La “Rubí” de los Baby Boomers

Introducción
Ante el estreno de Rubí con Camila Sodi y José Ron, cumplo nuevamente mi promesa de estar al pendiente de todas estas producciones de la Fábrica de Sueños. Mi propósito es determinar la profundidad e impacto que pudieran llegar a tener. Rubí es el tercer proyecto emitido, ahora con la producción de Carlos Bardasano en W Studios y Lemon Studios. La participación de este productor en Amar a Muerte (2018) me dejó satisfecho.
Quisiera realizar una descripción breve de lo que me parece este remake corto. Primeramente comparándolo con la primera Rubí que se hizo en televisión, la de 1968 con Fanny Cano y Antonio Medellín. Ya hemos comparado a diestra y siniestra con su ejemplo más vivo y reciente, la del 2004, pero para entender el concepto de esta historia debemos irnos hacia el origen.
Yolanda Vargas Dulché y el canon de la historieta a la TV
Cuando estrenó el género de la telenovela en México, se hizo con telenovelas cortas y potentes que difieren en muchas ocasiones del rosa convencional, al que se acostumbraron los mexicanos. Resalto mucho una trilogía en particular, la de las “Mujeres Ambiciosas y Malvadas”. Nuestro primer ejemplo fue Senda Prohibida en 1958, historia de una bella provinciana, cuya meta en la vida es salir de la pobreza, seduciendo a un hombre bien acomodado. Después, otros dos resaltaron este tipo de melodrama y pasaron a la posterioridad: Teresa (1959) y Rubí (1968).
Sus creadoras, Fernanda Villeli, Mimí Bechelani y Yolanda Vargas Dulché, tenían mucha influencia del antecesor de la TV, el cine, en particular de las mujeres fatales. Cuando se hicieron estas tres telenovelas, tuvieron sus versiones cinematográficas, que sirvieron como ejemplares del legado que dejaron.
El caso de Rubí es sumamente interesante porque perteneció a una serie de historias de la revista Lágrimas, Risas y Amor de la pluma de la señora Vargas Dulché que pasaron a la televisión.
Rubí originalmente se iba a llamar Esmeralda. Su autora contó que estaba inspirada en una amiga muy bella que tenía, pero con el carácter y maldad de varias personas que conoció. Si vemos bien el ejemplar de su revista, era una mujer con una sensualidad muy característica de la época de las “Mujeres Fatales del Cine”. Entre los rasgos de estas mujeres estaban las cejas remarcadas, labios grandes y mirada penetrante, similar a Nora de Senda Prohibida y Teresa.
Fanny Cano
Valentín Pimstein fue el primer productor que apostó por las historias de Vargas Dulché para recrearlas a televisión, iniciando con la indígena María Isabel (1966) para luego continuar con Rubí.
La actriz elegida fue Fanny Cano, uno de los sex symbols más destacados en aquella era del cine. Cano también era conocida en los melodramas, principalmente por ser la primera Virginia de La Mentira (1965). Una mujer de características resaltantes, ojos iluminados, cabello dorado, cuerpo escultural y expresiones únicas, tan angeladas como sensuales.
Al asimilar el canon de la historieta, le tiñen el pelo de color negro y bien dirigida por Fernando Wagner, sus movimientos corporales se asemejan a las mujeres fatales del Cine de Oro y, por lo tanto, a la de la historieta.
En YouTube encontramos poco de lo que es la versión de 1968. En escenas sueltas y hasta en las escenas finales podemos ver el comportamiento de la Rubí original. Así era la que Yolanda Vargas Dulché quería, a la que incluso, prestó su voz para hacer la narración final. Era un prototipo hecho para la época, con parámetros que la harían un tanto más fiel a lo que la escritora hizo en la historieta, para luego pasarlo a televisión.
Bárbara Mori
La escritora falleció mucho antes de ver la exitosa versión del 2004. Ella era muy exigente en sus trabajos y odiaba que se traicionara a sus personajes. Vargas Dulché fue estricta siempre al descifrar la manía de visualizar al responsable de personificarlos y por ende, a quien adaptara los guiones. Cabe mencionar que desde años antes había la intención de hacer un remake y se manejaba el nombre de Angélica Chaín para interpretar a la protagonista.
¿Fue Bárbara Mori la adecuada para ella? Supongo que sí, porque la actriz uruguaya, tenía esas facciones muy similares a la de la historieta. Se trataba además, de una intérprete que no había estado en Televisa. Durante la preproducción se hizo una interesante búsqueda y se decidieron por una mujer proveniente de TV Azteca y que también había trabajado en Telemundo. Ese fue su primer y último trabajo en la cadena de San Ángel.
La primera parte del enredo que abarcaría sus primeros 55 capítulos y parte de los finales, con sus respectivos cambios, son similares al original. El resto fue una libre adaptación de Ximena Suárez y Virginia Quintana, que si bien, su fin fue hacerla entretenida, no la terminaron convirtiendo en un producto de gran calidad. Eso es lo que no hubiera permitido su autora si siguiera con vida. En especial, las escenas culminantes con una Rubí desfigurada, sin aprender una lección e instruyendo a su sobrina, espectralmente parecida a ella para efectuar una venganza.
La versión del 2004 no fue perfecta pero mantuvo al menos una parte de lo que se quiso decir en aquellas décadas. Esa Rubí también demóstró que se podía retomar en el siglo XXI, modernizarla y efectuarla. Para el 2020, aprendiendo de errores del pasado, con gran tecnología, actores variados y escritores actualizados, nos esperaríamos que harían una Rubí moderna, ágil y con más jugo y el resultado es que se aleja de todo tipo de canon.
La maldición de la Fábrica de Sueños
Me es irónico pensar que los productores de Televisa hayan pensado que faltarles el respeto a los escritores era una forma de vender. Soportamos los cambios que hayan hecho en La Usurpadora, ya que en sí, aunque quedó a deber, sí aguantó que la involucraran dentro de la política. En cambio Cuna de Lobos, fue mostrarnos todo diametralmente opuesto a lo que era.
Sabíamos que, en La Usurpadora Paulina y Paola, aún con sus respectivos cambios en tono de mentalidad, eran parecidas a las de Inés Rodena. En cambio en Cuna de Lobos, ni Catalina Creel era Catalina Creel, ni Leonora era Leonora, ni José Carlos era José Carlos, etc.
Ahora la Rubí del 2020 no tiene nada de lo que deseaba Yolanda Vargas Dulché. Esta versión toma todos los errores y subtramas de la versión del 2004. Además dan una trama medianamente parecida a la que los fans deseaban ver de lo que pasó más allá cuando “Fernandita”, la sobrina de la protagonista, crece.
No está mal que usen a una arribista para una entrevista que haya andado con un conde, lo malo es que esta Rubí carece de fuerza. No es para nada canónica. Es una protagonista mala… muy mala actriz. A los señores de W Studios y Lemon Studios les ha costado trabajo encontrar decentes protagonistas. Primero Adrián Uribe en Como Tú No Hay 2 y ahora Camila Sodi.
Camila Sodi
Camila no tiene nada que ver con Fanny Cano, ni con Bárbara Mori ni con Irán Eory (protagonista de la versión cinematográfica). Por lo tanto menos tiene que ver con la historieta y el mensaje de Yolanda Vargas Dulché. Independientemente si su protagonista tiene tablas actorales o no, no cumple con esas características para lo que era planificada Rubí desde su origen.
Había una gama actoral, podían aprovecharse de alguien más creíble y mejor actriz, pero eligieron a una que venía de un buen cañonazo en Netflix con Luis Miguel, la Serie (2018). Tal como anteriormente vimos a una Sandra Echeverría que tiene historial en Telemundo y Amazon Prime Video, o a una Paz Vega impuesta por esta última plataforma.
Yéndome a lo más penoso del asunto, es que estaba muy entusiasmado de que fuera Carlos Bardasano el responsable de este remake. Con sus producciones anteriores, cobijado con W Studios y Lemon Studios, el equipo de producción, las locaciones y hasta la dirección escénica habían sido muy buenas y apantallantes, pero el casting estuvo mal. Pero lo peor fue la base que tomaron para crear la serie. Los señores no conocen del contenido de origen, les disgustó investigar más de lo que quería mostrar Yolanda, sólo hicieron esto para vender y ser redituables con un público extranjero.
No puedo decir si le irá bien o mal. Quizá cause morbo y repercusión al tratarse de uno de los contenidos más retransmitidos y exportados de los últimos 20 años, pero puede que con una base tan ligera y delgada, no perdure mucho en la mente del televidente.
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Muy mal comentario. Ya vi »Rubí» y ese el punto que tanto Bardasano como Sodi destacaron: una »Rubí» diferente y que no es la más exuberante y hermosa del mundo, sino una mujer que puede moverse con inteligencia para conseguir lo que quiere. Como ellos dijeron: »en esta historia, queremos hacer ver que cualquier mujer puede ser Rubí».
¿Por qué hacer las comparaciones? Las telenovelas tienen que modernizarse. Si se mantiene el argumento original, para nuestra época ya es anticuado. Lo que esta versión ofrece es una calidad y movimiento en historia que en años yo, como ávido fan de las novelas, no había visto.
Claro que tiene sus cabos sueltos y errores, pero a mi gusto quedó infinitamente mejor que la de 2004. Esperen solamente a que despunte.
¿Y ya despuntó? Porque independientemente de si las telenovelas se modernizan, esta da más sueño que morbo. Heridas de amor, Amor bravío, Quiero amarte, Lo que la vida me robó, fuero adaptaciones decentes y bien hechas de exitos como Valeria y Maximiliano, De pura sangre, Imperio de Cristal y Bodas de odio. No s epuede decir lo mismo de esta Rubí.
Vi esta versión de Rubí y no me gusto. Sodi tiene talento, pero no es muy buena actriz en lo que respecta a interpretar malditas sin alma, hubiesen elegido otra actriz con todo lo que tú dices, y el argumento de la trama, en esos pocos capítulos, cambiaron la historia y no le dieron el sentido adecuado, pero ni modo, el final es tonto, además como una verdadera arpía, la autentica Rubí nunca hubiera ido a una iglesia a rezar y la canción de la entrada de la novela, cantada por Sodi, es fea.