Vencer la Ausencia. Crítica final de la telenovela

Cuatro entregas y contando
Vencer la Ausencia, la cuarta entrega de la franquicia Vencer producida por Rosy Ocampo llegó a su fin en viernes y tras 80 capítulos. Esta telenovela es un original de Pedro Armando Rodríguez y Gerardo Pérez Zermeño en coadaptación con Alejandra Romero, Humberto Robles, Luis Gamboa Gangoiti y Daniela Ochoa.
El cuarteto de actrices a las que acompañamos en estos meses estuvo formado por Mayrín Villanueva, Ariadne Díaz, Alejandra Barros y María Perroni Garza. Ellas estuvieron acompañadas por David Zepeda, Danilo Carrera y Alexis Ayala.
En esta ocasión la trama giró en torno al dolor que representa cualquier tipo de ausencia principalmente la de los seres queridos. Asimismo, se incluyó un misterioso accidente como parte del elemento de thriller que caracteriza a todas las telenovelas de esta saga.
(Spoilers) En el capítulo final Esther (Mayrín Villanueva) es detenida por Jerónimo (David Zepeda) antes de que pueda asesinar a Braulio (Alexis Ayala) y después cae en una depresión. Celeste (Alejandra Barros) denuncia a Braulio en el Ministerio Público llevando todas las pruebas en su contra. Flavia (Nailea Norvind) le pide perdón a Esther. Iván (Andrés Vázquez) se le aparece en un sueño a Esther y se despide de ella, posteriormente sus seres queridos se despiden de sus cenizas en un parque. Después de unos meses, Esther se reconcilia con su nuera y quedan en paz. Donato (Agustín Arana) les propone a Jerónimo y sus hijos que vivan juntos y ellos aceptan. Flavia, Julia (Ariadne Díaz) y Celeste se reúnen y Flavia les dice que se reconcilió con Máximo (Felipe Nájera) y vivirán de nuevo juntos en una casa. Braulio es refundido en la cárcel y le sigue diciendo a Celeste que todo lo hizo por amor. Margarita (Mariana Garza) se le aparece a Rayito y se despide de ella. Esther y Jerónimo se encuentran y ella le pide que tenga una relación sin prisas. Celeste da a luz a un bebé y todo sale bien. Las cuatro protagonistas se reúnen en un parque, hablan de su amistad y dan cada una un mensaje de esperanza. En los textos finales se anuncia que la saga continuará en la siguiente entrega titulada Vencer la Culpa.
Sobre el capítulo final
El capítulo en vivo estuvo lleno de cortes comerciales que parecían eternos. La decisión de Celeste de denunciar a su marido fue algo sorpresivo y equilibró la mala percepción que tuvimos del personaje a lo largo de la historia. El arrepentimiento de Flavia y su encuentro para pedirle perdón a Esther fue de lo más orgánico y lógico para cerrar su personaje. La despedida de Iván hacia Esther y de sus cenizas, así como la despedida de Margarita hacia Rayo, fueron de lo más emotivo del capítulo. También aplaudimos que la relación entre Esther y Jerónimo quedara como quedó, como un amor sin prisas.
Lo cuestionable
En una parte de la historia su desarrollo se volvió lento al darle vueltas y vueltas a la interrogante de “¿Dónde está Misael?”. Igualmente hubo muchos capítulos donde las protagonistas no interactuaban entre sí. Celeste estuvo un buen tiempo en el hospital y ni Julia ni Esther estuvieron en contacto.
Algo que dejó mucho que desear en la recta final de esta telenovela fueron los mágicos cambios que sufrieron algunos personajes al despojarse de algún objeto. Ana Sofía perdió el celular y se volvió comprensiva. Mirna se quitó su omnipresente diadema y se volvió una buena persona. Misael se quitó la camisa y eso lo hizo reflexionar de sus malos actos.
Además, los cierres de otros personajes villanescos como Sergio (Manuel Gorka), Doris, Armando (Olaff Herrera) y Matilde (Nicole Reyes) fueron demasiado simples.
Amigas que parecían solo vecinas
Cada que se anuncia una telenovela Vencer la expectativa es muy alta en cuanto a las actrices que formarán el cuarteto protagónico, pero también tenemos altas expectativas de los personajes que interpretarán.
En Vencer la Ausencia las “amigas” más bien parecían conocidas que se frecuentaban los fines de semana para echar el chisme. La mayor parte del tiempo cada una estuvo por su lado enfrentando sus conflictos sola.
Esther fue el personaje insufrible de esta entrega siguiendo la tradición que empezaron los escritores con Bárbara (Daniela Romo) en Vencer el Desamor y Carmen (Erika Buenfil) en Vencer el Pasado. Ella se la pasó toda la telenovela enfrentando a todo el mundo sin darse cuenta de que era ella misma quien tenía que “vencer la ausencia” por la pérdida de su hijo. En las semanas finales vimos que su dolor fue tan grande, que la llevó a convertirse en delincuente plantando droga y secuestrando y casi asesinando a Braulio. Esto último sucedió en el penúltimo capítulo de la telenovela.
Julia representó a la mamá luchona cuyo principal objetivo era el bienestar de su hijo. Su historia al principio fue marcada por la ausencia de su esposo Misael pero luego se tornó en una lucha contra él mismo, quien -tras sus fechorías- pretendía volver a formar una “familia feliz”.
Celeste fue la calmada del grupo tal vez porque su condición de embarazada con esclerosis múltiple le impedía tener más acción. Ella fue una esposa manipulada abiertamente por su marido a quien creía y obedecía ciegamente.
La más pequeña del grupo fue la huérfana Rayo quien en el camino encontró una nueva familia. Rayo sufrió la muerte de su madre y llevó una vida errante hasta que fue prácticamente rescatada por su medio hermano Ángel y su padre. Por momentos ella parecía ser la más sensata pero también tuvo sus altibajos por la influencia de su “amiga” la malandra Matilde.
Sobre el elenco
Las cuatro protagonistas sacaron la garra y mostraron abiertamente que son de las mejores actrices que ha contratado Televisa. Mayrín Villanueva venía de hacer una esposa engañada en Si Nos Dejan y aquí se convirtió en una madre en duelo. Ariadne Díaz regresó a la televisión después de dedicarse un tiempo a su familia. Alejandra Barros dejó el glamour de Los Ricos También Lloran para llorar ahora en una unidad habitacional. Finalmente, María Perroni Garza empezó con el pie derecho su incursión en el mundo de las telenovelas poniéndose al tú por tú con estrellas de alto calibre.
En el reparto masculino quien más destacó fue Marcos Montero en su papel del macho Misael. Más de la mitad de la trama giró en torno a su personaje el cual circulaba entre el amor por su familia, sus sueños frustrados y su ambición. David Zepeda cumplió como “San” Jerónimo, el buenazo de la historia y Alexis Ayala siguió en su racha de villanos con su odioso Braulio.
El resto cumplió pero destacamos a Nailea Norvind como la controladora y envidiosa Flavia, a Nicole Reyes como la descarriada Matilde, a Laura Luz por la puntadas telenoveleras de la tía Chepina y a Farid Caram por el reto de interpretar el doble papel de Ariel/Catalina.
Abundantes temas
A lo largo de su transmisión Vencer la Ausencia abordó numerosos temas incluyendo las ausencias mentales, el suicidio asistido, la transfobia, la esclerosis múltiple, la manipulación, la violencia vicaria, la donación de órganos, la paternidad y maternidad juvenil, la lucha por la custodia infantil, el retorno de los migrantes a casa, el “fantasmeo”, la vacuidad de los influencers, la presión de los grupos y los estafadores tanto virtuales como físicos por mencionar algunos.
Ausencia de justicia
Algo que causó ruido en esta entrega de las Vencer fue la selectividad con que diversos personajes que obraron mal evadieron la justicia.
Esther sembró drogas a una persona inocente, secuestró a Braulio y estuvo a punto de matarlo. Rayo arruinó el carro de Braulio, participó en robos, protegió a Matilde y aún así le reclamó a Gina que la linchara en redes por ratera. Gina promovió productos nocivos y linchó digitalmente a varios personajes.
Con todas estas acciones impunes no están terminando con un mensaje congruente. Hasta parece que en las cápsulas al final de cada capítulo dicen una cosa pero los personajes que se supone son buenos hacen otra cosa.
Aplaudimos que esta obra sea un original y quedamos al pendiente para ver Vencer la Culpa.
Calificación final: 8
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1 Comentario
[…] On the other hand, the relationship between Esther and Jerónimo will remain as an unhurried love. As the review of The Time of the Novel. […]