Gutierritos, un clásico más allá del melodrama

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Introducción

Después de décadas, se retransmitió hace semanas la telenovela Gutierritos por el canal TLNovelas. Esta versión fue grabada en 1966 y fue protagonizada por Rafael Banquells, María Teresa Rivas, Mauricio Garcés y Patricia Morán, un cuarteto que se volvió una leyenda del melodrama. La producción fue de Valentín Pimstein.

Esta retransmisión en horario comercial fue un acierto para que las generaciones actuales comprendiéramos un poco más del melodrama de antaño, los estilos de actuación, los tipos de diálogo metafórico y formal, etc.

A mí lo que me impacta es que “El Padre de la Telenovela Rosa” hizo con Gutierritos, la antítesis del melodrama convencional que lo catapultó a la fama. En esta historia nos mostró que también de vez en cuando era capaz de hacer historias tanto oscuras como psicológicas.

En el caso de Gutierritos, más allá de ser una fábula, es el perfecto antecedente de la telenovela realista, esa que trae un tema de sociedad a la mesa con toda su crueldad.

Contexto

La gran aceptación que tuvo el formato de telenovela en 1958 con el melodrama de Senda Prohibida nos abrió la puerta a un mundo de nuevas tramas. Esta primera telenovela fue protagonizada por Silvia Derbez, Francisco Jambrina y Dalia Íñiguez, bajo el trabajo productivo de Jesús Gómez Obregón. El guion de Fernanda Villeli se alejaba del tono convencional del melodrama y dejaba en claro algo, la telenovela de antaño no siempre nos hablaría de amor.

Tal como se especifica en su nombre, “telenovela” es una novela televisada y no todos los libros que las contienen nos relatan romances. Eso fue algo que se contempló con el tiempo, la popularidad entre las amas de casa y claro, la censura andante.

Rafael Banquells, director de la primera telenovela, volvería a fungir ese rol con la segunda producción mexicana a la que se le nombró Gutierritos, en la que él también fue el protagonista.

Acompañado de grandes figuras de la televisión, el cine y el teatro como María Teresa Rivas y Mauricio Garcés se expuso un argumento de la pionera de la teledramaturgia, Estela Calderón.

Gutierritos está lejos de ser una trama rosa, pero conserva la esencia de un sueño y cómo se puede luchar o frustrar por el mismo. El bullying latente tiene graves  consecuencias como quebrar a una persona, llevándola hacia el desarrollo del Trastorno de Personalidad Múltiple hasta morir.

En resumen, una mujer despreciable se casa con un hombre tímido por interés y al descubrir que no era millonario lo trata como basura, sin separarse de él solo por no ser madre soltera. A su vez, nuestro protagonista tiene un amigo que parece un consejero, protector y ángel guardián, pero cuando este empieza atribuirse méritos por amor a una mujer, se volverá su gran enemigo.

El impacto de Gutierritos estremeció a las audiencias de aquel entonces y tal como Silvia Derbez en Senda Prohibida, María Teresa Rivas fue la segunda actriz en recrear a una villagonista que enfrentó el rechazo de la gente por su magnífica interpretación. ¡Creían que ella era como Rosa Hernández!

Años después, la telenovela tuvo varias versiones como la cinematográfica de 1959 con el mismo Rafael Banquells, a lado de Elvira Quintana y Carlos Baena, la cual, no fue aplaudida debido a la ausencia del reparto original.

Para sanar este error, años después se regrabó en formato de telenovela, debido a que la primera versión fue en vivo. Una anécdota cuenta que la escena de la muerte del protagonista en la versión en vivo quedó fallida, ya que él se levantó pensando que habían cortado, y Banquells dijo la célebre pregunta: “¿Cómo me morí?”

Valentín Pimstein, productor de la primera versión, volvió a juntar a parte del reparto original, recreando el poder de sus intérpretes originales Rafael Banquells, María Teresa Rivas y Mauricio Garcés.

En 1979 se hizo una versión que pasó desapercibida llamada Un Original y 20 Copias. Investigando en Internet descubrí que hay cierto desconocimiento sobre los detalles de la telenovela, porque las fuentes destacan a Julieta Bracho, pero tienen la incertidumbre de si el protagonista masculino quedó a cargo de Guillermo Orea o César Bono.

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La versión de 1966

El que se haya regrabado Gutierritos es un lujo nacional.

Es un contenido histórico que sirve como antecedente sobre las primeras telenovelas hechas en México. Hay documentales y cápsulas que presentan a Gutierritos y la exponen como la de 1958 junto el contenido visual, pero en realidad vemos escenas de la versión de 1966.

Al estar grabada en videotape vemos que es una versión superior, tecnológicamente hablando, a la de la primera versión.

Las escenas de exteriores tienen la calidad de una película antigua y contrastan con las escenas de foro. Además hay un trabajo de edición alejado un poco del teleteatro.

La versión de 1966 por su forma de ser producida, nos hace revisar ventajas amplias en el sentido psicológico de los personajes. Para ello utiliza recursos muy llamativos, observables y curiosos.

Un ejemplo perfecto de este tipo de recursos es el sueño de Ángel Gutiérrez donde hace un contraste entre su “Yo” inferior junto al Señor Gutiérrez. Ángel es humillado de una manera donde destacamos el terror psicológico que pocas veces le vimos a Pimstein realizar, unos ejemplos fueron Rina (1977) y Vivir un Poco (1985).

La representación del vestuario fue muy interesante, especialmente en los personajes de Ángel (Rafael Banquells) y Rosa (María Teresa Rivas). La humildad del traje del primero hacía ver su estatus económico, incluso su repetitivo estilo hasta que optó por uno de concepto moderno. La segunda es reconocida por su camisón con el que trata terrible al protagonista en sus primeros capítulos. Después cambia para utilizar vestidos sencillos de acuerdo a la era. En el momento de tener mejor situación económica, la villana utiliza atuendos de mujer con más clase.

Este tipo de detalles revelan lo que el productor y la escritora querían manifestar, una posición mejorada en dos distintas perspectivas. También llama la atención el hecho de que, en su propia casa, no estuviera la fotografía del dueño sino la de Jorge (Mauricio Garcés), su mejor amigo.

El concepto de la inferioridad para Ángel era muy remarcado y también su sueño de ser reconocido, especialmente por su familia. El lema “Hogar Dulce Hogar” colgado en la pared, es señal de la gran necesidad de paz y afecto que atormentaba al sufrido papel de Rafael Banquells.

México sesentero

Para ver Gutierritos hay que tener una perspectiva de aquella era, pues si bien, tiene temas universales que incluso se discuten en fechas recientes, llegamos a contemplar cuestiones que ya no son visibles en pleno 2021.

Las locaciones nos hablan de un México situado en la era del Desarrollo Estabilizador por el mencionado “Milagro Mexicano”, donde abundaban negocios de todo tipo. Fue una época donde ser escritor significaba ser una persona con mucho renombre. Eso se ve con las “Memorias del Señor Gutiérrez” y por qué celosamente querían descubrir la identidad de su autor. Actualmente, el deseo de querer dedicarse a las letras puede ser mal visto o poco redituable.

Por otro lado, tenemos algunos diálogos que giraban entre el machismo y clasismo. Eso era lo habitual escuchar y no había  reclamos o quejas.

Fue la época donde el melodrama televisivo y cinematográfico usaban un lenguaje similar al de los libros, con metáforas y palabras redundantes.

Se usaban descripciones o palabras que con el tiempo fueron cambiando o abandonando como “pieza” y “puesto de socorros”. Ni hablar del valor de la moneda en aquel entonces.

Resalta mucho que la telenovela se sitúa en una era parecida, pero muy diferente al México moderno de hoy en día.

Elenco y dirección escénica

La dirección de Rafael Banquells (también protagonista) fue extraordinaria y llegaba hasta grados que se han visto pocas veces en los melodramas de actualidad. Si bien, existieron momentos de mucho remarque o donde los actores se podían trabar con sus diálogos, en esos años estos “errores” eran permisibles.

Para dejar una toma en concreta y no repetir, los actores podrían trabarse ciertas veces y continuar. Esto le daba un aire más realista y fresco a la trama. Curiosamente, muchos años después esto se fue retomando con la eliminación del apuntador o chícharo, para ver más a “humanos” que “actores actuando”.

La gran ventaja de Gutierritos fue que era una trama de humanos con su parte de bondad, sus claroscuros y lo tan malvados que podrían volverse sobre la marcha.

Una fuerza sólida fue la excelente pareja de telenovelas, Rafael Banquells y María Teresa Rivas, ambos en una relación desgarradora y sumergida entre los peores sentimientos.

Mauricio Garcés, al cual, se le puede recordar por sus múltiples comedias en cines, aquí no deja la chispa en momentos, pero se entrega al drama de una forma emblemática y única.

Patricia Morán representó a una multifacética Elena. De las mujeres más bellas del espectáculo de aquel entonces, empezó en un estilo conservador y amoroso para posteriormente volverse una solidaria equivocada, casi antagonista.

La gran parte del elenco jugó en este rol de ser antagonistas de alguna u otra forma, les aplaudo su extraordinario trabajo, sean Carlos Navarro, Dina de Marco, Manuel Lozano, Lupe Andrade, Josefina Escobedo y Gerardo Del Castillo, como a los aquel entonces actores infantiles-juveniles, Luis Lara y sobre todo, la apantallante presencia de la joven Vicky Aguirre.

Entre las participaciones especiales se me hizo muy curioso ver a conocidos actores en personajes secundarios o de soporte, tal es el caso de Guillermo Zarur, Aurora Cortés, Jorge Vargas y Miguel Palmer.

Rosa Hernández: El esquema perfecto del antagonismo

Gutierritos mantiene un esquema de telenovela realista pero también es un buen melodrama psicológico. Todo el mal que nuestro protagonista carga en su psique tiene un verdugo con nombre y apellido: Rosa Hernández, magníficamente interpretada por María Teresa Rivas.

Rosa es recordada como una de las mejores villanas de las telenovelas. No obstante creo que no se le ha valorado como tal ante tantas antagonistas acartonadas y sobrevaloradas. Bien podría estar al tú por tú con mujeres del calibre de Catalina Creel (María Rubio) de Cuna de Lobos (1986) y la tía Evangelina Vizcaíno (Diana Bracho) de Cadenas de Amargura (1991).

Es verdaderamente significativo que un melodrama como Gutierritos describa perfectamente un mal social como el “bullying” en una época donde esta palabra ni existía como tal.

Yéndonos al esquema de las mujeres fatales tipo Nora de Senda Prohibida (1958), Teresa (1959) y Rubí (1968), Rosa es tan perversamente interesada como ellas. Lo diferente en esta telenovela es que ella representa su antítesis al ver fracasado su plan de utilizar a Ángel, pensando que era rico. El poder de Rosa es tan grande que aun después de haber descubierto su incómoda verdad, no para de hacer un infierno de la vida de Ángel.

En el personaje de la Rivas se puede ver una extraña relación de interés-repulsión hacia su pareja. No lo deja por su embarazo, por los prejuicios de la época, por el concepto de “solterona” y algo aún más siniestro, por esa dependencia para sentir cierta vitalidad al verlo sufrir, cuestión que lo lleva a la muerte. Entre sus fechorías estuvo el colocarle de apodo “Gutierritos” y este se fue esparciendo por toda el área social y de trabajo del protagonista.

Otra de sus maldades era la obsesión que sentía por Jorge (Mauricio Garcés), al grado de hacerle también villanías a la pareja de él, Elena (Patricia Morán). En cambio Elena, se robó la atención tanto de Jorge como la de Ángel. A pesar de que no lo quería, Rosa celaba a Ángel por culpa de Elena.

Rosa no se amaba a sí misma y lo demostró con todas sus acciones hacia los demás, maltratando, exigiendo, exclamando, etc. Ella lo dijo muy bien en los capítulos finales y es que tuvo la felicidad en sus manos, pero la despreció vilmente.

Este personaje es muy oscuro, porque aunque no lo parezca, es cercano a la sociopatía. Lo que sí nos queda muy claro es que era el vivo retrato del narcisismo.

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Gutierritos vs el Señor Gutiérrez

Los capítulos finales son asombrosos porque terminamos de analizar psicológicamente el perfil de Ángel. El protagonista en su infancia siempre tuvo acomplejamientos y miedos. También tenía sueños perturbadores de un “dragón” que se alimentaba de toda inseguridad que le invadía.

Gutierritos -así como La Otra (2002)- también nos relata el tema del doppelgänger en un sentido mayormente metafórico para después pasar a mostrar un Trastorno de Personalidad Múltiple. En los momentos, cuando nuestro protagonista es valorado y motivado, se convierte en el Sr. Gutiérrez, pero después, olvida todo o casi todo.

Un shock final cruzó a estos dos seres y Ángel vio a su gran enemigo “el verdadero villano” frente a frente. El final, era eminente, la muerte de ambos.

Un gran aplauso para Estela Calderón puesto que escribió una compleja problemática en la época en que iniciaban las telenovelas. Gutierritos no es del espectro rosa de “Cenicienta”, ni “Romeo o Julieta”, sino un análisis y crítica social escalofriantes, aún para nuestros días.

Producción y remasterización

Me encuentro agradecido con el canal TLNovelas por remasterizar un clásico y, además, colocarle un marco tan significativo como el de una pantalla de televisión de décadas pasadas.

Logramos escuchar lo que era una producción primeriza, donde se oían pasos, ruidos detrás de bambalinas, ciertas voces y ni hablar del aspecto visual. La escenografía representaba no solo casas y oficinas sino hasta parques. Aunque hubo errores de producción imperdonables, las actuaciones, el libreto y la banda sonora son tan poderosos, que todo pasa a último término.

La música incidental es muy al estilo del Cine de Oro Mexicano. Las locaciones mostradas en la Ciudad de México y Veracruz, hermosas, aunque se destaca la poca nitidez de la cámara.

Conclusión y agradecimientos

Vaya un reconocimiento a TLNovelas por atreverse a programar un clásico en un horario de mayor disponibilidad, de hacer oídos sordos a críticas injustificadas por personas en contra de las telenovelas antiguas y que aún, sin que los resúmenes fueran los más exitosos de su canal de YouTube, los subieron hasta el final. ¡Gracias!

Gutierritos cerró mostrándonos que las telenovelas de antaño podían ser sumamente fuertes y hasta golpeantes. Eran los primeros experimentos y el amor no era toda la devoción del público. De vez en cuando se podían revisar las más tristes fábulas que nos darían la enseñanza desde un aspecto más cruel y marcante.

Finalmente, puedo decir que Gutierritos es, en efecto, la telenovela más oscura que produjo Valentín Pimstein, una leyenda que hizo recordar este 2021 a veteranos, hijos de ellos e impactar a millennials como a centennials. Fue un placer ver este histórico suceso de la TV.

Gutierritos continúa disponible en la plataforma Blim.

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