Televisa me da mucha flojera

Autor: Ángel Adm

¿Cuándo sucederá algo importante?

Televisa es la cadena máxima en lo que a melodramas mexicanos se refiere. Es un referente que ha acompañado a los televidentes desde sus orígenes a ya más de cincuenta años, inclusive, cuando estaba dividida en Telesistema Mexicano y Televisión Independiente de México, unidas en 1973. 

Han transcurrido cientos de telenovelas y seriados que dejaron huella en el espectador y cada década superaba a la anterior tanto en complejidad de tramas como en  recursos tecnológicos empleados. 

Pese a lo anterior, llegó el punto en que alguien consideró que ya no había que esforzarse tanto, puesto que las telenovelas más exitosas no contaban con enormes inversiones e inclusive, ni siquiera grandes actuaciones. Diría que esto empezó a partir de los 90, se probó en los 2000 y entre los 2010. A tres años transcurridos de la segunda década de este siglo, vemos que el estancamiento es notorio. 

Actualmente, las telenovelas se rigen mediante fórmulas que no atraviesan lo novedoso. A los mismos escritores los tienen haciendo remakes o repitiendo ideas una y otra vez. Para muestra veamos el desastre que ha ocurrido entre 2022 y 2023.

Vencer la aburrición

Si alguien ha defendido la saga Vencer en este espacio he sido yo. Yo fui el más entusiasta en que se tratara un sentimiento como la culpa pero no puedo creer lo que nos están transmitiendo de lunes a viernes a las 8:30 p.m. 

Vencer la Culpa es la entrega más aburrida de todas las Vencer. Es como si Televisa dijera a la producción que se conformara con un producto rentable, no en rating amplio, pero sí con polémica andante. No obstante, en esta historia no puedes identificarte con casi nadie. 

Me senté a verla y no puedo concentrarme. Las tramas están mal planteadas, salvo las de María Sorté y Gabriela de la Garza, pero sucede que con las otras protagonistas sus historias no tienen fuerza, tampoco las de los personajes que las rodean. 

La telenovela tiene una lentitud solamente aprobada en el pasado cuando no había competencias directas, háblese de los 70 u 80. Las actuaciones son promedio. No veo a una Arcelia Ramírez, una Daniela Romo, una Angelique Boyer o una Mayrín Villanueva encabezando el elenco con garra. Siento que es un melodrama más. ¿Cuándo despegará? Quién sabe. Solo vemos actores repetidos hasta el cansancio, un Gabriel Soto que según es villano y a un Matías Novoa que parece que ya se le olvidó actuar. 

Ojalá se componga, porque en un año tan negro como este, esa era mi única esperanza de salvación para la TV mexicana en cuestión de melodramas.

  

Actores repetidos

Retomando los últimos párrafos, se ha vuelto un martirio para el televidente la repetición de los actores en todas las telenovelas, específicamente de los galanes. 

Hay productores en la empresa que se justifican diciendo que son personalidades en constante tendencia, muy queridos por el público, pero cuando vemos las reacciones de los cibernautas o inclusive en los círculos de nuestras calles, nos topamos con que la realidad no es exactamente esa. 

Sucede que cuando un galán tiene éxito, momentáneamente se vuelve un rostro fresco, pero es esto mismo por lo que son requeridos una y otra vez, cayendo en un círculo vicioso. 

Por unos cuantos años, todas las telenovelas han sido protagonizadas por Gabriel Soto, Andrés Palacios, David Zepeda, Sebastián Rulli, José Ron, Danilo Carrera, Marcus Ornellas y Matías Novoa. Estos dos últimos fueron alguna vez rostros frescos pero también quedaron en la constante repetición en menos de dos años. 

Hay actores muy buenos que podrían ser galanes, pero los mantienen en los repartos, esperando en la banca. 

Por el lado de las actrices protagónicas tampoco es muy desigual el destino. Una de las favorecidas es Angelique Boyer. Lo mismo se podría pensar de otras estelares que al poco tiempo de estar en un protagónico, repitieron, casi en menos de un año, por ejemplo, Erika Buenfil o Mayrín Villanueva. 

Livia Brito, quien ha estado envuelta en polémicas, la siguen contratando constantemente y ahora para encarnar protagonistas “vengativas”. 

Entre el elenco de soporte, vemos a actores haciendo exactamente los mismos papeles. Veo a una Televisa muy poco arriesgada, sedienta de rating, pero cuya estrategia tampoco la está volviendo a posicionar. Es un miedo a salir del estancamiento, porque cuando lo han intentado, no les ha resultado de igual manera, tan es así, que una gran parte del público que los seguía, se ha ido.

  

Remake del remake

Para algunas personas es muy sencillo decir que los remakes se hacen en masa dentro de la República Mexicana para optimizar recursos o “porque a la gente le gusta”. Hace unos años, al menos sabíamos que veíamos exactamente la misma historia, ahora hacen 1001 modificaciones para diferenciarla del original, pero tampoco queda bien el resultado final. 

El que se avise continuamente que se hará un refrito de alguna telenovela de antaño o un remake de un melodrama extranjero me desanima tanto, porque veo que los autores tienen hambre de contar sus propias historias, pero que se les niegan dichas oportunidades gracias a la absurda política que predomina en Televisa. 

Desafortunadamente, los originales, si no se escriben de manera atractiva o cuentan con un elenco fundamental, pueden pasar desapercibidos como Vencer la Culpa o Pienso en Ti. 

Es desanimador que hace un año se hicieron Los Ricos También Lloran, Mujer de Nadie que se basaba en Amarte es mi Pecado (2004) y Cabo que estaba inspirada en Acapulco, Cuerpo y Alma (1995) y absolutamente ninguna le hizo "pellizcos" a sus original, sino que se quedaron en la poca aportación, en lo que “ya nos han contado”, en lo gris de lo gris. 

La Madrastra podría haber pasado la prueba si no hubiera caído en la fórmula tan repugnante que se utiliza en las telenovelas actuales.

  

El instructivo de las telenovelas

Retomando el párrafo final del subtema anterior, podemos deducir que todas las telenovelas de Televisa, o al menos la mayoría, están bajo la gama de una estructura, como si se tratase de un instructivo o plantilla. 

Los inicios pueden llegar a ser de prometedores a básicos, donde los protagonistas pueden ser niños que crecen a adultos en poco tiempo o la pareja estelar, de manera forzosa, debe interactuar, aunque sea, brevemente en el primer capítulo. 

El cuerpo de la historia puede ahí variar, con respecto a la visión del productor, ya ni siquiera del autor. 

El final es exactamente el mismo para cada telenovela, puede ocurrir un secuestro o una persecución, pero es una tragedia recurrente donde acaba el clímax del villano y los protagonistas quedan como héroes de manera conveniente. Ni hablar de que pueden recurrirse a venganzas o culminar con la estereotipada boda. 

¡Qué cansada es esta fórmula! ¿Cuándo se podrán ver estrenos con el impacto de Cuna de Lobos (1986)? ¿Cuándo habrán desarrollos impactantes como los de Amor Real (2003)? O ¿Cuándo habrá finales, al menos la mitad de decentes que Cadenas de Amargura (1991), Mi Segunda Madre (1989) o El Pecado de Oyuki (1989)? 

Pareciera que cada autor está siguiendo un tipo de línea robótica, sin un criterio o un pensamiento propio, solamente obedeciendo órdenes.

  

Historias de campo: malas caracterizaciones y actuaciones

También hay algo que me perturba mucho de Televisa y han sido las telenovelas ambientadas en el campo que fueron transmitiendo durante más de 10 años. ¡Todas se ven acartonadas, terribles y mal representadas! 

Uno puede ver La Dueña (1995), Laberintos de Pasión (1999) o hasta Mi Pecado (2009) y puedes encontrar un respeto por los exteriores, el elenco calza correctamente con los perfiles que se intentan representar, y también tienen muy buenas actuaciones. 

¿Quién sabe en qué momento se perdió la brújula? Lo que nos intentan transmitir en títulos como Abismo de Pasión (2012), Que Te Perdone Dios (2015), Vino el Amor (2016), En Tierras Salvajes (2017), Quererlo Todo (2021), La Desalmada (2021) y Tierra de Esperanza (2023) es de lo más inverosímil y risible que nos podemos encontrar. 

Los galanes parecen salidos de cualquier lugar, menos del campo. Los actores (principales y reparto) parecen disfrazados y no representando algún personaje. Las protagonistas se ven sin fuerza. La música incidental es cliché. 

En verdad, ¡dejen de hacer este tipo de historias! Ya no las saben manejar, aunque se sientan pioneros en ello. Y si las van a hacer, recurran a aquellas fórmulas de antaño, donde la verosimilitud era más amplia.

  

El morbo como atracción

Y en este campo podemos encontrar títulos como El Amor Invencible, de la cual, di una opinión muy honesta hace tiempo, pero sin considerar su absurda e inconsistente recta final. Esta telenovela es la perfecta representante de dicho problema. 

El morbo vende desde sus muchas vertientes, pero cuando es una violencia excesiva como la mostrada en El Amor Invencible, sin un sustento correcto o justificable, es solamente “televisión chatarra”. 

Y no es exclusivo este ejemplo, podríamos revisarlo en muchos más como en los siguientes títulos: Amores Verdaderos (2012), Porque el Amor Manda (2013) o la versión 2019 de Cuna de Lobos. 

Ni hablar cuando se tratan temas sociales de la manera más cirquera, con poca información fidedigna y de manera escasamente ética posible. Los casos de Sueño de Amor (2016) con el cáncer de mama y el COVID-19 con ¿Qué le Pasa a Mi Familia? (2021) son de lo más nefasto con respecto a lo transmitido en la historia de la televisión.

  

ViX: El maleficio de poco arriesgarse

Entiendo que la televisión de plataformas también debe tener un espacio para audiencias específicas. En este caso, ViX está mil veces mejor ejecutado y promocionado a diferencia de lo que fue Blim. No obstante, ante ese constante temor al fracaso y poco arriesgarse, proyectos como Senda Prohibida en su versión 2023, en lugar de verla radiante y hermosa durante el prime time de la barra de Las Estrellas, la vemos como una serie dividida en temporadas en una OTT. 

¿Acaso así ya serán las cosas de ahora en adelante? Cada proyecto de época o con mucho riesgo deberá irse a ViX, porque la audiencia de Televisa se malacostumbró a proyectos sin pizca de sal, malas actuaciones y menor coherencia. Ya se dice que por ahí se estrenará el remake de El Extraño Retorno de Diana Salazar (1988). 

Por mientras, estarán elaborando El Maleficio, una nueva versión para Las Estrellas, pero no me quisiera imaginar el resultado final con los recursos dispuestos y un elenco que no tenga nada que ver con los actores que estuvieron en aquel 1983. Sin Fernando Colunga no pueden levantar ninguna barra, por lo visto, y eso que las últimas telenovelas de él como Pasión y Poder (2016) tampoco paralizaron a la opinión pública.

  

¿Hay alguna esperanza?

Y sí, hay producciones que pueden rescatarse entre muchas, que pasen de lo malo a lo poco relevante, pero si es increíble que se repitan fenómenos o se asemejen. Es indiscutible que Eternamente Amándonos es mejor que lo visto en el horario estelar, tal como en su momento, Para Volver a Amar (2010) lo era por encima de Soy Tú Dueña (2010) y Triunfo del Amor (2010). 

Es deprimente que las repeticiones de telenovelas sean las mejores noticias a comparación de las pésimas noticias telenoveleras actuales. 

Me duele que la saga “Vencer” estaba en un momento muy bueno y la continuaran con una parte a la que le ha faltado mucho. De la misma forma, es deprimente que el horario estelar, no es que sea malo, es simplemente irrelevante. Los remakes “intentan mejorarlos y ajustarlos a los parámetros de la nueva era”, fracasando en el intento. 

Estoy en un hartazgo de que las cosas estén en un estancamiento muy fuerte. Supongo que esto podría mejorar como cuando se vio la transición de aquel 2016 en los contenidos. No entiendo por qué las telenovelas nuevamente recurren a la palabra “Amor”. Era mejor cuando los títulos podrían distinguirse entre sí mismos. 

Ojalá la telenovela mexicana recobre, ya si no se puede calidad, al menos un poco de identidad, porque somos repetidores de ideas vistas una y otra vez en un bucle eterno. 

Se necesita otra gestión, algo más fresco y nuevo. Si vamos en temáticas diferentes, con estilos contrastantes de productores a otros, junto a unos elencos que también contrastan, es como someter al público a una montaña rusa donde las cosas no se acomodan, por el contrario, pierden esencia y pueden abandonar el televisor. 

Es momento de mejorar cada uno de los parámetros. Sé que hay puntos en el tiempo que Televisa ha estado mucho peor, pero ya no puede centrarse solamente en mantener el estancamiento. ¡Es necesario el riesgo y una mejor elección de actores e historias!