovela, regresa a Televisa con Camaleones (2009), producida por Rosy Ocampo, pasando sin pena ni gloria. Esto, pese a todo, fue muy bueno, porque si ella logró poner en alto el nombre de Telemundo, era capaz de hacerlo en cualquier lugar que pisara. Se vence su contrato y TV Azteca la llama a sus filas para ahora sellar su presencia como icónica en la misma empresa.
Edith González fue tratada como una reina literalmente. TV Azteca la supo aprovechar incluso hasta en sus últimos meses de vida y consiguiendo que la televisora ganara comercialidad por los proyectos donde ella estuvo. Con los fantásticos argumentos del escritor Eric Vonn, protagonizó dos de las telenovelas más exitosas del Ajusco en los últimos años: Cielo Rojo en 2011 y Vivir a Destiempo en 2013.
En Cielo Rojo, Edith parecía que volvería a ese estilo tradicionalista al que nos tenía acostumbrados en Televisa pero la pluma de Vonn hizo maravillas con su imagen. Alma era un personaje sumamente poderoso. La historia de una mujer encarcelada por un crimen que no cometió y que lucha capítulo a capítulo con su castrante ex suegra para recuperar a su hija. Me encantaba porque era una protagonista que no siempre fue sufrida, era ruda, golpeaba fuerte, se le quedaba el estilo de cárcel, decía cosas pícaras y ácidas. Fue una combinación poderosa en algo que jamás la había visto hacer.
Para la primera mitad de la década donde se recobraban estilos antiguos, Elisa Salinas le pidió a Eric Vonn recrear una telenovela muy parecida a las de la TV Azteca de los 90 y principios del 2000, de ahí surgió Vivir a Destiempo, producida por Fides Velasco. En esta historia Edith interpretó a Paula Duarte, la estelar que la puso a lado de grandes damas que dieron renombre a la empresa en su momento como Angélica Aragón en Mirada de Mujer (1997) y Todo por Amor (2000) y Margarita Rosa de Francisco en Mientras Haya Vida (2007).
Paula era un personaje que remontaba mucho a la nostalgia de la TV Azteca vanguardista, aquellos estelares donde la mujer, era una figura fuerte, evolucionada, actual y real, la que daba mensajes sociales y se atrevía a romper estereotipos. La maravillosa pluma de Vonn la hacía verse romántica, empoderada y hasta en momentos, divertida, sin olvidar la magistral pareja que hizo a lado del argentino Ramiro Fumazoni. En el tiempo que he estado haciendo tops, antes de incorporarme por completo a esta página, a ella le di el primer lugar a Mejor Actriz por este valioso papel.
TV Azteca no dejaría de aprovecharla y fue invitada incluso a conducir eventos especiales o programas como Tiempo de Héroes (2012), además de jurado en Este es Mi Estilo, su último programa en 2019.
Edith González también hizo cine. Entre sus películas más recordadas tenemos a Deseo (2013) la cual le valió una nominación a Mejor Actriz en los premios Diosas de Plata. Curiosamente en esta película también actuó Christian Bach.
Regresó a Telemundo para estelarizar Eva la Trailera (2016) su último protagónico y retornó a TV Azteca para una última participación especial en un antagónico cómico: Katy de Tres Familias (2018).
Se va como una de las damas más multifacéticas de la farándula mexicana, la que tuvo muchas metamorfosis a lo largo de su carrera. Si lo analizamos de esa forma, tendríamos a cinco Edith González distintas pero cada una, emblemática en cada etapa. Da mucho pesar porque fue una mujer que dio tanto en todos los lugares que pisó, fue la imagen icónica de tres televisoras, logro que casi nadie ha tenido. La extrañaré mucho, era de las intérpretes que más me gustaba ver en pantalla. Este es un humilde homenaje por parte mío y con gran admiración, porque fue alguien que sí murió como una artista… en el escenario. Que en paz descanse.
Excelente actriz, de las mejores que han pasado por la televisión hispana, mis respetos, que descanse en paz.
Uno de los mejores artículos que he leído sobre Edith en los últimos días. Felicidades, lograste describir perfectamente a Edith Gonzalez que aprendí a admirar y amar. Sin duda perdimos una artista multifacética, una estrella inteligente, una actriz poderosa y una mujer inspiradora … toda una dama.