¿Quién gana con la Fábrica de Sueños?

Introducción
Ha finalizado La Usurpadora, primer remake en formato de serie que nos ofrece la tan mentada Fábrica de Sueños, idealizada en la dirección de Patricio Wills. Por si fuera poco, nos adentramos a Cuna de Lobos, la tan polémica y esperada que podría generar una repercusión totalmente fuerte en el sentido de nuestra televisión actual.
A La Usurpadora versión 2019, no le fue nada mal en audiencias y polémicas, tal parece que en cuestión de marketing la Fábrica de Sueños fue un gran acierto como lo pronosticaba, ante una Televisa en total silencio por el resto de los meses pero ahora la desglosaré de una forma en la que todos podamos entender lo que hay tanto detrás como enfrente y por supuesto, qué contrariedades lleva consigo, porque es un tema enorme para desmenuzar.
¿Qué tienen de especial los remakes de Fábrica de Sueños?
Fábrica de Sueños es un concepto para una serie antológica de telenovelas transformadas a series de plataforma, su distribución es también dada por Amazon y las apps de Televisa. Se eligieron 13 títulos fundamentales en el legado de la empresa: La Usurpadora (1998), Cuna de Lobos (1986), Rubí (2004), Quinceañera (1988), Colorina (1980), Los Ricos También Lloran (1979), El Maleficio (1983), El Privilegio de Amar (1998), La Mentira (1998), Corazón Salvaje (1993), Rosa Salvaje (1987), La Madrastra (2005) y Corona de Lágrimas (2012).
Ante un público cansado de los remakes hechos por Televisa ¿cómo puede Fábrica de Sueños convencernos que es un formato único y de resalte total cuando de forma sincera, la misma empresa ha hecho su propia Fábrica de Sueños por años enteros?
Se han refriteado clásicos como Cañaveral de Pasiones (1996), Amor en Silencio (1988), Simplemente María (1989), La Venganza (1977)/ Marimar (1994), Pasión y Poder (1988), La Gata (1970), Cadenas de Amargura (1991), Teresa (1989) e incluso títulos del mismo proyecto como El Privilegio de Amar (1998), La Mentira (1998), Rosa Salvaje (1987), la cual era fusión de dos telenovelas ya mencionadas y hasta en coproducción de Televisa con Colombia volvimos a ver a La Madrastra (2005) y La Usurpadora (1998), todo en menos de 15 años. ¡¿Cómo vamos a aceptar tan tranquilos un “proyecto novedoso”, cuya base radica en hacer remakes?!
La respuesta es muy sencilla y radicará en lo que describí en mi artículo de El Derecho de Nacer y la Fábrica de Sueños. Ahí se mencionaba que la versión 2001 de El Derecho de Nacer era una mezcla de dos épocas, una tradicional y una muy vanguardista que podía chocar con los valores y mensajes que aportaba la Televisa de ese tiempo y por ende, se vería inferior a la evolución melodramática que aportaba la competencia, TV Azteca.
Actualmente con una TV Azteca noqueada y fuera del ring, más una Imagen TV sobreviviendo como puede, la gran competencia de Televisa se han vuelto las plataformas OTT, en especial, Netflix, ese es el verdadero espectáculo de hoy.
Años atrás se rechazó lo que pretendía ser El Derecho de Nacer del 2001, ahora se retoma. Un melodrama clásico, con añadidos de temas inclusivos, libertades literarias, personajes con sexualidad a flote, mafias y violencia, serían la fórmula perfecta para describir una realidad presente de la que nos es casi imposible escapar, evidentemente es la clásica máscara del morbo y rating fácil.
Los creadores de Fábrica de Sueños no pecan de tontos. Seleccionaron bien los títulos a los cuales, más fácilmente pueden hacerle alteraciones literarias para hacerlos pasar como una serie con las características antes mencionadas. Por ello no hay ninguna telenovela de los Blanco-Peña en la lista, también se destaca la ausencia de María Isabel (1966—1997), Tres Mujeres (1999) o Mundo de Juguete (1974), ésta última no tiene ya un valor comercial atractivo, además de proyectos que costarían una inversión demasiada y poco convencional para cambiar argumentos como El Extraño Retorno de Diana Salazar (1988) y El Pecado de Oyuki (1988).
Otra gran ventaja con la que se vendió el producto desde el principio fue la duración y es que los 25 capítulos clave o menos, resulta mucho más especial y digerible para el televidente.
Por último y como punto menos despreciable, es el hecho de las cuestiones de producción que deberán rebasar con todo el acartonamiento y mala estética con la que contaron los productos de San Ángel por años enteros.
Fábrica de Sueños es la “Gallina de los Huevos de Oro”. No van a respetar las historias, imaginemos que aquellas 13 telenovelas están dentro de un multiverso. Las conocemos tal cual en una dimensión y de pronto, en otra están viviendo los personajes principales, circunstancias diferentes, ya sea combatiendo el narcotráfico, las mafias, la política y la corrupción que valga la redundancia, son temas morbosos y realistas que vivimos todos los días.
Soy alguien que no está en contra de tomar de base una historia para convertirla en otra, se me hace algo muy creativo pero el problema va a radicar en una simple y sencilla cuestión: el título de la serie.
La forma en cómo será presentada dependerá de un título y aquí es el grave problema del proyecto.
Fábrica de Morbo
La venta del morbo es siempre una estrategia de todo tipo de empresa para vender un producto, deben saberte llegar al precio. Aquí radicará mucho en la conservación de los títulos de las telenovelas, ahora transformadas en series.
Me he topado con comentarios de personas que decían “van a fracasar” y mi respuesta ha sido, “no creo, al menos no en los primeros capítulos de las series, debido a que aún sin ser estrenadas, ya están generando polémica”. ¿Qué otro proyecto hemos tenido así? Ninguno en la década.
Evidentemente a los fans de las telenovelas, les va a intrigar que una serie se llame La Usurpadora o Cuna de Lobos. Será una experiencia inigualable volver a ver esa telenovela con otro elenco, formato y presentación.
El problema de todo marketing es que siempre encontrará grandes choques con nuestra cotidianidad y cultura. Por lo tanto, el formato es muy divisorio. No le va a gustar al público tradicionalista, no es para toda clase de audiencias, no estará cargado de total melodrama, tampoco serán las series simpatizantes y esquema del público de las mini historias por temporada tipo Game Of Thrones y se volverán enemigos de aquellos que piensan que los libretos de un original deban ser seguidos tal cual.
La cuestión de los elencos va a generar por demás polémica. En la gestión de Patricio Wills se cerró buena parte de libertad de elenco para elegir talentos nacionales que se formaron en Televisa o al menos en otras empresas. Tenemos a una Sandra Echeverría con una carrera consolidada en Telemundo y otras vertientes haciendo La Usurpadora, a una Paz Vega que desconoce todo el mercado mexicano, llegada de Amazon siendo la “Nueva Catalina Creel” y a Camila Sodi quien triunfó hace un año en Netflix con Luis Miguel, la Serie, ahora en la piel de Rubí.
Las “series” no son exactamente eso, sino serienovelas cortas que son una mezcla de romance telenovelero con temas de destaque y arranque en la adrenalina de un espectador, hambriento de poderosas emociones.
La Usurpadora quedó bien librada de la prueba y Cuna de Lobos, pese a las críticas, está generando expectativa alta pero no están del todo en una buena posición del ojo periodístico.
Fábrica de Sueños pese a ser una bolsa de oro muy pesada, es una “Fábrica de Egoísmo”, no toma en cuenta si Cuna de Lobos o El Maleficio son clásicos intocables, que si La Usurpadora fue lo que es por su estética de valores o que si Rubí deba ser respetada tal como a la señora Yolanda Vargas Dulché le hubiera gustado.
Conociendo los campos del anime con secuelas de sus grandes clásicos y los remakes cinematográficos de Norteamérica junto los videojuegos de antaño, ahora programados con los recursos actuales, están conquistando al mundo. Televisa se incorpora con una estrategia inteligente que se lleva mi aplauso en el sentido empresarial, sin dejar de parecerme incorrecta, inmoral y hasta avariciosa su nueva forma de jugar con el morbo. La tecnología, los temas inclusivos, el crimen organizado y la política se anexan a telenovelas que movieron la empresa en su momento pero sin un gran respeto sólido a lo que fueron. ¡Qué agridulce es la bendita como maldita Fábrica de Sueños!