Cuna de lobos. Crítica final

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Ni cuna ni lobos

Cuna de Lobos, una de las piezas claves para el lanzamiento del proyecto Fábrica de Sueños se quedó en el camino y no superó las expectativas que se tenían de ella y del equipo de producción.

La versión de 2019 estuvo a cargo de la productora Giselle González quien ahora hizo a un lado a su anterior libretista Leonardo Bechini (La Candidata, Caer en Tentación) y contrató a otra pareja de argentinos: Lily Ann Martin y Claudio Lacelli.

Al igual que en la telenovela original de Carlos Olmos, el motor de la historia fue la “producción” de un hijo para poder gozar una herencia, sin embargo el desarrollo fue muy distinto, tanto que muchos la consideraron como otra historia totalmente diferente a la que María Rubio hizo clásica.

El elenco estuvo encabezado por Paz Vega como Catalina Creel, Diego Amozurrutia como su hijo Alejandro, Gonzalo García Vivanco como el hijastro José Carlos, Paulette Hernández como la víctima Leonora y José Pablo Minor (a quien llamábamos Vilmo en alusión al personaje de Vilma que interpretó Rebecca Jones) como la pareja de Alejandro.

Además del asunto familiar y de la herencia, los guionistas Martin y Lacelli incluyeron una subtrama sobre tráfico de diamantes desde África a México, pues faltó mencionar que la empresa de los Larios ya no fue una farmacéutica sino una cadena de joyerías.

(Spoilers) En el capítulo final Francisco (Flavio Medina) planea huir con Catalina (Paz Vega) pero ella antes secuestra al pequeño Edgar y le dispara a Luis (Osvaldo de León). Catalina y Francisco se encuentran en Acapulco pero discuten y ella lo atropella. Leonora (Paulette Hernández) mágicamente da con el yate donde se encuentran el niño y Catalina pero esta la somete. En altamar la policía encuentra a Catalina y esta avienta a Leonora al mar. Después Catalina hace estallar una bomba en el yate estando con el niño. Tiempo después vemos que Luis se salvó y que a Francisco le amputaron las piernas y terminó en la cárcel. Leonora no acepta el amor de José Carlos. Cinco años más tarde se descubre que Catalina y el bebé no murieron y se muestran en un lugar nevado.

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Personajes sin sustancia

Cuna de Lobos 2019 se le salió de las manos a la productora Giselle González al haber aceptado los guiones de dos escritores sin experiencia en series, sin experiencia en México y al parecer sin conocimiento a fondo de la versión original.

En su propuesta Catalina Creel es una mujer sexual que realmente perdió un ojo por un accidente donde estuvo involucrado José Carlos de niño. Su Catalina es una tuerta cuya situación y parche ya no tienen relevancia en la trama. Su Catalina es una mujer que no resuelve nada y tiene varios colaboradores que la ayudan a cometer sus crímenes. Su Catalina es muy torpe y comete sus atrocidades al “ahí se va”. Su Catalina es una mujer enamorada del hermano de su marido y esa pasión la debilita. Su Catalina también usa el poder de la seducción con sus lacayos y hasta con su lacaya enamorada de ella.

Aquí Alejandro Larios es un hombre gay manipulado por su madre para que procree un hijo con Leonora. En el mundo de los escritores no existe la subrogación de vientres, cosa que habría resuelto sencillamente el problema para cobrar la herencia sin necesidad de involucrar sentimentalmente a una mujer. Además en estos tiempos ya nadie se casa “para no arruinarle la vida” a una mujer, eslogan que utilizó Alejandro para dejar a su amante y casarse con Leonora.

Aquí José Carlos Larios es un adicto que se rehabilita solo y además tiene dotes de investigador y es abogado.

Aquí Leonora Navarro es una mujer tonta a la que todos manipulan y no tiene temple ni sentido común.

En el nuevo universo de lobos apareció Francisco Larios, el hombre más gris del universo y paradójicamente es el único que enloquece a su cuñada Catalina Creel. También apareció el periodista Luis Guzmán, quien por miedoso solo hacía su investigación de lejitos.

Hubo momentos en que la historia se perdía por los abruptos saltos en el tiempo y cualquier rastro de elegancia que logró la producción se esfumó por la violencia gráfica que incluyó una violación dactilar, el corte de la lengua del testigo que podía hundir a Catalina y la extirpación de unos diamantes del estómago de una mujer viva.

En cuanto al elenco la más decepcionante fue Paz Vega quien casi toda la serie se la pasó recitando parlamentos sin hacer inflexiones, sin mostrar absolutamente nada ni con su rostro ni con su cuerpo. Diego Amozurrutia y Flavio Medina no se quedaron atrás pues actuaron como pasmados la mayor parte del tiempo. Paulette Hernández y Gonzalo García Vivanco hicieron lo que pudieron.

Todas estas fallas fueron una consecuencia de la combinación de los malos diálogos con una mala dirección de escena. Las actuaciones menos peores fueron las de Nailea Norvind, Azela Robinson, José Pablo Minor y José Ramón Berganza.

Hacia el final hubo participaciones de relleno y sin razón por parte de Erika de la Rosa, Alejandro Nones y Pablo Bracho.

En esta ocasión no hubo la pasión ni la intensidad que los directores Eric Morales y Juan Pablo Blanco suelen imprimir a sus proyectos. Su visión en Cuna de Lobos 2019 fue manejar todo en plan muy cool pero les salió el tiro por la culata.

Es una lástima que el tal vez más prometedor proyecto de Fábrica de Sueños –que combinó a la telenovela más exitosa con la productora más sobresaliente de los últimos años- se haya convertido en un tropiezo en la carrera de todo el equipo de producción.

Calificación final: 3

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2 Comentarios

  1. Matías dice:

    Si en anteriores artículos de esta página apareció Nietzche, podemos parafrasearlo y decir que «Fábricas de Sueños» ha muerto. Este proyecto tenía todo para triunfar y poder traer a 2019 una gran readaptación del gran clásico mexicano, pero ni en el intento quedó.

    En cuestión de producción todo se vio muy bien cuidado hasta, podríamos decir, capítulo 15. Después todo se fue al diablo. La Catalina de esta adaptación ya mostró lo que era: una villana más y con tintes de caricatura; las expresiones de Vega la mostraban así, pues el perfil del papel estaba delineado para que no lograr más que cualquier mala de telenovela. Esta Creel no daba miedo, no tenía diálogos trascendentes y nunca pudo ser fría y manejarse por sí sola. Queda intacto el recuerdo de la gran María Rubio y su Catalina de 1986.

    Todo quedó a deber. En pleno 2019 -y después de una supuesta serie gay que promovió Televisa durante el año – que Alejandro y Miguel no se besaran ni mostraran más cariño demuestra lo mal que hicieron todo. Había tanto para hacer con esa pareja pero optaron por hacernos creer que eje de la historia era el «supuesto amor maternal de Catalina y como lo manipulaba» cuando todo mostraba lo contrario.

    Por otra parte, la adaptación del personaje Leonora fue lo peor. Siendo la «protagonista» en el original, aquí la dejaron en un papel secundario a quien la mostraban como una idiota, que sólo tuvo «fuerzas» en los capítulos finales. Prefiero no comentar el sufrimiento que plantearon para este personaje en el capitulo final.

    Si hubo aspectos desagradables en esta «serie» fueron las escenas de sexo y el triste personaje que tuvo que interpretar Azela Robinson. La verdad que la trama bisexual le quitó coherencia a todo el producto y hasta es una falta de respeto para la obra de Olmo y para Azela que tiene una gran trayectoria, no se merecía semejante humillación.

    Podría seguir con más aspectos pero los 25 capítulos de la «serie» hablan por sí solos. Le di la chance al producto para poder disfrutar otra interpretación de la historia de Olmos, pero los cánones actuales de Televisa lograron que el anhelo por el pasado sea evidente. Lamento que el público de Televisa sea conformista y piense que la telenovela protagonizada por Vega sea de calidad, cuando todo apunta a que Fábrica de Sueños es más una pesadilla que un acierto.

    • Matías dice:

      Aclaración: Es un hecho que no se buscaba una copia exacta de la historia de 1986, pero la obra de Olmos y Téllez tenía los condimentos necesarios para lograr más que una adaptación sino una superación -tanto en lo tecnológico como lo narrativo.

      La Cuna de Lobos 2019 no logrará recordarse, tiene miles de elementos de cualquier telenovela hecha por Televisa y el cualquier televisora. Una pena no supieron comprender que tenían en la manos (hay tantas escritas sobre Cuna de Lobos ¡COMO LO NO BUSCARON!).

      La muestra de que esta historia pasará al olvido más rápido que tarde es que sustituta que tendrá: una telenovela mediocre que recuerda a los más de 20 años que Televisa intentó cambiar desde 2016 pero que no pudo.

      Fábrica de Sueños ya no tiene sentido. Le llueven críticas por todos lados. Supongo que emitirán Rubí y las demás producciones serán canceladas. Mejor intenten con otras historias originales y, ojalá, algún día Televisa vuelva a realizar algo de excelencia como la obra de Olmos. Saludos

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