İçerde, ¿valió la pena verla?

Hermanos y rivales
Esta serie de origen turco se salió de lo convencional pues no es una historia realmente de amor eros, cualquiera que sea su expresión sino más bien, una historia de amor fraternal.
Basada y adaptada bastante bien de la película Los Infiltrados (Martin Scorsese, 2006), İçerde mantiene al espectador siempre cautivo aunque su semana de inicio fue bastante sosa. Poco a poco se fueron dando situaciones en las que los televidentes pedíamos ver más, que continuara, rogando que no acabara el capítulo.
Protagonizada por Cagatay Ulusoy (El Secreto de Feriha) y por Aras Bulut Iynemli (Maral), fue una coincidencia que los dos fueran la pareja romántica de Hazal Kaya en distintas novelas, mmmm bueno, esa es otra historia;
La participación de ambos actores fue increíble pues realizaron una muy buena mancuerna sin querer opacar el uno al otro.
Cabe mencionar que la calidad actoral de Ulusoy mejoró al 200% desde que lo vimos en El Secreto de Feriha. En İçerde dejó de ser el muchachito acartonado pues ahora lo vimos más maduro, embarnecido y expresivo. Fue una verdadera lástima que el doblaje no ayudara a ninguno de los dos.
Y qué decir de los malos del cuento, realmente eran malos muy malos, excelentes actuaciones que hicieron odiarlos. Llegué a pensar que el padrino Celal (Çetin Tekindor), el papá de los malos, era inmortal, ¡tenía más vidas que un gato!
Esta producción de Ay Yapım apostó ahora por un juego de policías y ladrones algo diferente a lo que hasta ahora habíamos visto y a mi criterio, funcionó.
İçerde no fue demasiado larga, solo lo suficiente. Tristemente las vistas de la ciudad de Estambul, nos las quedaron a deber. Faltaron mejores locaciones, ¡¡casi siempre veíamos azoteas o sótanos!!
También debo hacer mención a los efectos especiales que fueron geniales y el cómo debieron ensayar las diez mil escenas de peleas y sombrerazos que hubo. Debieron haber considerado en el presupuesto un o una masajista o quiropráctico de planta por aquello del trancazo.
La estupenda banda sonora corrió a cargo del ya reconocido Toygar Işıklı y que más se podía pedir. A mi parecer es de más mérito el musicalizador, que buscaba la escena perfecta para la melodía perfecta, haciendo al pobre televidente sentir adrenalina en escenas de acción o profunda tristeza cuando la escena así lo era. Estoy casi segura que más de un televidente lloró en estas escenas con esas notas nostálgicas que nos proveyeron y que decir de las lágrimas de los dos actores, pareciera que realmente estaban sintiendo una profunda pena, casi le tiro a mi tele mi Prozac y una caja de pañuelos desechables para calmarlos.
Ya para terminar solo me queda agregar que tuvo un final feliz, como nos gusta, y que me quedé con un muy buen sabor de boca y la califico como altamente recomendable. Si me preguntan si la volvería a ver, contestaría que por supuesto que sí con tal de ver al muchachón Ulusoy que ahora es protagonista de El Protector en Netflix, he dicho.
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