La decepción de Cuna de Lobos 2019

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Introducción

Este viernes finalizó la serienovela Cuna de Lobos, segunda historia del paquete Fábrica de Sueños. Seré breve, estoy muy sorprendido de todo lo que vi, por muchas cuestiones interesantes en su producción, evidentemente fue demasiada la inversión pero ¿acaso esto es un motivo fuerte y sólido para crear un cañonazo?

Existen en el mundo producciones con inversiones altas y no por ello son buenas. Años enteros Televisa nos encerró en foros de cartón y teatralidades y siempre he sido de los que más se quejó por ello. Ahora su barra es reducida y agradezco totalmente que las telenovelas o serienovelas, se vean mejor pero ahora hay una cuestión demasiada turbia y atroz: la forma de un guion y la comunicación entre empleados. ¿Fue Cuna de Lobos versión 2019, una digna producción de este lenguaje laboral? ¿Logró visualizarse ante el espectador?

Contexto

Cuna de Lobos de 1986, escrita por Carlos Olmos y producida por Carlos Téllez, estaba inspirada en una película estelarizada por Bette Davis llamada El Aniversario (1968). En ella una mujer manipuladora reúne a sus hijos para conmemorar el aniversario luctuoso de su esposo, al que odiaba con todo su ser.

Cuna de Lobos es considerada por varios como la mejor telenovela que se haya hecho jamás en nuestro país. Un elenco de personalidades surgidas del teatro, consolidados en cine y televisión, habían trabajado con directores que eran monstruos, productores de renombre y un sistema televisivo consolidado para que el entretenimiento mexicano fuera el más digerible y desestresante posible. Recalco esto último porque Cuna de Lobos, fue uno de los muchos experimentos de los años 80, precisamente con el objetivo de estresar.

Hubo telenovelas de muchos tipos, las rosas predominaban pero existieron ejemplos como El Maleficio (1983) o Vivir un Poco (1985), a las cuales se les recuerda porque cortaron ese hilo cotidiano. Cuna de Lobos no fue la excepción. En mis análisis anteriores acerca de Catalina Creel, he explicado ese contexto tan fuerte y filosófico que llevaba la telenovela, volverlo a repetir, sería un abuso, con sus características de “Obra Prima del Melodrama”, era impensable.

El paquete Fábrica de Sueños me preocupaba pero si algo me había dejado aliviado, fue que le dieron el proyecto a la productora, que consideraba, era la más responsable de su empresa: Giselle González. ¿Qué pasó después? Que durante la gestión del señor Patricio Wills, tenía la idea tan rara y bizarra de cambiar toda base para darnos espectáculos de series policiacas, incluyendo, maniacas de libre sexualidad. No está mal pero hay que entender que existen historias con una estructura de cristal y que tocarlas “tantito”, las puede quebrar.

La audiencia del primer capítulo fue extraordinaria y es que revivir un verdadero clásico evidentemente siempre llamará la atención. Lo malo es que en cuestión de poco tiempo eso se desplomó. Incluso hasta hubieron reportes en YouTube, que debido a la baja audiencia de la nueva adaptación, se quitaron algunos videos de la original.

El fracaso de Cuna de Lobos versión 2019 fue tal, que la Fábrica de Sueños se va tambaleando y es posible que ya no veamos el resto de producciones preparadas, sólo Rubí. Entre si se aclara cuáles van o no, el “Mega Proyecto” que se supone sería bastante rentable, está rompiéndose.

¿Por qué pasó esto? Bueno, por primera vez, haré tres análisis en uno solo, tratando de ser breve explicando la masacre: Uno para analizar a Cuna de Lobos, actual, como un original, el segundo comparándolo con la de 1986 y la tercera comparando esquemas de producción y estructura.

Cuna de Lobos (2019) no es la de 1986

Nos enfrentamos a la historia de una asesina serial que mata a su marido en una noche incómoda, lo golpea en un yate y lo tira al mar. El hombre había descubierto que ella le fue infiel años enteros y que el hijo, no era suyo. ¡Haga de cuenta como las típicas telenovelas de los Blanco-Peña!

La mujer es una discapacitada, resentida con el hijastro porque la dejó tuerta y eso a conveniencia, para que el padre le quitara atención. Ella cuenta con unos cómplices que son unos buenos para nada, por ejemplo su hijo, quien es un muñeco movilizado casi con hilos, el amante que no ata ni desata, un ama de llaves lesbiana que se la consume con la mirada todo el tiempo, un perro guardián que después se le revela y un pseudo policía.

A veces ganan las batallas, a veces no, se les pueden ir detallitos pero sólo eso… “detallitos” como intentar matar a una persona tres veces y no lograrlo.

La poderosa mujer no concibe que su hijo le guste otro hombre y quiere que tenga una familia con una mujer, embarazarla y seguir con “la casta”. Digo esto, porque en el testamento del esposo, era una cláusula que uno de sus hijos formara una familia y tuviera un hijo, más no especificó qué tipo de familia. Porque era más fácil que la pareja de hombres, recurrieran a la fecundación in vitro.

Catalina Creel es una corrupta que tiene a su merced una empresa de diamantes, escondiendo una red de mafias de estos brillantes, mientras tanto, un valiente periodista, tiene la obsesión desmedida, como si fuera un policía de desenmascararla.

El hijastro le escupe sus verdades todos los capítulos y es su némesis pero se integra una joven a la que sólo la usa como vientre de alquiler, pero haciéndola sentir como la nuera más querida del mundo, le da todo lo que desea, a cambio de que ella haga feliz a su hijo y le dé un nieto.

Finalmente, la gran contraparte en todo este enredo, fue su rival de amores, quien tiene que sortear manicomio, intentar ser asesinada, escupida, maltratada, engañada, humillada para poder vencerla.

Por ahí va todo esto… y yo digo… es una “serie” policiaca, típica, sin ninguna sorpresa, llena de clichés, tiene demasiado melodrama, evidentemente es una telenovela sin misterios, sin diálogos excelentes ni podemos pedir más porque sólo va dirigida a cierto público.

La gran villana, es una mujer con problemas fuertes de obsesión con el amante, le gusta demasiado el sexo, sentirse superior a los demás y que todo salga de acuerdo a sus caprichos, pero a veces le falla la inteligencia, no calcula antes de actuar y se ve entre la espada y la pared en más de una ocasión por hacerle más caso al instinto que al cerebro.

Cuna de Lobos (2019) pretende ser como la de 1986

¡Ahora sí! ¡Viene lo bueno! Ya di mi opinión de este enredo clichético para los que me lleguen a decir que no debo compararla con la de 1986. Está bien pero es necesario ahora hacer este segundo análisis, porque la empresa, el elenco y el director de escena nos la quisieron vender como “la nueva Cuna de Lobos”, la que según respetaba la esencia, ADN y consistencia de la original pero que a la vez, deberíamos verla como algo diferente, por ahí iba el cuento.

Para que la Fábrica de Sueños se tambaleara, quiere decir que sí querían un impacto en redes sociales, rentabilidad y audiencia de la Cuna de Lobos moderna, algo por lo menos parecido en polémica a su original.

Vi las dos versiones mexicanas, hace algunos años la original y ahora la moderna y de verdad. ¡Qué molesto! Cuna de Lobos no era un espectáculo telenovelero típico, lleno de cosas predecibles, era uno de humor negro, de una villana muy conservadora, sin mostrar demás, yendo a sus objetivos y asesinando con diálogos ingeniosos y una gran inteligencia. Sus “lobos” deben cuidar sus objetivos de otros “lobos rivales”.

Ya para ser más concretos, era la pelea de dos mujeres rivales, una abuela estructurada con fuerte carácter Nietzscheano y una mujer víctima de las circunstancias, de la maldad de la gente en busca de venganza y con hambre de recuperar al niño que le arrebataron. Bien, en la Cuna de Lobos actual ese “espectáculo” ¡dura como dos capítulos de veinticinco!

En la nueva versión hubo una mezcolanza de personajes increíble. El personaje de Ámbar más parecía la fusión de Leonora, Vilma y Bertha. Diría que Nailea Norvind fue la que se llevó la telenovela como “la gran rival” porque muchas cosas giraron en torno a ella.

Debo de admitir que el personaje con quien más empaticé fue Alejandro de Diego Amozorrutia, un buen trabajo, hablando actoralmente. Parecía más un héroe que un villano pero en la original, lo que importaba es que fuera realmente malo y a veces frío, que le valiera Leonora para conseguir sus objetivos y que el amor por Vilma fuera más allá, lo cual, no pasa.

En esta versión… no hay lobos. Así de fácil, así de sencillo. Si a lo mucho, Catalina vs Ámbar. ¡El resto fueron personajes que se buscaban los problemas!

Demasiado morbo y escenas sin sentido, ni razón, como matar al pretendiente de su hijo, no sin antes torturarlo y cortarle la lengua. ¡La escena más asquerosa a mi parecer!

Aquí los personajes los dirigieron de acuerdo al guion, sin mayores impactos ni emociones. Actuaron como debían actuar, no para algo estratégico. ¡No mostraron sus dotes actorales sino un espectáculo de “fanservice” tremendo! Puras desabrochadas de camisa, casi a fuerza que daban risa, me sentía como en Sortilegio (2009).

Las “astutas” víctimas de la asesina, en el show de mayor humor involuntario, se daban la espalda confiados de que Catalina no haría nada.

Hace muchos años, en el folclor mexicano, tendemos a burlarnos de muchas cosas, incluso de los clásicos. En forma de broma llamábamos “Cuna de Bobos” a esa obra maestra de los 80 pero sin perderle el respeto… ahora, ¡Señores y señoras en 2019 se hizo la versión ejemplar que debe llamarse como tal! ¡Esta si fue “Cuna de Bobos”!

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Cuna de Lobos (2019) quiso ser de primer mundo… sin lograrlo

No le echaré la culpa del todo a Giselle González, ella hizo lo que pudo y explicaré mis motivos. La gestión de Patricio Wills exigió a sus productores hacer las producciones, tal como él quería, así como él se acostumbró hacerlo con W Studios. El señor tenía muy poca visión del melodrama, era de otro país y desconocía en lo absoluto al mercado mexicano.

Giselle González venía de Caer en Tentación (2017) y todavía a esa producción le tocó parte de la mano de Rosy Ocampo, una mujer que confiaba en el talento mexicano. Wills quería una Televisa para extranjeros, porque pensó que ahí estaba el negocio.

Dudo mucho que a la señora González, hubiera querido que Cuna de Lobos resultara como le resultó. ¿Por qué? He aquí mis motivos:

1) Una entrada impecable, magistral, conservando el soundtrack principal original y decirle a Jordi Bachbush que hiciera varios covers excelentes para mantener el respeto, además de ni hablar de esas locaciones y dirección de cámara. ¡La señora fue a producir!

2) Para quienes hemos seguido su trabajo, recordemos que las grandes antagonistas de sus telenovelas anteriores: Úrsula (Rosa María Bianchi) de Yo No Creo en los Hombres (2014) y Miriam (Julieta Egurrola) de Caer en Tentación (2017), las delineó de tal forma que parecían referencias a la Catalina Creel original. Revisen sus motivos de vida (su hijo), su forma obsesiva de querer a sus nietos y por supuesto, sus desenlaces, también similares. Se nota que la productora coqueteaba con la idea de rehacer Cuna de Lobos pero una como la de 1986.

3) Si en algo se empeñó Giselle fue en recolectar talento nacional, que sus protagonistas fueran más mexicanos que un nopal, que el fanservice estuviera equilibrado o casi nulo y que los maquillajes se vieran diluidos y hasta normales pues ella sí sabía respetar a sus personajes. Se nota que a Paz Vega se la impusieron por Amazon. Rumores dicen que ambas no se llevaron muy bien.

4) La historia careció de una armonía notoria y eso no sucedía con las telenovelas anteriores de Giselle González, tal parece que todos estaban en su mundo, peleados, sin comunicación, cada uno en su personaje, haciéndolos como podían, ni los directores de escena ni nada. Todos se ajustaron al guion a regañadientes. ¡Muy evidente!

Giselle, reitero, fue a producir, ya el resto se lo dejó a sus directores y escritores, se desentendió del resto. Los parches al principio coincidían con los vestuarios de Catalina y ya después era de un solo color, problemas de continuidad muy severos, incongruencias de trama como media delegación de policía ausente para matar a un forense y muchísimos errores patéticos.

Ver Cuna de Lobos, “moderna” fue ponerme de malas y más a aquellos que decían “nostalfags” y burlas a los que defendieron a la versión de 1986, pensando que lo que veían si era moderno, cuando no es así. Sólo era cuestión de unos cuantos ajustes. ¡Sólo eso! ¡No cambiarse toda la trama! Hicieron lo de Nada Personal (2017) pero mucho peor.

Confío que Giselle González se recupere, salga de esta y vuelva a ser la productora con mayor prestigio. Ahora está Jorge Eduardo Murguía y ya no Patricio Wills. ¡Ojalá eso le ayude! Porque esta “Cuna de Bobos”, sí la dejó bastante mal marcada.

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1 Comentario

  1. Mateo dice:

    La poderosa mujer no concibe que A su hijo le guste otro hombre.

    un valiente periodista tiene la obsesión desmedida, como si fuera un policía, de desenmascararla.

    El hijastro le escupe sus verdades todos los capítulos y es su némesis, pero se integra una joven a la que sólo usa como vientre de alquiler.

    Hace muchos años, en el folclor mexicano, tendíamos a burlarnos de muchas cosas.

    Ahora, señores y señoras ¡en 2019 se hizo la versión ejemplar…!

    Así como él se acostumbró A hacerlo con W Studios.

    ¿además de ni hablar?

    Recordemos que A las grandes antagonistas de sus telenovelas anteriores (…) las delineó…

    Me gustan tus críticas y puntos de vista, generalmente coincido contigo, pero casi siempre me leo tus reseñas dos o tres veces, porque la manera en que escribes y te expresas me es difícil de entender la mayoría de las veces. Un curso de ortografía y dicción te vendría muy bien para escribir de manera excelente. Saludos.

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