Recordando Barrera de Amor

Introducción
Una de las trilogías más importantes del melodrama mexicano fue aquella creada por los escritores Liliana Abud, Orlando Merino y Jaime García Estrada, bajo la magnífica producción de Ernesto Alonso. La conformaron La Otra (2002), Amarte es Mi Pecado (2004) y Barrera de Amor (2005), de esta última vamos a hablar ahora.
Barrera de Amor ha sido retransmitida un par de veces por el canal TLNovelas en menos de una década y en ambas ocasiones ha generado polémica. Uno puede ver sus resúmenes de YouTube donde checamos que mal no le fue en lo absoluto.
Pese a una calidad de guion impresionante y ser la más vanguardista de la trilogía, Barrera de Amor sufrió de ciertos descontentos de los que hablaremos a continuación.
Una revalorización en el tiempo
Cuando se creó Barrera de Amor, el “Señor Telenovela” ya no contaba con la dirección escénica de Benjamín Cann, sino la de un muy estricto Raúl Araiza. En aquel 2005, Ernesto contaba con 88 años y continuaba trabajando. Sin embargo, los estragos en su salud empezaban a ser más notorios, por lo que debió ausentarse en lapsos de la historia (algunos sitios rumoran que una buena parte de las grabaciones). La producción fue confiada a su elenco formado de brillantes personalidades, su nuera, Tere Anaya, quien era su gerente de producción y claro, a Araiza.
La trilogía del señor Alonso con su protagonista Yadhira Carrillo contaba con estructuras especiales. Cada una tiene un estilo propio, pero relacionadas con características simbólicas, artísticas, metafóricas y un calvario enorme para una pareja protagónica que en la mayor parte del enredo se mantiene separada.
Al ver Barrera de Amor descarto que sea totalmente de Raúl Araiza como algunos suponen tras la ausencia de Ernesto Alonso. Considero que hubo una plática extensa de ambos junto a sus escritores con el fin de colocar muchas referencias sobre las facetas más íntimas de su productor.
La historia nos narra un melodrama clásico tradicional pero con unos elementos bastante delicados. Por ejemplo, el fanatismo religioso, la discriminación a grupos vulnerables como los indígenas, los homosexuales, las prostitutas y a las mujeres en general. Además nos habla más de fondo sobre el trastorno de personalidad múltiple, el fetichismo y la sociopatía, entre otros.
Incluyó una trama que aportó hablar más sobre el idioma náhuatl, no como un simple dialecto, sino una forma válida de comunicación entre los personajes. En tiempos donde la inclusión es fundamental, Barrera de Amor se vovió una telenovela perfecta para la época actual. Es por ello que con el transcurso de los años, se le dio una valorización que en pleno 2005 a 2006 no se le dio.
Características como escenas en total silencio, repeticiones constantes de ideas y actuaciones que debían aumentar su volumen, son puntos que pudieron llamar la atención a cierta parte de la audiencia, pero también desagradar a otros tantos.
Barrera de Amor tuvo una audiencia baja en su transmisión original y para ser la telenovela más larga de la trilogía, sufrió el recorte de sus últimos capítulos. Además su horario fue cedido a La Fea Más Bella (2006). ¿Qué irónico, no? El concepto que se tiene de ambas historias es diametralmente opuesto al de aquel tiempo.
Otro abuso significativo es que no fue tomada en cuenta para los Premios TVyNovelas tanto para la edición del 2005 como del 2006.
La simbólica representación de un imperio dictador
Barrera de Amor es una obra de arte. Aun con ciertos detalles de los que comentaremos más adelante, es innegable que tiene una dirección de arte fabulosa y un guion fuerte que no solo recae en hablar de toros, amor y ya. Es una buena metáfora de lo que es una dictadura. La trama toma de ambientación a varios sitios como la Ciudad de México, Canadá y Aguascalientes pero hablaremos de este último como prioridad.
En un pueblo de Aguascalientes entramos en las primeras escenas. Hay un thriller, Pedro Valladolid (Federico Pizarro) muere cornado por un toro y este suceso lo recuerdan dos mujeres, su viuda y su amante, Jacinta Valladolid y Remedios Gómez, interpretadas por Raquel Olmedo y Norma Herrera, respectivamente.
Por otra parte, dejamos la oscuridad a un lado y entramos al terreno romántico. Tenemos una pareja formada por una joven y un hombre más maduro que ella. Parece ser un tierno noviazgo libre de problemas. Ellos son María Teresa “Maité” y Luis Antonio, representados por Yadhira Carrillo y Sergio Reynoso.
Estas tramas son el contraste de lo que veremos después. El romance entre un torero, Andrés, junto a la nieta de la hacendada Jacinta, Valeria, personificados por Aarón Díaz y Susana Diazayas es la consecuencia de la fricción entre esos dos puntos argumentales.
Las tres historias se entrelazan y todo se vuelve un caos donde deberán estar en una “Barrera de Amor” para defenderse de los “toros” más agresivos: Jacinta, Federico (Alexis Ayala) y Manola (Chantal Andere) como antagónicos principales, junto a otros villanos más.
La trama referencia perfectamente a los estragos de una dictadura o un pueblo sin ley. Es probable que exista un gobernador o un presidente municipal, no obstante, nunca los vemos en funciones. A quien sí vemos es a Jacinta Valladolid, cuya palabra parece ser “lo que debe hacerse”.
Jacinta simula en momentos ser la villagonista de la historia, ya que muchas de las situaciones giran en torno a sus crímenes y caprichos. Si su hijo Adolfo (Gerardo Murguía) desea a una mesera, se lo cumple muy a su pesar, aunque no parará por quitarle a ella a su hija recién nacida debido a un juramento. Jacinta incita a todos los pobladores a que realicen actos atroces contra sus enemigos. Puede pagar a la autoridad, burlar los sacramentos religiosos a su conveniencia y deshacer lo que le venga en gana.
Esta mujer también cuenta con fanáticos y se refleja más en el caso de Cleotilde (Virgina Gimeno), que aun sabiendo a su patrona obsesiva y violenta, queda a sus pies como su adoratriz. Recordemos que Barrera de Amor también es de la autoría de Orlando Merino y Jaime García Estrada, la pareja que sabía metaforizar bien los aspectos monárquicos o políticos en una telenovela, por ejemplo en Imperio de Cristal (1994).
Las dos caras de un sacrificio
En Barrera de Amor tal como en La Otra y Amarte es mi Pecado, revisamos la doble versión de un acontecimiento, específicamente entre dos mujeres. Un caso es el de Jacinta y Remedios, quienes representan a las dos perspectivas del problema de raíz en la trama. Una es más buena que la otra, sin embargo, ambas se han dañado, violentado, insultado y alterado la paz.
Otra doble perspectiva es con base a un sacrificio. Maité representa a uno desinteresado y Manola, la antagonista encarnada por Chantal Andere, esquematiza a los sacrificios por interés.
Ambas se casan con hombres a quienes no quieren, pero el sacrificio de Maité es noble, ya que lo hace para salvar a su novio Luis Antonio de la cárcel y no dejar a sus hijos sin padre. Mientras que Manola se casa con Gustavo (Xavier Marc) para librar a su familia de la ruina. Como era de esperarse en esta historia tan cruel, la primera es abucheada y la segunda es aplaudida.
Los medios hermanos Valladolid, Federico y Adolfo, interpretados convincentemente por Alexis Ayala y Gerardo Murguía muestran a uno que no tuvo nada, mientras que el otro sí, sin embargo, el primero contó con un cariño de madre y el segundo no. Los libretos juegan demasiadas veces con el contraste entre estos dos hasta que ocurre la tragedia que acaba con la vida de uno de ellos, en clara referencia a “Caín y Abel”.
Un ejemplo más es el contraste de personalidad de los hermanos, Jacinta y Sergio (Juan Peláez). Ella es religiosa y mala, el otro es gigoló pero bueno.
Parecidos, simbolismos y demás referencias
Barrera de Amor también retoma ese misticismo que se veía en La Otra con las mujeres sumamente parecidas ligadas por un destino. La semejanza física de Maité se comparte con Nuria (Paty Díaz) quien toma su lugar como esposa de Luis Antonio o incluso, no se comenta mucho en el argumento, pero también es similar a Magdalena (Rossana San Juan), la pobre prostituta que es echada del pueblo y fallece trágicamente después. Esta mujer se involucra con Adolfo y tiene una niña que se vuelve la hija adoptiva de la protagonista.
Se hacen referencias a múltiples historias como La Casa de Bernarda Alba con el sometimiento que Jacinta hacía en las mujeres de la Hacienda Valladolid; al Cristo Negro con el enfrentamiento de Andrés y Daniel (Alberto Agnesi) por Valeria; al Príncipe y el Mendigo con la suplantación que Juanita (Ana Brenda Contreras) hacía de esta última; al mito del dios Dionisio con el personaje del mismo nombre (David Ramos) y claro a El Conde de Montecristo con el retorno de Luis Antonio como un importante magnate, recuperando a la mujer de su vida y ejecutando una venganza contra sus enemigos. Esto por decir algunas de las obras.
Una probable referencia adicional pudiera ser a El Árbol de la Vida, ya que la Hacienda Valladolid mantiene diversos caminos con todos los personajes de la historia. Jacinta, mediante un juramento hecho a su suegro, Don Pedro (Pedro Armendáriz Jr.), jura reunir a todo aquel con sangre Valladolid. Todos ellos deberán estar en un mismo sitio, como una representación mística, religiosa y genealógica del asunto.
El trastorno de personalidad múltiple de Verónica, magistralmente representado por Alexa Damián, simboliza el fetichismo que comparte con su abuela Jacinta y, tanto en Vera como Violeta, al tener escenas exclusivas, como espectadores podemos revisar la psique del personaje.
Es irónico ver que los personajes con rosarios en sus ropas, son villanos, a diferencia de los buenos, en clara referencia a que no es prueba suficiente demostrar una cristiandad externa para estar libre de pecado. La característica vestimenta oscura de Jacinta Valladolid se asemejaba también al físico de una araña viuda negra, rol que interpreta muy bien tras la muerte de Pedro (Federico Pizarro).
Temas de Actualidad
Antes de que Giselle González y Rosy Ocampo se volvieran las “Reinas de la Vanguardia”, Ernesto Alonso con Barrera de Amor nos trajo un ramillete de los temas sociales que deberían tratarse más seguido y de una forma digna.
La pareja homosexual entre Víctor (Manuel Landeta) y Guillermo (Mario Del Río) muestra esa constante protesta para que se validen sus derechos y también para que no se abusen de los estereotipos. Los diálogos se mantienen en suma reflexión con la audiencia para reforzar el mensaje.
El cuadro de prostitutas marca en su mayoría que son mujeres trabajadoras sin opciones que también merecen un trato digno, aunque sufren el prejuicio por gran parte del elenco.
La corrupción de autoridades se muestra de manera bastante siniestra en el cuadro de Rafael (Jerardo Rioja), quien, aparte de serlo, es también un pervertido y hasta se da a entender que pedófilo.
Se muestra también la tragedia de los indígenas y cómo son pisados constantemente por los prejuicios, especialmente, “de los más educados”, por ejemplo, Jacinta o Rodrigo (Armando Araiza).
La violación de Maité, desgarradoramente escenificada por Yadhira Carrillo y Gerardo Murguía, es muy fuerte como la plantean y los estragos que quedan en ella. Este acto genera también un debate muy delicado, ya que las mujeres, en lugar de ser víctimas, terminan siendo enjuiciadas o minimizadas.
Banda sonora
Los temas instrumentales de Barrera de Amor son hermosos, intensos y fuertes. Unas combinaciones de violín con violoncello que aparecen en un frenesí casi sinfónico, librándonos del estereotipo de la clásica telenovela taurina con incidentales que se asemejan al flamenco.
Se ve que estudiaron perfectamente el tipo de historia al que entrábamos, para que una pelea taurina representada por humanos no solo fuera observada, sino escuchada. Es una pena que la primera parte no recurriera tanto a los incidentales, porque son maravillosos. Estupendo trabajo del musicalizador Luis Alberto Diazayas.
La entrada no es que sea la mejor de la trilogía, pero su tema musical “Como Duele” de Noelia es hermoso e incluso, muy pegajoso.
Elenco y psicología de personajes
El elenco es brutal. No hay otra forma de describirlo, una cantidad de múltiples primeros actores e intérpretes de peso en cada uno de los personajes de la trama.
Indiscutiblemente, ese egoísmo, esa sociopatía, resentimientos y traumas de los agresivos “toros” principales fueron magníficamente interpretados por Raquel Olmedo, Chantal Andere y Alexis Ayala, incluso Farah Abud hizo un buen trabajo recreando a Jacinta Valladolid de joven.
Sin duda, adoro que en esta telenovela, Yadhira Carrillo no llorara tanto a comparación de sus anteriores historias, porque aparte, la vimos en la faceta de un personaje más maduro, humano y valeroso ante las situaciones. María Teresa “Maite”, es una verdadera heroína en la trama, y junto a Luis Antonio, interpretado por Sergio Reynoso, formaron una pareja imponente.
Reynoso hizo a un galán con notorios claroscuros. Luis Antonio era un hombre cerrado en momentos, pero cabal y justo, especialmente, en su recta final, donde fungió como aquel juez que decidió castigar a los villanos.
Otros “toros” no menos infames que los principales recayeron siniestramente en Jerardo Riojas, Elizabeth Aguilar y Raymundo Capetillo. Mención honorífica para los tres, porque era imposible no odiarlos.
Debo de admitir que en un principio, Armando Araiza me era muy incómodo de ver al interpretar con 36 años a un adolescente. Las escenas eran sumamente inverosímiles, pese a ello, su actuación cuando el personaje comienza a cambiar, es bastante convincente y se gana el cariño de la audiencia por sus acciones.
Alexa Damián se coronó en una de las actuaciones más memorables para una actriz juvenil al interpretar un personaje con tres personalidades, la confundida Verónica, la tímida como inteligente Violeta y la envidiosa Vera.
Manuel Landeta y Mario Del Río representaron con suma dignidad el personaje de una pareja gay, que luchaban contra los estereotipos y los prejuicios, por ejemplo el de Justo Martínez y apoyados por la gran Virginia Gutiérrez como una madre abnegada en metamorfosis de valiente señora.
Gerardo Murguía no era un villano, pero si un ser manipulable. A pesar de su imperdonable acto, se escribió con tal humanismo que el televidente podía compadecerlo.
Xavier Marc hizo una representación tan entregada, arriesgada y multifacética con Gustavo, que es digno de aplaudir.
Los actores de peso como Paty Díaz, Rossana San Juan, David Ostrosky, Juan Carlos Casasola, David Ramos, Graciela Bernardos, Aleyda Gallardo, Ignacio Guadalupe, Rosita Bouchot, Tere Valadez, Virginia Gimeno, Elsy Reyes, Cristina Bernal y Adriana Laffan lograron crear personajes sumamente entrañables.
También vimos un desfile de primeros actores creando personajes de todo tipo color y contorno, como Norma Herrera, Aarón Hernán, Luis Gimeno, Emilia Carranza, Juan Peláez, Lucy Tovar, Julio Monterde, Rosangela Balbó, Antonio Medellín, Manuel “El Flaco” Ibáñez”, Pedro Armendáriz Jr. y Antonio Miguel quienes hacían que las escenas se mantuvieran firmes y con excelsa fortaleza.
El elenco juvenil también lució con buenas promesas de la actuación, especialmente por Alexa Damián, Ana Brenda Contreras, Alberto Agnesi y Arturo Posadas. En el caso de Aarón Díaz también se mostraba gallardo acompañado por una disciplinada Susana Diazayas. Desafortunadamente el personaje de esta última fue de menor complejidad psicológica a diferencia de los papeles de Verónica y Juanita.
Raúl Araiza aprovechó la fuerza de los actores para que su calidad interpretativa fuera sobresaliente, por encima del foro o la locación, como en una telenovela de antaño. Una dirección muy atípica para fechas recientes.
Desventajas
Entre las desventajas que pudiera encontrar, está el ritmo con el que se mueve la historia. En esas fechas Televisa ya estaba en una competencia destacada con TV Azteca y había ciertos cierres de capítulo que no parecían serlo.
La prioridad de enfatizar la trama de Valeria y Andrés hizo más larga la historia y puede que se le haya dado mayor importancia a su enredo que al de Maité o Luis Antonio.
El presupuesto se destinó en sobremanera en los exteriores de Canadá y parece que eso afectó las escenas en foros. En los interiores usaban unas pantallas como ventana de supuestos exteriores que los hacían ver bastante falsos. De no ser por las actuaciones, las escenas se hubieran caído.
Una constante repetición de flashbacks y diálogos muy largos, especialmente en el caso de Manola y Federico, podían hacer que el interés de la trama disminuyera el interés del espectador. Eso sin mencionar determinadas conveniencias de guion, ciertos errores de continuidad y raro seguimiento en edición de sonido, como el que utilizaban para la transición de personalidades de Verónica, que de un capítulo a otro se dejó de usar.
Finalmente, en eras actuales, la tauromaquia, no podría volver a representarse.
Conclusión
Barrera de Amor fue una joya oculta en aquel 2005. Se le infravaloró, pero como a muchas telenovelas que tuvieron una suerte similar a la de esta historia, el tiempo las volvió clásicos. En tiempos de inclusión, aquí se trazó todo bajo un hilo de respeto, donde todas las tramas van perfectamente conectadas y no te quedas con un sabor amargo, por el contrario, es un privilegio ver que aún a principios de este siglo se hacían magníficas telenovelas. ¡Gracias Ernesto Alonso por mucho!
La interpretación de Alexa Damian lo máximo además que era muy bella esa dualidad que manejaba era impresionante, que sería de la vida de ella,me gustaba cuando personificaba villanas especialmente en Las dos caras de Ana.Destacando la actuación y belleza de Yadira Carrillo.
Alexa Damian tenía un porte de modelo,bella y espectacular.